COMO DEBERÍA SER

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Su cuerpo estaba tenso. No imaginó que iba a volver a verlos de esa manera. No estaba listo. Por el contrario, Vale se veía emocionado cuando Chou se lo contó e inmediatamente salió a saludar. Por su lado, Valir titubeó durante varios segundos y al creer que por la emoción Vale hablaría, dejó sus dudas atrás y acompañó a los demás, sentándose al lado del moreno.

Supuse que nos encontraríamos contigo, aquí. No tuvimos noticias de ustedes tres, hasta hace poco.

      Granger parecía algo decepcionado de haber sido ignorado también como el resto, exceptuando Claude. Que gracias a la confianza que tenía con Guinevere, sabía lo que Valir se traía entre manos.

☆ Este encuentro es muy repentino, veo que la vida los trató muy bien a todos.

— Es nuestro deber cumplir con altas expectativas… lo sabes muy bien.

☆ Es extraño verte sin Alucard, merodeándote todo el tiempo. Será que… ¿Terminaron?

    Se sentía la tensión en el aire, pero Granger no era alguien inmaduro que reaccionaría a la mínima provocación de alguien tan huraño como Valir.

No puedes terminar así de fácil, con quien llevas casado bastantes años.

— ¿Casados?

— Sucedió luego de graduamos.

Los más afectados por la noticia únicamente fueron 3, Valir, Claude y Chou. Vale ni enterado de lo que estaba sucediendo, pero disfrutaba bastante verlos animados en cierto modo. Aunque a un inicio se había negado a volver a verlos, fue quien más disfrutó de la atención que Vale recibía.

Supongo que asistirán a la boda de nuestro amigo en un par de meses.

— ¿De qué amigo hablas?

☆ Es obvio de quien se trata, es el único que falta aquí.

— Claro que no… como él podría estar con planes de casarse, no seas ridiculo Valir.

La negación de Chou era algo exagerada pero no la podía evitar, se sentía devastado de una manera increíble. No podía creer posible que alguien mucho más torpe con su labia y totalmente insensible como Paquito, haya podido encontrar una pareja mucho más antes que él.

Váyanse todos del pueblo, quiero estar solo.

☆ ¿Estás loco?

— Vamos, tranquilo. Aun no es tu momento.

De vez en cuando Vale tocaba el brazo de Valir, para que este pudiera explicarle mejor las cosas que no pudo entender en su momento. La conversación llegó a su fin a altas de horas de la madrugada y con mucho pesar cada quién regreso al lugar donde se hospesaban. Aunque antes de que Vale y Valir pudieran regresar a sus respectivas habitaciones, Valir pidió tener una seria conversación con el moreno.

Vale estaba tenso al respecto. Valir jamás pedía cosas por el estilo y eso le preocupaba. (N/A La conversación se lleva a cabo con señas, pero la expresaré como una conversación normal.)

  ☆ Es momento de que empieces a considerar un tratamiento o el uso de aparatos auditivos. Vale, lo tuyo no requiere una intervención quirúrgica. 

★ No voy a hacerlo, Valir. Estoy muy bien como hasta ahora y no voy a cambiar de parecer.

☆ ¿Por qué te niegas a hacerlo? Sabes muy bien que el daño si fue significativo, pero fuiste tú, el que quiso vivir en un mundo de silencio.

Y desde entonces he vivido mejor. ¿Qué no lo entiendes? Todo lo que siempre escuché solo me causó dolor, me hizo sentir pequeño e insuficiente.

☆ solo te estás enfocando en lo negativo, ¿Qué hay de todas las cosas que siempre te hemos dicho como amigos?, de las que te dije yo ¿Que acaso nunca valieron nada? Y ahora tampoco puedo expresártelas como me gustaría.

Siento que si vuelvo a escuchar… las cosas vuelvan a ser tan difíciles y crueles como antes.

☆ No voy a permitir que eso suceda. Te dije que iba a enseñarte a ti y al mundo como deben amarte.

★ Dame tiempo… buenas noches Valir.

☆ Descansa.

Había momentos en los que Vale consideraba seriamente tratar física y psicológicamente su mal, y eran ocasiones como esas que sucedió la mañana del día siguiente. En las que, aunque no lo oyera, sabía que Valir estaba gritando con enojo en cuanto contestó esa llamada. Le daba curiosidad saber lo que decía, era inentendible y Valir en varias ocasiones se tapa los labios para que él ni pudiese enterarse de nada. Lo hacía sentirse frustrado por no poder ser capaz de ser parte de la vida de Valir. Antes de que pudiera subir las escaleras, Valir lo detuvo y con una profunda tristeza lo abrazo, guardando para sí mismo los problemas que se le iban acumulando. Para evitar más coraje decidió apagar el celular y desafortunadamente gracias a esa elección, las malas noticias jamás le llegaron.
Era una mañana como cualquier otra, en la que Vale era mimado por sus clientas habituales y Valir no podía hacer nada más que morderse los labios mientras observaba tras el mostrador. Los pedidos se acumulaban y mantuvo a ambos ocupados hasta medio día. Un cliente algo extraño se hizo presente cuando habían decidido cerrar para almorzar.

Un café —

Ordenó con un tono de voz autoritario nada amable, mientras su gélida mirada se clavaba en la mesa. Valir golpeó sus piernas ligeramente, frustrado por la intromisión. Según las políticas de atención de Vale, jamás podían rechazar una orden. De mala gana se disponía a atender, cuando iba a salir de la cocina, Vale lo detuvo para poder relajar el enfado del otro. Cuando salió Vale salió, solo vio a una persona solitaria vestida de negro sentado cerca de esos cuatro hombres que resguardaban la puerta.
Al acercarse, bajo ese sombrero negro pudo reconocer una cabellera larga y blanquecina como la de su padre, generándole un mar de emociones al creer que era él.
Sus manos temblaban sin querer y  una gota manchó la porcelana blanca de aquella taza antes de que pudiera ponerla sobre la mesa. El hombre solo puso atención en la taza y le dio un breve sorbo.

Asqueroso. ¿No te enseñaron que el café no debe llevar azúcar?

Vale creyó estar soñando, había oído perfectamente la voz de aquel hombre y su cuerpo se estremeció por completo. A pesar de saber que ese no era su padre.

En lo personal, el café es mas delicioso con leche y miel.

Trató de mostrarse relajado y seguro sin mucho éxito. Intuía levemente de quién se trataba.

No recuerdo haber preguntado tus preferencias. Toma asiento.

★ Si, siento ser tan descortés. Gracias.

El anciano volvió a tomar otro sorbo sin mostrar desagrado alguno. Vale no sabía como actuar y el instinto de Valir, le obligó a salir para ver que sucedía. Enorme fue su sorpresa y desagrado al ver al hombre que Vale tenía en frente, aunque el moreno menor aún no lo supiera, Valir sabía muy bien quien  desafortunadamente lo había encontrado. Quiso proteger a Vale, pero este, sólo le hizo una señal para no interviniera. Ambos morenos volvieron a mirarse fijamente, tratando de demostrar dominio sobre el otro.

Sabía que no podía confiarle la educación de mi heredero a ese inútil bueno para nada. Eres decepcionante, Vale. Esos malditos genes que heredaron de esas despreciables mujeres. Eres un don nadie a estas alturas de tu vida.

★ Abuelo. Lamento si estás decepcionado de mí, pero mi madre no hizo nada.

— Exactamente a eso me refiero, aportaron más a la familia dejando este mundo.

Se puso pálido y enfermo al oírlo hablar de esa manera, inconscientemente buscó a Valir para sentirse reconfortado. Al anciano le provocó una rabia inexplicable ver a un pelifuego quién lo miraba con desdén. Tiró la taza al suelo e inmediatamente ordenó aprehender a Vale, estaba irritado de la misma historia. Un final diferente fue lo que decidió pese a que fueran a haber repercusiones.

Haré que parezca un accidente.

Dijo en un murmuro cuando intentaba levantarse. Vale apretó sus puños dispuesto a pelear contra cualquiera que quisiera llevarlo, pero en ese preciso momento, la puerta azotándose fuertemente detuvo todo movimiento dentro de aquél diminuto y cálido lugar.

Toma asiento, padre. Que esto aún no ha acabado.

El padre de Vale examinó con un gesto orgulloso todo lo que su hijo había conseguido y luego devolvió la mirada a su padre. Sin miedo y con ese odio puro ambos mayores se miraron.

¿Qué demonios haces aquí?

— Eso debería preguntarte yo, a ti, padre.

— Vine a hacer personalmente, lo que tu incompetente existencia no pudo en tantos años.

— ¿No se te ocurrió que pude estar protegiendo a mi hijo, de ti?

Vale, cabizbajo estaba atónito, preguntándose porque únicamente podía escuchar las voces de esos dos y ser incapaz de percibir sonido alguno. Fue capaz de entender que la familia completa estaba sentada en la misma mesa y no era precisamente un momento agradable.

