𝟎𝟐. 𝐄𝐮𝐟𝐨𝐫𝐢𝐚

133 11 53
                                    

-ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-

-ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-ˋˏ ༻✿༺ ˎˊ-

Eran tantos sus nervios que estaba seguro de que vomitaría.

Stanford se detuvo frente a la entrada de "The Velvet Hour", una pequeña pero bulliciosa sala de conciertos en una esquina del barrio bohemio de la ciudad, con luces parpadeantes que anunciaban el nombre del local. La fachada del lugar estaba cubierta de carteles promocionando bandas emergentes, con colores llamativos y letras gruesas pintadas a mano. La muchedumbre que aguardaba para entrar se movía al ritmo de la música que ya resonaba desde adentro, mientras que el aire olía a cigarrillo, y algo más, se colaba entre la multitud.

—¿Seguro que quieres entrar? —Le preguntó Fidds, mirando a Ford con una ceja alzada y una sonrisa ladina.

Fiddleford iba vestido con una chaqueta de cuero desgastada que parecía parte de su piel, con el cabello despeinado cayendo sobre su frente e incluso el bigote bien arreglado. Llevaba una camisa de mangas anchas, de un verde oliva apagado que se metía con gracia dentro de sus pantalones acampanados, completando el estilo con un par de botas marrones de cuero. Él se veía completamente en su elemento, habiendo sido quien había convencido a Ford de vestirse de manera similar. Stanford, algo más incómodo, llevaba una camisa azul, con una chaqueta negra de corte simple que no lograba ocultar su incomodidad, y ni hablar de los jeans acampanados que Fidds había sacado de algún rincón de su armario.

—Vamos, Ford, no te pongas así —Le había insistido el rubio mientras sostenía la ropa entre sus manos—. Te prometo que si te vistes así, encajarás mejor. Es el estilo que se usa en estos lugares.

Ford lo había mirado con una ceja levantada, ya con los pantalones puestos, pero sin mucha convicción.

—Me siento ridículo, Fidds —Replicó, sacudiendo la camisa en el aire como si fuera una pieza de evidencia condenatoria—. ¿Desde cuándo es necesario vestirse como... esto, para entrar en un bar? Además, ni siquiera somos la misma talla.

—Es todo parte del ambiente, hombre. Además, esa era la ropa más grande que tenía. Te queda perfecta —Le respondió Fiddleford mientras se abotonaba su propia ropa—. Relájate, Ford. Ponte la chaqueta y ya está.

—La chaqueta está bien, pero estos pantalones... —Se quejó, mirando hacia sus pies, moviéndose incómodo—. Me siento como si fuera a tropezar con todo.

—No te preocupes, nadie lo notará. Todos estarán demasiado ocupados pasándola bien para mirar tus pantalones —Dijo Fiddleford con una risa, palmeando el hombro de Ford—. Además, ¡con esto encajarás perfectamente! ¡Hasta te pedirán autógrafos pensando que eres parte de una banda!

Ford soltó una risa irónica.

—Perfecto. Ahora solo tengo que aprender a tocar la guitarra y dejaré de sentirme como un idiota —Contestó con sarcasmo, mientras Fiddleford lo empujaba hacia la puerta.

𝙏𝙝𝙚 𝘾𝙝𝙖𝙞𝙣 【𝙎𝙩𝙖𝙣𝙛𝙤𝙧𝙙 𝙋𝙞𝙣𝙚𝙨】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora