7.

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Tanjiro entró a la casa junto a su madre, aún le seguía doliendo la cabeza, pero eso no lo iba a detener. Se sentó en el sillón y se sintió muy relajado.

—Tanjiro, ¿que pasó? Tu madre estaba muy preocupada, desde que Mitsuri me llamó y me dijo que te habías sentido mal —dijo, entregándole un vaso de agua al Omega.

—Estoy bien mamá, no te preocupes, solo fue un pequeño dolor de cabeza y eso causó que mi profesor me llevará a un hospital. —respondió, bebiendo el agua.

—Me alegra que no te haya sucedido nada malo. —besando la frente del Omega. —también agradezco la amabilidad del profesor, que no dudó en venir a dejarte a casa.

Tanjiro sonrió al pensar en su profesor y un sonrojo se formó en sus mejillas.

—Debes de tener mucha fiebre. Estas todo rojo. —habló su madre, entrando a la cocina y salir con una pequeña toalla. —Ve a tú habitación, debes de descansar.

Tanjiro aceptó, llevando la toalla en la frente, aunque estaba más avergonzado por estar sonrojado, con solo en pensar en su profesor de Artes. Y eso le causo que se avergonzara y cerrara su habitación.

Muzan seguía pensando en Tanjiro, tal vez podría ser un deseo, una atracción o otra cosa, pero no podía descifrar que sentía por su alumno. Al terminar su clase, se dirigió a su auto, muchos estudiantes se le acercaron para preguntarle cómo estaba Tanjiro, no deseaba responder, pero solamente dijo: Se encuentra bien. Y entró a su auto.

Dejó escapar un suspiro pesado, prendió el auto con dirección a su casa, el camino fue tranquilo y al llegar las rejas fueron abiertas, la seguridad en su casa era extrema, era necesaria, pues tenía enemigos que no descansarían hasta verlo muerto, aunque eso no le importaba, solo podía pensar en cuidar a su hija, y eso era lo primero.

Los guardaespaldas que cuidaban el lugar, como afuera y adentro, saludaron con respeto a Muzan, el Alfa camino hasta la entrada de su casa y sacó sus llaves, al entrar vio correr a su hija hasta su lado.

—¡Papá! Emma no quiere darme los dulces que me compraste. —avisó enojada, señalando a la beta.

—Perdone señor Muzan, pero ya es muy tarde y Natsuki comió bastantes dulces, me preocupa que se enferme por eso.

—No te preocupes Emma. —respondió. —Natsuki no comas tantos dulces, pueden ser deliciosos, pero consumir demasiados es muy peligroso.

La niña bajo la cabeza, pero entendía a lo que se refería, así que debía obedecer.

—Si papá.

—Muy bien.

Muzan acarició el cabello largo y suave de su hija, se alejó para poder ir a su lugar de trabajo y se sentó en una de las sillas, fue un día pesado y estresante, pero no podía negar que lo había enfurecido ver cómo ese chico agarraba la mano de Tanjiro y eso le hizo perder el control.

—Mierda. —dijo.

Tomó su celular que estaba sobre el escritorio y comenzó a ver algunas publicaciones de libros antiguos, hasta que encontró la cuenta de Tanjiro, una foto de él en la playa junto a su madre, ¿acaso era el destino encontrar su cuenta?

Entró a su perfil y vio muchas más fotos del Omega, al ver sus fotos, podía contemplar mucho más la belleza del Omega y era bellísimo. La curiosidad de saber cómo se encontraba por lo sucedido lo invadió y le envió un mensaje.

Muzan:
Hola tanjiro ¿Como se encuentra? ¿Esta mejor?

Apagó su celular y pensó que no le respondería, pero sólo debía de darle tiempo y esperar a que respondiera, hasta que escucho su celular vibrar y lo tomó de inmediato.

:Tanjiro
 ¡Hola profesor Muzan! Me encuentro muy bien.

Muzan:
¿Tomaste tus vitaminas?

:Tanjiro
¡Si!, profesor, le agradezco mucho su  preocupación por mí.

Muzan:
Bien, entonces cuidate y descansa Tanjiro.

:Tanjiro
Igual usted.

La conversación dio por finalizada, nadie escribió nada y Muzan solo apagó su celular y lo dejó sobre su escritorio, inclinó su cabeza hacía atrás y suspiro, al menos sabía que Tanjiro se encontraba bien y podría contactarse con él por medio de la aplicación.

Escucho la puerta abrirse y la voz de su hija llamo su atención.

—Papá. —habló, acercándose a Muzan. —Quiero chocolate.

Él Alfa sonrió y acarició la mejilla de Natsuki.

—Ya es muy tarde y tú deberías estar durmiendo, dile a Emma que te prepare un vaso de leche y duerme.

—Muy bien. —respondió triste. —pero mañana quiero chocolate.

—Comerás chocolate, pero debes de descansar.

—¡Si! —la pequeña saltó de alegría y salió del lugar.

La puerta fue cerrada y de nuevo todo quedo en silencio, él Alfa se puso de pie y se acercó hasta las puertas abatibles (puertas de vidrio) y un chasquido resonó en toda la habitación, un fuerte viento entro al lugar y la voz de alguien más se escuchó.

—Buenas noches señor Muzan. —habló.

—¿Haz encontrado información sobre ella? —preguntó.

—No. —respondió.

—Mierda, ¿tampoco hay información de la flor?

—Lo lamento señor Muzan, pero no tenemos información sobre nada.

—Deben de buscar, mi hija no puede seguir encerrada en esta mansión y solo salir protegida contra los rayos del  sol.

—Estamos haciendo lo posible, pero no hay información, también hemos buscado información sobre ella, pero es como si hubiera muerto.

—Entonces debe de haber información sobre la causa de su muerte, pero si la encuentran, deben de traerla con vida. —dijo. —yo mismo seré quien acabe con su vida, por haber abandonado a su hija a su suerte. Confío en tí Akaza y también en los demás y se que tendrán esa información.

—S-si mi señor. —su respuesta emitía miedo, pero sabía que debían de buscar esa información lo más antes posible o él y los demás serán los siguientes en ser asesinados por Muzan.

—Vete.

Él chico obedeció y desapareció, no hubo más ruido y Muzan cerro las puertas, salió de su lugar de trabajo y bajo a la cocina, vió a Emma lavando el vaso que utilizó Natsuki y la beta solo dijo:

—Natsuki ya se durmió hace tiempo, así que si desea verla, no haga ruido, es una niña con el oído muy bien desarrollado. —limpiando sus manos con la toalla. —¿Desea algo señor? ¿O debo irme?

—Puedes irte Emma, ve y descansa.

—Si mi señor. —saliendo de la cocina.

Muzan de igual forma salió y subió hasta la habitación de su hija, abrió la puerta con cuidado y la vio, pero los murmullos de Natsuki llamaron su atención. Se acercó cuidadosamente, hasta estar a su lado y escuchar mejor lo que decía.

—Papá, quiero una mamá que me ame. —decía la pequeña.

—No te preocupes, papá encontró a una buena mamá para Natsuki. —besando la frente de la niña y luego salir de la habitación.



Fue un error conocerte. {Muzanjiro}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora