Un chico que recuerda

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- Amm... ¿Feirly, estás totalmente segura de esto?
- Sí Humbe desde hace mucho lo quiero.
— ¿Y si te hace mal?
- Es mejor disfrutar ahora antes que nunca
¿no?
— Pues sí...
Ambos se miraron a los ojos, todo se veía tan raro, Roberto había prometido que este tipo de cosas jamás iban a ocurrir... y ocurrieron.
- Hagámoslo Humbe, no tengas miedo del ahora. — Decía con una sonrisa pícara... a veces si que sabía cómo tentar a la gente para que hicieran todo lo que él quería.
- No puedo, Feirly... Daarick y Fallo me dijeron que no puedes comer chocolates, mucho menos uno negro y con chocolate blanco derretido al interior. El azúcar te puede hacer algo, ¿y si te acelera mucho el pulso, eh? ¿Qué vas a hacer?
- Roberto cein~. Eres un aguafiestas.
- Tengo estrictamente prohibido darte comida no autorizada por el hospital... pero te traje este chocolate de café, podría servir.
- Bien.. - Dijo abriendo el envoltorio y comiéndoselo.- Estoy tan enojada.
- Dicen que el chocolate ayuda para el mal humor.
- No está sirviendo, ven aquí y abrázame hasta que pueda dormir y lléname de muchos besitos y cariñitos. Si no lo haces me voy a enojar más.
- Ya voy~. Fastidiosa.
Roberto se recostó a su lado abrazándolo, élla le daba la espalda y sus mejillas estaban rojas e infladas... obviamente estaba enojada.
- Relájate Gabo, no te enojes con tu bello novio.
«Novio... suena tan bien.»- Pensaba Roberto.
- Me enojas mucho. Dime por qué no puedo comer mi chocolate.
- Es malo para ti Gabo.
— Lo es si piensas que lo va a ser.
- Ya... ven abrázame. Me siento tan so-
- Roberto Cein, su hora de visitas se ha acabado.

— Carajo... Feirly, vengo mañana. Esperame.
- Humbe tonto~ sabes que... siempre lo haré.
- ¿Pasa algo?
- Nop... sólo... siento un pequeño dolor en el pecho, ya pasará.
- No te puedo dejar así, Feirly, al menos no-...
- Señor, le pido que se retire ahora mismo.
- ¡¿No está viendo que se-...
- De eso se hará cargo el hospital, no un usted.
Somos nosotros quienes decidimos que hacer con élla. Retírese ahora mismo.
Sus ojos se abrieron de par en par.
«¿De verdad esa maldita se atrevió a responderme así? ¿Es que acaso no ve cómo está Feirly?»- Pensaba con impotencia.
- Adiós Feirly... cuídate, le pediré a mi papá que te venga a revisar.
- No hace falta, ya lo he sentido antes.
- ¿Por qué no me lo contaste antes?
- Señor, apúrese.

- Te cuento luego.
Con eso Roberto se fue de la habitación, sintiendo un amargo sabor llegar a su paladar.

Por otro lado Feirly sudaba y jadeaba, su pecho subía y bajaba. El dolor cada día se hacía más insoportable... no sabía qué más hacer.
Ya llevaba unas semanas así, un poco antes de la vez que Roberto le pidió ser su novia. En ese entonces el dolor que lo atormentaba no era tan fuerte. Quizás sea algo momentáneo.
- ¿Gab? ¿Qué ocurre, Gab?
- Du...ele mucho. Aquí. Duele.- Dijo señalando su pecho con lágrimas en los ojos, su pulso... su pulso estaba mal. Muy mal. -
Ayuda...Fallo.- Rogó antes de caer desmayada en su propia camilla... solo oía los gritas de Fallo llamando a otros profesionales... ¿qué estaba ocurriendo con élla?
Feirly... una chica de 15 años, una chica que ya no quiere morir, una chica que quiere vivir para él...
que quería vivir para Roberto.
Feirly sentía que su vida pasaba por sus ojos. oía los pitidos de las máquinas a su al rededor, sentía como su alma salía del cuerpo...
recordaba esos momentos en donde Roberto la hacía reír, los momentos donde Roberto la hacía llorar.

Sintió tantas emociones.

Ira.

Felicidad.

Tristeza.

Esperanzas.

Miedo.

Caos.

Ansiedad.

Recordaba todo, todos esos bellos momentos con Roberto... momentos los cuales probablemente quedasen en el pasado...
momentos los cuales armó con un chico sin memoria de quien era.




















Un beso antes de morir / GabertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora