El engreído Brenton se encontraba planeando su siguiente emboscada con la ayuda de sus amistades mientras bebían y fumaban en la cochera de la pequeña casa de uno de ellos, o al menos eso parecía estar sucediendo:
-Sería buena idea asaltar un supermercado, eso nos genera muchas ganancias - comentó Alex, un rubio de baja estatura.
-No creo que sea buena idea, eso hicimos la semana pasada - dijo el afroamericano, Alby.
-Pues ayudaría mucho el que Brenton y Eli dejaran de apañarse frente a nosotros - refunfuñó el ojiazul.
-¿Podrías dejar de joder, güero? - gritó el chico de tez morena con complexión delgada -, dudo que podamos aportar algo distinto.
-Puede que tengas razón, Bren, pero por lo menos hay que escucharlos - le dijo la chica pálida de cabello negro, apartándose de él.
-Bueno, va - resopló el chico de cejas muy marcadas.
-¿Al menos no quisieran dar ideas? - preguntó Alex aún con molestia.
-¿Robar un banco? - bromeó la chica con hermosos ojos azules.
-Que graciosa eres, Elizabeth.
-En realidad no suena tan malo - rió Alby.
-Suena pésimo - intervino Lyon de manera muy cortante -, no somos capaces para hacer algo tan grande.
-¿Entonces, qué propones? - preguntó la chica.
-Asaltar a damiselas, así de simple.
-¿Qué mierda? - se burló Alby una vez más.
-No me gusta estar de acuerdo con el flaco pero debemos admitir que eso nos conviene por ahora, Al - comentó Alex amenamente -, en estos momentos no tenemos nada de dinero.
-Bueno, pues comencemos esta misma noche. Yo voy contigo, Brenton - se interpuso Eli.Los dos chicos se codearon entre sí, tratando de no reír ni rodar los ojos.
-No, está noche prefiero que me acompañe el rubio - señaló el joven de cabellera abundante -. Vete con Alby, ambos se establecerán en la zona centro.
-¡Que puto asco tener que soportarte, viejo! - resopló Alex.
-Bueno, está bien. Prefiero a Alby que al latoso de Alex.
-¡¿Qué dices zorra?! - se ofendió el chaparro.
-Calma Alex, Eli dice la verdad - el pelón se tapó la boca tratando de no dejar escapar una risotada.
-En fin, nosotros iremos al norte, Alex - Brenton trató de finalizar la charla.
-Lo que digas, jefazo.
-No me rompas las bolas, enano.
-¿Pueden detenerse? - Alby agravó su voz tratando de tranquilizarlos.
-Sería bueno que partiéramos ya mismo, comienza a atardecer - la chica giró el tema.
-Bien, vámonos. Yo piloteo mi querido Mustang - le presumió el flaco a Alex con una risa de picardía.Así pues, el grupo se dividió en dos partes y cada uno se dirigió a la zona indicada.
Eli y Alby se marcharon en una ruidosa motocicleta color verde que le pertenecía al chico tosco.
Por su lado y como lo había dicho, Brenton piloteó su viejo Mustang color negro, el cual le había robado a su tío cuando era dueño de un taller al oeste de la gran ciudad.Cuando llegaron al norte, se estacionaron de reversa en un pequeño callejón que encontraron. El chico de ojos color marrón se montó la capucha de su sudadera negra, la cual era su prenda predilecta para ese tipo de ocasiones, y se puso en marcha cruzando un par de calles hacia el este.
Alex en cambio, se dirigió al estacionamiento de un pequeño restaurante que se encontraba casi enfrente del callejón.Pronto tuvieron suerte, pues durante la caminata el moreno se topó con una señora mayor a la que ferozmente le robó un bolso sin necesidad de amenazarla, y por allá Alex asaltó con un arma a un par de jóvenes que salían de comer.
En cuanto cometieron sus actos corrieron sin marcha atrás a su punto de encuentro y salieron disparados del lugar en el destartalado coche cromado.
Fueron rumbo al sur para hacer otros cuantos robos fugaces, pero una vez ahí tuvieron que descontinuar sus planes repentinamente pues la policía se estaba acercando a donde se encontraban ellos. Afortunadamente, los perdieron de vista antes de que estos arribaran a la zona.Cuando regresaron a la casa de Alby, escondieron el coche en el garaje inmediatamente. Se despojaron de sus prendas y se vistieron de una manera muy casual, parecían estudiantes meramente civilizados.
La verdad es que eran demasiados listos, siempre tenían ideas de rescate bajo las mangas y esta vez no era la excepción.
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Amazed
RomanceDylean Collard considera que a sus 34 años de edad tiene lo que siempre había deseado: una linda casa, un buen trabajo y sobretodo, una hermosa familia con la que comparte absolutamente todo. Sin embargo, su estabilidad se ve deteriorada al conocer...