Capitulo 2

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El primer día después de las vacaciones ya había comenzado en el internado de élite, y el grupo de amigos populares se había reunido en su habitual rincón de la clase. Risas y murmullos llenaban el aire mientras discutían sobre sus vacaciones y los rumores más recientes del campus. Sofía llegó un poco tarde, apurada, con la esperanza de no llamar demasiado la atención.

Al entrar, se dirigió rápidamente a su lugar en la segunda fila, justo detrás de su hermano Alex. Sin embargo, al llegar, se encontró con Camila, una de las chicas del grupo de los pobres, ocupando su asiento.

"Ese es mi sitio," dijo Sofía con una sonrisa nerviosa, intentando mantener la calma.

"¿Y qué? No veo tu nombre en él," respondió Camila con desdén, cruzando los brazos y mirando a Sofía como si fuera una molestia.

Alex, que había estado escuchando la conversación, se giró en su asiento y miró a Camila con una expresión de desaprobación. "Levántate, Camila. Sofía tiene derecho a su asiento."

Sofía, intentando evitar un conflicto, levantó una mano. "No pasa nada, Alex. Puedo sentarme en otro lugar." Con eso, se dirigió hacia la única silla libre en la clase: al lado de Mateo.

Mateo sonrió al verla. "Mira quién llegó tarde, la 'Chica Distraída'," dijo con un tono juguetón, recordando el momento en que habían chocado el día anterior.

Sofía se sonrojó y trató de ocultar su vergüenza mientras se sentaba. "Lo siento, no era mi intención," respondió, sin poder evitar sonreír también.

"Está bien, te perdono... esta vez," bromeó Mateo. "Pero debes tener más cuidado. No quiero que mis cosas acaben en el suelo otra vez."

Sofía soltó una risa suave. "Prometo que seré más cuidadosa." Por un momento, la tensión de la mañana se desvaneció, y la calidez de su risa llenó el espacio entre ellos.

Mientras la profesora entraba en el aula y comenzaba la clase, Sofía se sintió un poco más aliviada. A pesar de la actitud de Camila, había algo reconfortante en estar cerca de Mateo. En un mundo donde las cosas parecían cada vez más complicadas, esos momentos sencillos la hacían sentir un poco más en control.




El grupo de los populares, ya terminado el primer día de clases, salió del aula y se reunieron en el amplio pasillo. Las risas y las conversaciones triviales fluían mientras caminaban con confianza, ignorando a los demás estudiantes que pasaban a su alrededor. Sofía caminaba un poco detrás de ellos, como siempre, observando silenciosamente.

En ese momento, el grupo de los pobres apareció en la otra punta del pasillo: Camila, Valeria, Mateo y Gabriele caminaban juntos, hablando entre ellos. Sus pasos eran menos seguros, sus miradas siempre alerta, sabiendo que los ojos de los estudiantes de élite estaban puestos sobre ellos, algunos con curiosidad, otros con desprecio.

Lily, notando su presencia, torció los labios en una sonrisa maliciosa y susurró algo a sus amigos, llamando su atención. "Miren, los becados," soltó con un tono sarcástico y elevado, lo suficientemente fuerte para que el otro grupo escuchara. "¿De verdad creen que pertenecen aquí?"

Los demás en el grupo de los populares comenzaron a reírse, Ethan y Liam intercambiando bromas mientras los observaban como si fueran animales en exhibición. "A lo mejor deberíamos donar algo de nuestras sobras," bromeó Ethan, ganándose más risas.

Lily, sin embargo, fue más allá. Dio unos pasos hacia adelante y se acercó directamente a Camila, mirándola de arriba abajo con un gesto despectivo. "No entiendo cómo te atreves a caminar por estos pasillos como si fueras una más. ¿Crees que con esa ropa barata engañas a alguien?"

Entre Sombras y LucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora