Amor En La Recta Final. {Jenlisa}.

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Oscar Wilde.

"La única cosa peor que hablen de ti es que no hablen de ti."

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JENNIE KIM.

El rugido de los motores es lo único que puedo escuchar. Mi mundo se reduce a esto: la pista, el volante entre mis manos y el latido ensordecedor de mis oídos. Todo lo demás desaparece.

El sudor en mis manos, el calor asfixiante dentro del casco y la vibración constante ajo mis pies. Todo es ruido, velocidad, y mi instinto gritando a cada segundo.

Miro por el retrovisor. Nada. El tercero no tiene ni la oportunidad. Solo estamos el primero y yo en este momento. El maldito que va adelante.

Tan cerca que casi puedo sentir el escape de su coche en mi cara, pero no lo suficiente para pasarlo. El pie lo tengo hundido en el pedal y aun así siento como si estuviera estacando.

Una curva cerrada aparece frente a mí, y mi cuerpo reacciona antes que mi cerebro lo procese. Giro el volante, los neumáticos gritan contra el asfalto y casi siento como si mi espalda se separara del asiento mientras el coche derrapa ligeramente. El control es mío. El coche hace exactamente lo que quiero.... pero el de adelante lo hace mejor.

—¡Mierda! —grito dentro del casco.

El coche de adelante sale disparado de la curva, apenas un par de metros más allá. Sé que puedo alcanzarlo, lo sé. Quedan solo unos segundos, solo una recta. Acelero hasta sentir que el motor va a explotar, las vibraciones casi me hacen perder el control del volante, pero no aflojo. Los neumáticos queman el asfalto, pero su maldita sombra sigue delante de mí.

A mi derecha, un parpadeo de luces de cámaras, flashes que apenas registran mi mente. La línea de meta está cerca, demasiado cerca. El aire está lleno de gritos, el público enloquecido. Pero yo no escucho nada. Solo veo la meta.... y a él.

Tan cerca que casi puedo tocar su parachoques.

Los últimos metros pasan como un borrón, y justo cuando creo que lo tengo, que la estoy alcanzando... cruza meta.

Yo llego segundos después.

Segundo lugar.

Segundo.

El coche se desacelera mientras paso la línea, pero todo mi cuerpo sigue latiendo con la adrenalina. Mis manos están tensas en el volante, tan fuertes que mis nudillos están blancos. Apreté tanto los dientes que me duele la mandíbula.

Gritos. Gritos por todas partes. Pero no me importan. No me importan las celebraciones, ni las felicitaciones, ni los aplausos.

Solo puedo pensar en el desastre que acabo de hacer. La curva que pude haber tomado mejor. El maldito momento en que vacilé antes de acelerar, la fracción de segundo que lo cambió todo.

—Mierda —susurro otra vez, esta vez más bajo, con toda la frustración que llevo dentro.

Algunos asistentes se acercan vitoreando. Las cámaras están apuntadas hacia mí, y puedo sentir el peso de todas las miradas, todas esperando una sonrisa, esperando la imagen perfecta de una deportista que "casi" lo logra. Pero en mi cabeza solo hay vacío y rabia.

Segundo lugar.

Para ellos, puede que haya sido una carrera. Para mí, fue una derrota.

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