TRES

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Una semana entera había pasado desde su primer encuentro, Angélique se sentía rebosar de felicidad, se estaba enamorado rápidamente de ese hombre de ojos negros y fríos que parecían arder cuando la besaba o cuando la hacía gemir y gritar entre el placer y el dolor, el descubrimiento de que se excitaba hasta lo indesible cada que el la mordía hasta hacerla sangrar o ella clavaba sus afiladas uñas largas en su espalda hasta abrirle la carne había sido revelador.

Así como el hecho de que su vida se había hecho más emocionante y divertida a su lado, en tan solo seis días había hecho más cosas que en toda su vida, la noche anterior habían ido en moto hasta Gerberoy un precioso pueblecito medieval a una hora de la capital, había amado recorrer las calles empedradas de su mano, lo había visto sonreír de esa forma tan única que la hacía derretirse por dentro.

Lo único que empañaba su felicidad había sido su padre exigiéndole estupideces, se le había metido en la cabeza que su vida estaba en peligro, pero se negaba a decirle el porque, jamás se imaginaría que durante los últimos tres días el hombre había estado recibiendo fotos de ella en cada uno de los lugares a dónde había paseado, y la última la mostraba a ella dormida mientras un cuchillo pendía sobre su cuello.

Así como tampoco se imaginaba que Hoseok en esos momentos estaba siendo increpado por Kim Namjoon sobre porque aún seguía con vida.

—Maldita sea Jung eres mi mejor hombre no me puedes salir con esa mierda, me vas a hacer quedar como un imbécil, la chica tiene que morir —sentenció el mafioso gritando al teléfono.

Hoseok apretó los dientes, él no tenía pensado incumplir con su misión pero había algo que se lo impedía, dos noches atras había pensado hacerlo, Angélique dormía complacida y saciada después de haber tenido sexo, había tomado uno de sus cuchillos y lo coloco en su cuello, la afilada hoja brillo bajo la luz de la luna, cuando estaba por mover la muñeca para abrir su garganta, ella se movió entre sueños, y de sus labios salió su nombre dicho entre susurros y simplemente no pudo hacerlo, terminó por tomar una foto y mandársela a su padre para torturarlo.

—Ella es mía jefe, no pienso matarla, al contrario, la voy a proteger y pobre de aquel que intente ponerle un dedo encima porque yo mismo lo haré desear no haber nacido, el único que puede hacerla sangrar soy yo y solo para su placer —aceptó lo que había estado tratando de negar en su mente.

No sabía si era amor, pero si sabía lo que era la obsesión y él estaba obsesionado con Angélique y no pensaba perderla. Colgó la llamada, y volvió al lado de su bello ángel, y disfrutar de los días u horas que tuvieran de paz antes de que todo explotará, Hoseok sabía que su negativa habría que el imbécil del ministro buscará quien acabará el trabajo y Angélique descubriera quién era él en realidad.

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—¿A dónde quieres ir pequeña? —le preguntó el asesino mientras caminaban a un costado de la Torre Eiffel.

—Quiero que me lleves a la luna —respondió Angélique de manera coqueta.

Hoseok la abrazó pegándola a su cuerpo mientras levantaba su rostro por la barbilla y se inclinaba para besarla, apenas rozó sus labios cuando un silbido rompió el aire a su alrededor, y casi al instante el sonido del proyectil impactando en el metal de la enorme estructura de escuchó. 

—Bon Dieu, qu'est-ce que c'était? (Santo dios, ¿Qué está pasando? —preguntó sorprendida la chica.

—Tenemos que salir de aquí, no es seguro —dijo Hoseok sin perder la calma.

Un segundo disparo, pasó rozando a su lado, Hoseok maldijo y apresuró el paso mientras buscaba dónde resguardarse, sacó su teléfono y marcó un número.

—Tenemos que salir de aquí pequeña, confía en mí no voy a dejar que nada te pasé —le dijo mientras la veía a los ojos.

—Hobi, ¿cómo vas a hacerlo? Alguien nos está disparando, debemos de llamar a mi padre, él nos pondrá a salvo.

Una risa sardónica escapó de los finos labios de Hoseok.

—Angel, crois-moi, je suis le diable lui-même, personne de mieux que moi pour te protéger (Ángel  créeme, soy el mismo diablo, nadie mejor que yo para protegerte) 

La llamada se conectó y Angélique lo escuchó hablar a Hoseok en su idioma natal, pero no entendió lo que dijo, la llamada no duró más de un minuto, pero por su tono sabía que estaba enojado. Los disparos cesaron, el pelinegro aprovechó para tomarla de la mano y sin perder tiempo corrió con ella hasta un estacionamiento subterráneo, lo vio mirar de un lado a otro, hasta que se detuvieron frente a un auto deportivo.

—Vamos, debemos llegar a un lugar seguro —la apuro.

Sin darle tiempo a reaccionar rompió el vidrio del lado del conductor, la alarma sonó, sin inmutarse abrió la puerta desbloqueo la del copiloto y la instó a entrar, mientras el centraba su atención en los cables debajo del volante, no tardó en encender el coche y salir a toda velocidad del lugar.

—Pensé que eso de encender los coches de esa manera, solo sucedía en las películas —dijo tratando de sonar relajada, pero el temblor de su voz delataba su nerviosismo.

—No es la mejor forma, pero no podía perder tiempo —respondió sin despegar la vista de la carretera.

Pronto salieron de la ciudad y se adentraron a un camino rural, era como si Hoseok supiera exactamente a dónde llevarla, estaba por preguntarle cuando su teléfono comenzó a sonar, lo sacó del bolso y vio con alegría que era su padre, él podría ayudarlos, le iba a responder cuando Hobi se lo arrebató, respondiendo la llamada.

—Cariño, ¿Dónde estás? —preguntó su padre, del otro lado de la línea.

—Buenas tardes ministro —respondió Hoseok dejándola sorprendida, ella nunca le había dicho quien era su padre.

—¿Quién eres? ¿Dónde está mi hija?

—Soy quien contrataron para matarla —soltó y el corazón de Angélique se detuvo con horror.

Hoseok maldijo por dentro, no habría querido que su ángel se enterará de las cosas así, pero no había tiempo de ser sutil, por él rabillo del ojo vio sus ojos fijos en él, brillando por las lágrimas que comenzaban a resbalar por su hermoso rostro.

—No le hagas daño, te puedo dar todo lo que quieras, pero devuelve a mi hija —grito el ministro con él pánico impregnado en su voz.

—Tranquilo, tienen suerte de que la quiera para mí, pero cuando me negué a hacerle daño mandaron a otro para terminar el trabajo, ella está a salvo conmigo, cuando me deshaga de quien nos persigue y de quién dió la orden nos volveremos a ver, se lo prometo —dijo y colgó.

Angélique temblaba no sabía si de miedo o de saber que se había enamorado de un asesino, un asesino al que le habían pagado por matarla, quería correr, alejarse, pero estaba atrapada en ese carro con él, saltar del auto no era una opción con la velocidad a la que conducía, y aún así puso su mano en la palanca.

—Si yo fuera tu, no lo haría ángel —le advirtió y el tono oscuro de su voz por primera vez le dió miedo.






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Y ya se descubrió la identidad de nuestro bello asesino
Que creen que va a pasar?

Nos leemos bellezas...
              Besitos 😘😘😘

살인자 ★ KILLER ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora