DOS

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Hoseok observaba a Angélique Dubois desde la mirilla de su rifle Chukavin SVCh, sería tan fácil apretar el gatillo y terminar con el trabajo en menos de veinticuatro horas, pero había algo en ese mujercita que llamaba su atención, quizá su piel extremadamente blanca, su cuerpo con las curvas adecuadas o algo en su dulce rostros no sabía  que era, pero lo hacía imaginar cómo se vería con cortes en su piel, con su sangre manchado ese lienzo en blanco.

Solo pensar en eso ya lo tenía duro, siguió observando a Angélique, se desplazaba por la galería hablando con otra mujer que sabía era su mejor amiga, las vio salir, subir al auto de Margaret Callahan e irse. Guardó su rifle y tomó su teléfono, un nuevo plan se había formado en su cabeza y debía comunicárselo a su jefe.

—Dime que ya está hecho el trabajo, el primer ministro me tiene harto, estoy tentado a mejorandarte a matarlo a él —habló Namjoon en cuanto la llamada se conectó.

—Ella sigue viva por ahora, su padre no se encuentra en el país, si la mato ahora no creo que tenga el impacto que se quiere, el tipo llega en dos semanas y la mataré cuando vaya a recogerlo al aeropuerto, será un golpe devastador que se muera frente a él y no pierda hacer nada para evitarlo —dijo ganándose una risa de parte de su jefe.

—Eres un bastardo sádico, pero está bien, mientras la mates hazlo como quieras.

El líder mafioso colgó y Hoseok sonrió, no había mentido, la mataría pero antes disfrutaría quebrarla.

🔥🔥🔥

La música vibraba en los oídos de Angélique, mientras su cuerpo se movía al ritmo impuesto, estaba disfrutando, pera le seguía faltando algo, su vida era monótona y aburrida, al ser la princesa mimada de Francia, todo le daban, nada se le negaba, y estaba harta de eso. Estaba por detenerse y volver a la barra por otro trago cuando unas fuertes manos la tomaron por la cintura y la jalaron hacia atrás chocando con el fuerte pecho.

Sabía que lo correcto era soltarse de ese tipo y gritarle o golpearlo, pero el firme agarre, junto a su aroma una mezcla de cítricos y algo amaderado la detuvo. 

—No te vayas a un, déjame bailar contigo —le susurró el hombre y sus bragas se humedecieron al instante.

Su voz ronca y aterciopelada acaricio su oído, no dijo nada temiendo que escapara un gemido de sus labios, se limitó a girar un poco el rostro para tratar de verlo y asintió.

El desconocido sonrió y su cerebro salió volando, era la sonrisa más malditamente perfecta que había visto antes, pero solo duró un par de segundos, se borró en el momento en que sus ojos quedaron de frente, algo brillo en los oscuros ordes del desconocido, algo salvaje y primitivo que prometía noches llenas de pasión y sexo salvaje.

Hoseok estaba en shock, las fotos que tenía de Angélique DuBois no le hacían justicia, sus ojos eran únicos y el estaba perdido en esas cosas púrpura, y él en lo único que podía pensar era en si se oscurecerian cuando estuviera al borde de un orgasmo. Tardo unos segundos en recomponerse, volvió a pegar sus cuerpos, la necesidad de poseerla se habia incrementando.

—Hoseok —se presento, no le importo darle su nombre real, sabía que no tendria oportunidad de divulgar su identidad.

—Angélique —dijo simplemente y eso le basto al final conocía todo lo que necesitaba sobre ella.

Sus cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de la música, aún que mas que un baile parecía un juego previo a algo mucho más íntimo, Angélique no supo cuánto  tiempo bailaron, si fueron minutos u horas, su mente estaba en blanco, solo estaba concentrada en el apuesto hombre frente suyo y los sutiles pero excitantes toques en su cintura y caderas.

살인자 ★ KILLER ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora