Su cabeza dolía demasiado, las luz del amanecer se colo por sus ventanas.
Se dió una ducha algo larga pensando lo muy bien en la decisión que estaba a punto de tomar.
Camino entre la multitud perdiendo finalmente al tipo que la vigilaba.
Asegurándose en no ser seguida por nadie entro a la comisaria.
-¿en que puedo ayudarla?-pregunto una mujer detrás del escritorio.
-¿el detective Smith, el se encuentra en este momento?
-si, espere ahí le avisare.
-no, solo dele esto, dígale que me busque en esa dirección y hora hoy, dígale que soy Olivia, que tengo algo importante que decirle ¿si?
Oliva tomo asiento bajo la atenta mirada del detective.
-puede empezar cuando guste.–dijo con amabilidad.
-el día 11 de julio yo caminaban a casa a eso de la una de la madrugada pasada...-dijo su testimonio sin equivocarse en un solo momento. Cada frase era dicha con seguridad y sin titubear, no se guardó ningún detalle, cada palabra y accion fue anotada por el detective. Quien le dió la palabra que solo sería un testigo anónimo por su seguridad.
-muchas gracias, fue usted muy valiente al contarme esto.-dijo levantándose de la mesa de la biblioteca.
-yo solo hice lo correcto señor. Espero que sirva de algo.
-lo sera. Puede estar usted tranquila, este es mi número por si nececita de cualquier cosa. No importa la hora. Llame cundo sea necesario para usted.–dijo tendiendole una tarjeta con su nombre.–mañana deberá de presentarse a las nueve.
Ella asintio con una leve sonrisa sin mostrar sus dientes.
Espero que el se fuera primero, al cabo de media hora salió manteniendo el perfil bajo. Esa tarde estuvo más tranqui que esos últimos días.
Sus pasos eran lentos, podía ver su casa a un par de metros. Una camioneta negra se detuvo a a su lado, la puerta se abrió tomándola por sorpresa, su mundo se movió al ver a Nicholas dentro de ella, viéndola con seriedad.
-entra, daremos un paseo.–ordeno.
Sin otra alternativa subió se sentándose a su lado. El castaño paso su brazo al rededor de sus hombros dándole leve golpecitos. Algo irritantes para ella.
El viaje fue silencioso, ella le rezaba a dios que nada malo le fuera pasar, aún así estaba tranquila, el no tenía como saber lo que ella había hecho.
Tras una hora llegó a una enorme casa apartada a todas las demás frente al mar.
Trago grueso al ver tantos hombres y armas. Bajo de la camionetas quedando boquiabierta con la mansión. Detallada en piedras y una enorme fuente de agua al frente de ella.
Se tenso en su lugar al ser tomada por su cintura. Nicholas la guío hacia adentro, sin importarle mucho su espacio personal, su colina masculina invadió su ser, fue el mejor perfume que olió en su vida.
Su cuerpo fue empujado levemente a una especie de oficina.
Miro a su alrededor intentando decifrar el motivo por el cual estaba ahí.
-dias calurosos no, odio el puto calor.–el se quejo. Ella asintio con una leve sonrisa intentando ser gentil.
Se sirvió un vaso de whisky para el y otro para ella, se le tendio con una leve sonrisa.
Ella nego con educación.
-bebelo.-dijo entre dientes tendiendoselo de nuevo.
Olivia tomo del vaso rosando sus dedos con los de el, de inmediato lo tomo rompiendo esa cercanía con el. Con disgustos llevo el vaso a sus labios y Tomo el desagradable trago. Si bien bebía de vez en cuando esa bebida no era de su agrado.