Capítulo 2

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Draco se despertó temprano al día siguiente. La ansiedad se hizo presente en su cuerpo desde que abrió los ojos, y a sabiendas que eso no acabaría en nada bueno, salió a correr para drenar todas esas emociones reprimidas en su pecho.

Los terrenos de la casa de Andromeda eran bastos, rodeados de bosque y planicies ideales para correr unos cuantos kilómetros. La cabeza de Draco no dejaba de pensar lo que estaría pasando en la Mansión Malfoy en estos momentos.
¿Su madre ya habría tomado la Marca Tenebrosa? ¿Qué le habrían dicho al Señor Tenebroso de su paradero? ¿Su padre sabría algo al respecto?

Tantas preguntas taladraban su mente y ninguna respuesta vendría de ellas.
Corrió hasta que su mente dejó de darle vueltas a todos esos pensamientos. Sentía como lentamente dejaba de entrar aire a sus pulmones, pero no le importo, siguió corriendo hasta que sus piernas no pudieron más.

Era libre.

Libre de decidir.

Agitó su varita y lanzó un hechizo silenciador a su alrededor. Y con la poca fuerza que albergaba su ser, gritó.

—¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! — el sonido que salió de su garganta era desolador, lleno de rabia y frustración– ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH! — su garganta comenzó a arder ante la fuerza de sus lamentos, haciendo cada vez más débil su voz.

No sabía cómo nombrar todo lo que se arremolinaba dentro de su pecho, quemándolo por salir de alguna manera. Nunca le habían enseñado cómo expresar todo lo que estaba sintiendo, de ahí que su instinto de gritar como un animal. Solo sabía que sentía rabia. Rabia por saber que las consecuencias de las decisiones de Lucius estaban ahogando a su madre, y en su paso dejándolo a él naufragar.

Con desprecio se talló la evidencia de su arrebato del rostro y finalmente regresó exhausto a la casa. Entró en silencio por la puerta principal, pero se detuvo en el pasillo al escuchar voces de la cocina.
Se amable.
No podía permitirse ser un idiota malcriado frente a estas personas, no después de todo lo que habían hecho para permitirle estar ahí. Entró lentamente a la cocina y 3 pares de ojos lo miraron curiosos.
—Draco, buenos días. Espero que hayas dormido bien— la sonrisa de Andromeda era amable.

—Buenos días a todos. Gracias, dormí bien.

—Quiero presentarte a mi esposo Ted y tu prima, Nymphadora —ambos le sonrieron.
—Hola, Draco. Dromeda me platicó sobre ti. Es un gusto poder conocerte al  fin en persona —la mano de Ted estaba extendida lista para estrechar su mano.

Draco le estrechó la mano tratando de ocultar su disgusto por el contacto.
—Es bueno conocerte primito, como sabrás tenemos un problema de escasez con la descendencia Black. Al parecer la tía Bella se ha encargado de eso muy bien ¿la conoces?

Nymphadora tenía el cabello color rosa y morado. Pero daba la ilusión que se movía entre los dos colores como agua. Ella se percató de la mirada curiosa de Draco.

—Mi cabello cambia de color dependiendo mi estado de ánimo ¿vaya mierda, no?
—Dora, modales —Andromeda la miro seriamente con su taza en mano.
—Digo, que desafortunado ¿no crees? — los ojos de Nymphadora eran retadores— ¿mejor madre?
—Mejor— Andromeda esbozó una sonrisa—ahora si son tan amables tomemos asiento hay asuntos que debemos tratar—Bien, hay algunas cosas que debemos hablar—su mirada estaba fija en Draco— espero hayas tenido tiempo de leer la carta que Narcissa te escribió.

Draco asintió con la cabeza.

—Bien, no hay manera fácil de decir esto, así que solo lo dire. Draco, fingiremos tu muerte al finalizar el verano. No es seguro que regreses a Hogwarts siendo tú y no es seguro para Narcissa que continúes viviendo lejos de ella, eso despertará las sospechas de Señor Tenebroso hacia las lealtades de los Malfoys—la voz de Andromeda comenzó a sonar lejana.

Un dragón también puede llegar a las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora