Capítulo 2: La casa de mi tío

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Capítulo 2: La casa de mi tío

Después de un viaje en auto por las calles empedradas de Buenos Aires, llegamos a la casa de mi tío Tomás. Era una casa grande y antigua, con una fachada de ladrillos rojos y una puerta de madera oscura.

—Bienvenidos, che —dijo mi tío, mientras nos hacía entrar.

La casa estaba llena de recuerdos de mi infancia. Había fotos de mi mamá y mi tío cuando eran chicos, y un gran piano en el salón que mi tío tocaba cuando estaba de buen humor.

—Meg, esta es tu habitación —dijo mi tío, mientras me llevaba a una habitación pequeña en el piso de arriba.

La habitación estaba decorada con colores brillantes y tenía una ventana que daba a un jardín interior. Me sentí emocionada de tener un lugar propio en esta ciudad nueva.

—Gracias, tío —dije, mientras lo abrazaba.

—De nada, che. Estoy feliz de tenerte aquí —respondió.

Mi mamá se quedó en la habitación conmigo un rato, hablando sobre los planes que teníamos para el verano.

—Meg, quiero que conozcas a algunos de mis amigos —dijo—. Van a venir a cenar esta noche.

—¿Quiénes son? —pregunté.

—Unos amigos del teatro —respondió—. Van a gustarte.

Me sentí un poco nerviosa, pero también emocionada de conocer a nuevos amigos.

—Vamos a bajar —dijo mi mamá—. Tu tío está llamando.

Bajamos al salón y encontramos a mi tío preparando la cena en la cocina.

—¿Qué hay para cenar? —pregunté.

—Milanesas y puré —respondió—. Tu plato favorito.

Sonreí, sintiendo que ya estaba empezando a sentirme como en casa.

La joven MegDonde viven las historias. Descúbrelo ahora