Eres un idiota. ¿Desperdiciar tantos años de su vida sin educación? ¿sin una profesión? ¿sólo para que yo no lo encontrara?.

— Mandaste a apuñalar a mi hijo y lo secuestraste sin decirme donde te lo habías llevado, tuve que buscar incansablemente por mi cuenta. Me obligaste a lastimarlo para que no lastimaras a su círculo social, que viviera el mismo infierno que viví contigo. Jamás quise eso para él. Sé que Vale hubiera encontrado una manera de salir adelante tarde o temprano sin nuestra intervención. Pero eres un maldito viejo homofóbico, machista y asocial. A ti no te importa tu fortuna, mas bien, te repugna pensar en los comentarios clasista y racistas de tu gente.

— ¿Terminaste tus lloriqueos sin sentido?. No te equivocas, me asusta la idea de que mi nieto tenga tu enfermedad. Que sea un marica como su padre.

  Que anciano más ignorante. Soy yo el que está asustado de tu enfermedad mental. Hombres, mujeres… nadie es lo suficientemente bueno para ti para que sea la pareja de Vale.

Hubo un silencio sumamente pesado luego de esas palabras, los tres morenos peli blancos tuvieron al mismo sujeto en mente quien estaba tras el mostrador, haciéndolo sobre saltar. Cada uno con un pensamiento diferente al verlo a él. Valir no hizo más que sentirse incómodo, reflejándolo en su rostro y comportamiento. Parecía derretirse ante la mirada de esos morenos. Era como ver cada etapa del futuro de Vale, hasta una edad avanzada y eso le hacían temblar.
Verlo actuar como un idiota, enfureció al anciano, odiaba genuinamente a cada uno de los pelifuego por el tipo de interés hacia sus hijos tan desagradable que siempre demostraban. En cambio, el padre de Vale sonrió enternecido al comparar a Flames con Valir a esa edad, ambos también eran prácticamente iguales y Vale… solo pensó que no habría nadie más perfecto para él, que Valir.
La plática se extendió más de lo esperado. El anciano no tuvo más remedio que aceptar las exigencias de su hijo, quien presentó las pruebas suficientes en contra suya que podrían hundirlo irremediablemente. Sin embargo, para no verse derrotado, exigió que Vale demostrara su valía, demostrando su capacidad y eficiencia como líder y futura cabeza de la familia.

Empezará sus estudios en menos de dos semanas en Inglaterra… o tus esfuerzos y amenazas habrán sido inútiles.

— Siempre y cuando no intervengas en sus decisiones.

— Espero ver a mi nieto luchando por un puesto en su propia empresa.

Vale no dio su opinión en ningún momento, después de todo, las plegarias de Chou para que Vale saliera adelante, fueron escuchadas. Su abuelo se marchó, llevándose consigo su reinado del terror, era de suponerse que no sería tan sencillo como parece. El moreno habló con su padre y aclararon tantas cosas que tenían por decir… una disculpa a tantos años de dolor, era un inicio.
Valir acompañó al moreno en todo momento, creyendo que lo que sucedía era irreal. Aún, cuando llegaron a Londres, ambos creyeron estar soñando.
Vale estaba seguro que Chou se encargaría de enviarle sus cosas y mantener a flote el negocio, pese a que iba a encontrarlos en pocos días. Mientras tanto, su padre le había ofrecido una habitación en la casa principal de la familia, con la promesa de que nadie se interpondría en su camino. No estaba preparado para convivir en familia nuevamente y declinó amablemente la invitación.
Estaban varados en el aeropuerto. Valir no tenía el coraje suficiente para llevarlo a su departamento, intuyó que su padre le había embargado sus pertenencias y bloqueado sus tarjetas. Pensativos y  sin saber a donde ir, las cosas se pusieron deprimentes. Un rostro familiar apareció en medio de la multitud que los saludaba animado.

Es Claude.

Valir estaba en su mundo cuando Vale le estaba hablando, hasta que sintió a alguien abalanzarse sobre él. Vale quedó pasmado por tal incómoda escena, pues no sabía quién era la mujer pelirroja que se había lanzado a los brazos de su novio.

¡Por fin estas de vuelta!  No tienes ni la más mínima idea de lo mucho que te extrañé.

☆ También me alegra verte, Guinni.

Vale centró su atención en Claude, quien apenas se había podido acercar hasta ellos. La conversación continuó en un patio de comida rápida, mientras Vale trataba de ignorar lo mucho que la cercanía de Guinevere hacia Valir, le molestaba.

