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Muzan subió a la habitación en donde se encontraba Tanjiro descansando, él Omega recostado en la cama, con el rostro totalmente rojo, Muzan no entendía lo que le pasaba, pero sabía muy bien que la noche estaba por llegar. Sacó su celular del bolsillo, para comenzar a buscar el número de la madre de Tanjiro, era muy tarde y debía de estar preocupada por su hijo.

Al encontrar el número que necesitaba, no dudó en marcar y esperar que alguien respondiera, pasaron algunos minutos, hasta que al fin respondieron a la llamada, la voz preocupada de la madre habló.

—Si, ¿con quién hablo? —preguntó.

—Muy buenas tardes, soy el profesor de Artes, Muzan Kibutsuji, la llamó para informarle sobre el estado de su hijo Tanjiro.

—¡¿Tanjiro está bien?! —la madre hablo alterada, temia a que algo malo le haya sucedido a su hijo. Y eso le causaba preocupación.

—No debe preocuparse, Tanjiro se sintió mal en la Universidad, fue un malestar algo doloroso para él, pero nada grave, ahora mismo se encuentra descansando, así que no se preocupe.

Las palabras de Muzan tranquilizaron a la Omega, podía volver a respirar tranquilamente, sabiendo que su hijo se encontraba en buenas manos y que nada malo le podría suceder.

—Muchas gracias por avisarme, he estado muy preocupada por Tanjiro. Pero ahora sé que está bien.

—Bien, quiero decirle que Tanjiro esta en buenas manos, no se preocupe por nada, yo me encargaré de llevar a su hijo sano y salvo a casa, pero por el momento debe de descansar. —avisó.

—Gracias profesor Muzan, se lo agradezco mucho.

La Omega corto la llamada, Muzan apagó su celular y dejó escapar un suspiro, se acercó a Tanjiro, para poder acariciar su mejilla rojiza. Y eso lo enojaba un poco, ya que no podía hacer nada para calmar el dolor del Omega. Se puso de pie con dirección a la salida, pero Tanjiro se lo impidió.

La mano del Omega sujetaba el brazo de Muzan con fuerza, él Alfa no entendía lo que pasaba, pero se acercó al Omega que de inmediato reaccionó.

—Profesor. —habló con dificultad —Tengo mucho calor.

—A de ser por la fiebre, pero te sentirás mejor después de tomar una pastilla.

Estaba apunto de irse, hasta que el aroma a vainilla llamó su atención. Era un aroma delicioso, le encantaba, y le daba una sensación muy extraña, deseaba comerse cualquier cosa que oliera o supiera a vainilla, tal vez, porque era su sabor favorito o por su aroma fuerte que inundó toda la habitación.

Pero sus sentidos lo hicieron reaccionar y recordó que ese aroma solo pasaba cuándo un Omega estaba en celo, y no podía quedarse, debía de salir e ir a comprar supresores para calmar el celo de su estudiante, aunque el aroma a vainilla estubiera en su contra.

—Profesor ayudeme, quiero que mi profesor me ayude. —la voz del Omega estaba muy agitaba, su calor corporal aumentaba aún más y solo deseaba tranquilizar ese dolor.

—No puedo hacer eso, eres mi estudiante. Mejor espera, haré que te traigan un supresor.

—Profesor, yo sé que también está sufriendo por dentro, así que solo haga lo que un Alfa haría.

Las palabras del Omega hicieron que Muzan se avergonzara, un sonrojo se formó en sus mejillas y no podía evitar el aroma a vainilla, pero no quería hacer nada que lastimara a Tanjiro, y sabía que estaba mal, lo mejor era salir de ahí.

Tanjiro no podía esperar la respuesta de su profesor, necesitaba calmar su dolor y solo tenía una opción.

Se acercó a Muzan, tratando de que fijara su mirada en él y funcionó como lo esperaba, aunque Muzan se resistiera, no podía evitar caer en los encantos del Omega. Ambos se acercaron lo suficiente, quedando cara a cara, hasta que Tanjiro fue el primero en dar el primer paso, un beso suave, pero rudo se prolongó.

Las feromonas del Alfa comenzaron a llenar la habitación, un aroma adictivo, vino tinto de frambuesa, un aroma fuerte, pero empalagoso. El beso fue cortado, por la falta de aire, ambos estaban agitados y solo querían más del otro.

—Me gusta la frambuesa, quiero las feromonas de mi profesor en mi. —habló el Omega.

Muzan solo deseaba devorarse a Tanjiro, pero sus pensamientos se lo impiden.

—Esto no está bien.

—Entonces seré su pequeño secreto profesor Muzan.

Y un pequeño silencio se formó, Muzan miro a Tanjiro y sus manos fueron al trasero del Omega.

—Espero que tengas una buena resistencia. —avisó. —además quiero decirte que no me gusta compartir lo que es mío. Así que asegúrate de no mostrar este lado sensual a nadie más.

—Lo que usted diga profesor.


Fue un error conocerte. {Muzanjiro}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora