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Narra escritora:

El silencio se instaló como una barrera invisible entre los alemanes y los rusos.  Urss, con una mirada penetrante, observó a su padre, Imperio Ruso, quien sudaba con nerviosismo. La tensión era tan palpable que se podía cortar con un cuchillo.

Imperio Ruso, con una sonrisa forzada, intentó romper el silencio. "Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que los vi", dijo, carraspeando su garganta.  Sus palabras, sin embargo, no lograron disipar la nube de desconfianza que se cernía sobre ellos.

Imperio Alemán, con una mirada gélida, respondió con un tono gélido: "¿Eso solo tienes que decir después de mucho tiempo?". Su voz, normalmente llena de autoridad, sonaba inusualmente tranquila, como si estuviera conteniendo una furia latente.

Imperio Ruso, incómodo, se movió en su lugar. "Bueno, no estaba en mis planes que ustedes siguieran vivos, ¿saben? Pensé que estaban muertos, jejeje", dijo, con una risa nerviosa que sonó más a un sollozo.

Las miradas de todos se posaron en los tres hombres. Los niños de Urss, con ojos curiosos, observaban el espectáculo con una mezcla de asombro e intriga.  Urss, con el ceño fruncido, parecía desconcertado por la situación. La familia alemana, por su parte, se encontraba dividida entre la curiosidad y la desconfianza.

Imperio Alemán, con un movimiento rápido, se abalanzó sobre Imperio Ruso.  Su mano, como una garra de acero, se aferró al cuello de la camisa de Imperio Ruso, acercándolo a su rostro. La furia en sus ojos era palpable.

"¡Eres un hijo de puta!", gritó, con una voz llena de rabia contenida. "¡¿Tantos años pensando que estabas muerto, y apareces como si nada hubiera pasado?! ¡Qué demonios sucede contigo!"

Prusia, con un movimiento ágil, intervino. Su mano se posó en la parte de atrás de la camisa de Imperio Alemán, apartándolo de Imperio Ruso.  Urss, con una mirada implacable, se colocó frente a su padre, listo para intervenir en caso de que Imperio Alemán volviera a atacar.

"No sé qué sucedió entre ustedes, pero estando aquí, en MI casa, se comportarán como personas civilizadas. Eso significa NO peleas", dijo Urss, con una voz fría y autoritaria. Su mirada, penetrante y llena de poder, recorrió a todos los presentes .

Para dos de los alemanes, esa mirada era especialmente encantadora, y ciertamente excitante.

Los hijos de Urss, con una mezcla de curiosidad y diversión, observaban el espectáculo. Cuando su padre los miró, rápidamente desviaron la mirada, como si no hubieran visto nada. Urss, con un leve gesto de desaprobación, entrecerró los ojos. Ciertamente sus hijos eran chismosos, o eso solía decir México.

"Ahora será mejor que todos entremos a la casa. No quiero estar cuidando personas enfermas y que todos se terminen enfermando", dijo Urss, con un tono de voz firme.

Al instante, todos los hijos de Urss corrieron hacia el interior, excepto Lituania, que se detuvo un momento para hacerles señas a Alemania Oriental y Alemania para que lo siguieran. Los dos niños miraron a su padre, pidiendo permiso en silencio para ir con los demás. Third reich asintió.

Los dos niños siguieron a Lituania al interior de la casa, donde los esperaba Rusia, el primogénito de Urss. Rusia, con una mirada seria, los analizó de pies a cabeza.

"Me llamo Rusia", dijo, con una voz suave pero seca. Su mirada reflejaba su responsabilidad.

"Soy Alemania, y mi hermano se llama Alemania Oriental", respondió Alemania, con un tono nervioso.

Rusia frunció el ceño por un momento. "¿Por qué se llaman los dos casi igual?", preguntó.

Alemania se puso nervioso y se sonrojó un poco al ver la mirada de Rusia sobre él. No pudo responder, así que Alemania Oriental, tomando valor, habló.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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