20 de junio - Año pasado

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La oportunidad valió la pena. Realmente lo hizo

No la golpeo del todo hasta el solsticio de verano, dos semanas completas después de que el divorcio había sido finalizado

-¡Mamá!, ¡Mira! Emily grito mientras patinaba a su lado, tambaleando un poco, pero mejorando cada minuto

Valentina levanto la mano para proteger su mirada del sol, mientras descansaba en el parque cerca de la escuela de Emily. Ayer había sido el último día oficial, y hoy la escuela estaba organizando una gran fiesta al aire libre para todos los futuros alumnos de quinto grado.

-¡Lo estás haciendo muy bien, cariño!

Los amigos de la clase de Emily estaban particularmente emocionados por el área de patinaje sobre ruedas del parque, por lo tanto, Emily también estaba ansiosa por usarla.

Sin embargo, nunca antes había estado particularmente interesada en patinar, por lo que Valentina estaba bastante segura de que no era algo con lo que su hija se iba a obsesionar.

Aun así, se reía tan alegremente, tan fuerte, pasándola tan bien, pero Valentina no pudo evitar sonreír mientras se reclinaba en la mesa de picnic a su espalda. Había estado mas que feliz de acceder a sentarse aquí y vigilar a las chicas

-¡Mama, tienes que venir a patinar! Emily grito, un poco fuera de sí. Alentándola mientras patinaba rápidamente a su lado.

Valentina arqueo las cejas y sacudió la cabeza mientras se reía.

-Si, tienes que venir a patinar- escucho una voz bromista detrás de ella, y giro la cabeza para ver a Juliana acercándose.

Su rostro cambio automáticamente a una gran y fácil sonrisa, emocionada por la compañía incluso cuando estaba sorprendida.

-Ey, ¿Qué estás haciendo aquí?

-Juliana, viniste- Emily gritó desde el otro lado del área pavimentada que ella estaba patinando. Empujo su casco sobre su cabello ahora extremadamente desordenado y saludo a su mejor amiga con una emoción en todo su rostro.

-Em te invito, por supuesto- Valentina suspiro, era afecto lo que sentía.

A veces la asustaba lo apegada que se había vuelto Emily a Juliana en tan poco tiempo. Aunque solo fuera porque existía la posibilidad de que pasara algo y Juliana se alejara de ellas. No estaba obligada a estar con ellas de ninguna manera, especialmente ahora que había terminado lo del divorcio.

Juliana ya no era su abogada. Ella estaba presente en su vida; en sus vidas.

Y si Valentina era honesta consigo misma, la noche antes de su audiencia final para el divorcio, había estado acosada por la ansiedad. La ansiedad la había mantenido despierta toda la noche, en torno a lo que sucediera con respecto a la custodia de Emily, principalmente. Y mil cosas mas relacionadas con Emily y Luis y dinero y, y, y...

Pero entonces un pensamiento la detuvo en seco: en el apogeo de sus ansiedades, después de Emily, eran... ¿Juliana las dejaría ahora?

El pensamiento había hecho que una fría piedra de pavor se hundiera en su estómago. Porque Emily se había encariñado tanto; ella idolatraba a Juliana. Y era un amor tan puro que a Valentina le encantaba verlo en el rostro de su hija. No sabía si Juliana decidiría que todo había terminado, cuando el divorcio quedo resuelto.

Eran amigas, Juliana no miraba a Emily ni salía con ella por el hecho de que era la mejor abogada de divorcios del mundo. No, ella lo sabía. Pero si pasara la volvería loca.

Pero aquí estaba Juliana. Dos semanas después del divorcio y apareciendo como de costumbre.

-Ella me invito y vine corriendo- Juliana se inclinó como si fuera la realeza, antes de enderezarse y sonreírle a Valentina.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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Clásico III JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora