El peso del honor

0 0 0
                                    

(Día 3 en la isla)

Eirik se durmió, pero su sueño no fue tranquilo. Su mente comenzó a revolver recuerdos oscuros, momentos que había intentado olvidar.

Se encontraba de nuevo en Villa Dorada, en el lugar donde había sido esclavo. Recordaba el día que cambió todo. Había comenzado como cualquier otro, con el sol naciendo sobre los campos de trigo.

Eirik se había levantado temprano, antes de que los demás esclavos se despertaran. Había querido disfrutar de un momento de paz antes de comenzar el trabajo.

Mientras caminaba hacia el río para lavarse, escuchó los sonidos de la naturaleza. Los pájaros cantaban, y el viento susurraba a través de los árboles.

Pero pronto, la tranquilidad se desvaneció. Los capataces llegaron, gritando órdenes y golpeando a los esclavos que no se movían lo suficientemente rápido.

Eirik recordaba la sensación de impotencia que había sentido ese día. No podía hacer nada para ayudar a los demás, ni para detener la crueldad que los rodeaba.

La tarde pasó en un borrón de trabajo agotador y castigos arbitrarios. Eirik se sentía como si estuviera viviendo en una pesadilla de la que no podía despertar.

Y entonces, llegó la noche. El sol se había puesto, y la oscuridad parecía haberse apoderado de todo.

Fue entonces cuando ocurrió. Un suceso que cambió la vida de Eirik para siempre.

No podía recordar todos los detalles, pero la sensación de horror y desesperanza seguía viva en su mente. Por qué aún no podía olvidar lo que le isieron a Elisabeth , y el solo pudo estar parada escuchando como le hacían cosas que no quería , a lo cual con impotencia Erik comenzó a llorar por no poder hacer nada .

Y así se despertó sudando, con el corazón latiendo fuerte. Gunnar lo miró preocupado.

-Eirik, ¿estás bien? -preguntó.

Eirik respiró profundamente, intentando calmarse.

-Sí, estoy bien -dijo-. Solo fue un mal sueño.

Gunnar asintió.

-Entiendo -dijo-. A veces, los recuerdos dolorosos pueden regresar en nuestros sueños.

Eirik asintió, sabiendo que Gunnar tenía razón. Su pasado aún lo perseguía, pero estaba determinado a no dejar que lo definiera. Y una cosa que noto Eirik fue de que ya había parado la tormenta.

Gunnar asintió. "Tenemos que mejorar el refugio", dijo. "Necesitamos un techo más resistente,herramientas para defenderse y eso sin contar de que debemos de expandir el refugio para caber los 2 ahí."

"Estoy de acuerdo", dijo Eirik. "Puedo ir a la cascada y crear un hacha y un cuchillo de piedra. ¿Qué vas a hacer?"

"Voy a buscar arcilla y paja para el techo", respondió Gunnar. "Necesitamos algo que nos proteja de la lluvia."

"Suena bien", dijo Eirik. "Nos encontramos aquí al atardecer."

Gunnar asintió y se dirigió hacia el este, mientras Eirik se encaminó hacia la cascada bajo el sol matutino.

Mientras caminaba, Eirik se sentía aún perturbado por la pesadilla, pero se enfocó en la tarea en mano, intentando dejar atrás sus miedos.

Al llegar a la cascada, Eirik comenzó a buscar piedras adecuadas para sus herramientas. Encontró una roca de cuarcita, dura y resistente, ideal para su propósito.

Comenzó a seleccionar las piedras más adecuadas y se sentó en una roca plana junto al río. Tomó una piedra más grande y la utilizó como yunque.

Luego, tomó una piedra más pequeña y comenzó a golpearla contra la piedra más grande, creando pequeñas grietas y fragmentos. Repitió este proceso varias veces hasta obtener una forma básica de cuchillo.

La libertad en el Horizonte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora