The Wedding [Chestappen]

The Wedding

Hace un año, nueve meses y dieciocho días atrás, el onceavo día de enero, Sergio y Max habían terminado su relación de la forma más pasiva que cualquiera de los dos pudiera imaginar. Ambos habían llegado a la conclusión de que lo suyo no tenía más solución luego de que el mexicano hubiera notado la distancia y frialdad que el neerlandés demostraba hacia él todo el tiempo.

Fueron pareja por más de tres años, incluso vivieron juntos un año y hubo planes de boda que terminaron en la basura cuando Sergio dijo "ya no más".

—Estoy cansado de ésta monotonía, de la frialdad, de las pocas palabras y míseras caricias, Max. Las cosas no pueden seguir así, solo nos estamos lastimando con nuestra indiferencia y no quiero eso ni para ti, ni para mí —con esas palabras, Checo comenzó la conversación aquella noche—.

Max recuerda perfectamente la forma en que ambos toman asiento en la cama que hacía semanas no compartían, recuerda a la perfección cómo Checo cruza los brazos como si se abrazara a sí mismo y recuerda las ganas que él tenía de abrazarlo, acurrucarlo contra su pecho hacerlo sentir amado otra vez y dejar de ser el idiota indeciso e inseguro que había sido. Pero sus miedos siguen impidiéndolo.

—No quiero que sufras por mi culpa, pecas —murmura sin dejar de ver sus manos—. Y yo a veces siento que no estoy siendo lo adeacuado y suficiente para ti. Creo que lo mejor es...

—Terminar —hablan ambos a la vez, y Verstappen asiente sabiendo que ha complementado aquello—. Eso quería proponer —continúa Checo—. No es sano para ninguno continuar en ésta situación.

—Sí, tienes razón.

Y así, con Checo saliendo por su cuenta de aquel apartamento que volvía a sentirse solitario y oscuro, aquella noche fría de invierno, días antes del cumpleaños del mexicano, ambos decidieron no seguir más. Pareció ser sencillo al principio; Max no sentía la necesidad de llamarlo, ni verlo, solo pensaba en la posibilidad de volver a ser feliz, de tener tiempo para sí y para su mejoramiento como persona.

Conoció personas. Personas como aquella mujer brasileña que le regaló buenos momentos, conoció incluso a un simpático chico inglés que lo abofeteó el día que, teniendo sexo, el neerlandés lo llamó 'Sergio'.

Max aún recuerda la forma en que aquel joven rizado y castaño llevó su puño con fuerza a su cara.

—¡Imbécil! ¡Suelta a tu maldito ex y sigue con tu vida!

—¡Lando, espera! ¡Espera! ¡No fue mi intención!

—No, Max. Ya déjame. No sabes cuántas veces haz hecho lo mismo. "Sergio, Sergio...". Estoy harto.

—¡Lando! —corrió detrás de él incluso cuando el chico le dió un empujón y cerró la puerta del apartamento en narices del rubio—.

No podía. Por más que lo intentó, por más que quería dejarlo atrás, no podía soltar a Sergio. Él era el amor de su vida, era la persona con la quería vivir por siempre y llegar juntos a la vejez. ¡Claro que sí! ¡No podía negarlo más! Necesitaba recuperar a su chico de pecas, necesitaba recuperar a Checo, decirle lo mucho que lo amaba y luchar con todo por ser felices sin que ningún temor ni estupidez suya los separara de nuevo.

Intentó buscarlo muchas veces, pero Checo ya no respondía sus mensajes, mucho menos sus llamadas, no sabía dónde vivía, pues en casa de sus padres no estaba. Charles le había confirmado eso.

—Maldita sea. Necesito encontrarlo, Charles —murmuró con un extremo enfado que era visible solo con su fuerte mirada; la mesa del comedor estaba llena de latas y botellas de alcohol que se habían ido gastando poco a poco durante las últimas horas—. Necesito... Necesito que sepa que no puedo seguir sin él, que lo amo.