¿Porqué no te quedas conmigo hasta que tengas un lugar propio donde quedarte?. Sabes, fui capaz de comprarme una casa y un auto… no serán lujoso como los de los demás, pero están a tu disposición si lo necesitas, amigo.

Vale se alegró tanto oír aquello, que aceptó sin siquiera hablarlo con Valir, quien lo miraba enfadado, totalmente disgustado por esa decisión. Las cosas entre ambos se pusieron tensas y se notaba. Por lo que Claude sugirió a Vale ir a casa para que pudiera descansar tranquilamente.  Aunque Guinevere trató de ser amable, Vale no se lo permitió y ella fue muy comprensiva.
Fue una despedida a secas. Claude llevó a Vale de compras a un supermercado y luego lo llevó a su hogar. Una casa pequeña y de ensueño, con un pequeño jardín y una reja algo oxidada al frente, cubierta de una enredadera muy crecida.

Como vivo solo, no necesito una casa enorme.

★ Me parece que esta casa es totalmente perfecta, tiene todo lo que se necesita.

— Sabía que tú lo entenderías.

Claude acomodó a Vale en una habitación cerca a la suya y le dio total libertad para poder disponer lo que ocupara. Empezó a desempacar la maleta de mano pequeña y en ella, encontró una cajita algo sospechosa. Al abrirla, encontró una pequeña nota con la caligrafía de médico de Chou. Donde lo felicitaba por el inicio de su nueva vida y buenos deseos, además de explicarle la razón de sus regalos. “Un celular, para que puedas escribirme cuando te sientas solo, tiene mi número registrado en él.  Talvez creas que al tener a Valir, nadie te hará falta, déjame decirte que yo escucharé las cosas que no se las puedas decir a él.” Le venía perfectamente, ahora que no sabía como explicar lo que sentía. Y un aparato para la sordera. Los contempló por varios segundos, recordando cuando fue a Chou a quién confesó lo que había sucedido y como había podido oír sus voces, cuando no podía ni escucharse el mismo.
Pensó que ese tipo de amistad también compartían Valir y Guinevere, pero que Valir no lo dijera adecuadamente lo hirió. Con el sabor amargo de los celos, no intentó buscar a Valir, ni cuando sus clases comenzaron.
Vale miró a los de nuevo ingreso como él, y vio a jóvenes prometedores a comparación de él… se sintió tan avergonzado de estar ahí, sentado al frente del enorme pizarrón. Los murmullos y risitas tras de él lo hacían sentir humillado,  ¿su aspecto? ¿su color de caballo o de piel? ¿acaso era el aparato en su oreja? ¿O simplemente de que alguien así de viejo tuviera la osadía de estar sentado en primera fila?. No dejaba de sobre pensar la situación y afligirse al respecto. Vencido por sus miedos tomó sus libros… y Valir tomó su mano para sentarlo nuevamente, sin decir ni una palabra.

— No te sientas avergonzado por empezar a estudiar tu primera carrera, Vale, nunca es tarde para intentar ser alguien en la vida. No todos tuvieron una vida fácil.

Del lado contrario, Guinevere le cerró el paso y se sentó a su lado.

★ Agradezco tus palabras amables, Guinevere.

— Me alegra saber que recuerdas mi nombre, soy la mejor amiga de Valir, desde la infancia. Y siempre estaré apoyándolos, tanto como pueda.

★ Gracias por tu sinceridad y aclararme tu tipo de relación con él.

Vale miró a Valir, quién lo miraba con enojo y tristeza, no soltó su mano en ningún momento, acariciando ese anillo que Vale jamás se volvió a quitar… estaba claro que quería besarlo y abrazarlo, pero no lo había hecho desde la primera vez que lo volvió a ver en aquél apartado lugar.
Usando el lenguaje de señas, Valir se disculpó primero por haber provocado esa incomodidad y lastimarlo sin querer. Pero que no era necesario hacer lo que hizo, sabiendo lo celoso que puede llegar a ser. Vale sonrió… aunque pareciera un poco tarde, por fin empezaba a vivir como debería haber sido desde el inicio. Recordó un sueño lejano,una promesa de amor inquebrantable de un hombre ideal que juraba que su amor sería eterno y mencionó que una loca que siempre apoyaría la relación pese a los prejuicios de la gente. Quién diría que habría más gente a su lado, compartiendo con él, su pequeña felicidad.




Continuará...















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⏰ Última actualización: 17 hours ago ⏰

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INEFABLE ~MLBB~ (ValexValir). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora