¿Alguna vez tuviste esa fantasía en tu cabeza frente a una situación de estrés, en la que reaccionas de una forma muy diferente a la que tu cuerpo te permite?
Te quedas con esa imagen mental de que quizás, si hubieses reaccionado así, te tendrían un poco mas de respeto o de miedo. Y no seguirían tirando de tu paciencia para ver tu respuesta.
Ese pequeño gusto amargo de culpa por ser tan débil ¿Es correcto?
Eso meditaba mientras tomaba una taza de café, taza que me había regalado mi pareja Brandon para nuestro tercer aniversario. Era linda, blanca con pequeñas flores pintadas en negro. También tenía grabada nuestras iniciales y la fecha en que nos conocimos.
Ese aniversario fue medio complicado.
Empezamos el día bien, él portándose como todo un caballero, trayendo el desayuno a la cama para los dos. Me había llenado de besos y de caricias que se sentían como cuando empezamos la relación. Pero, después de un día lleno de cariño y regalos, una llamada lo cambio todo.
Repentinamente el semblante amoroso que Brandon tenia conmigo se volvió seco, y distante. Casi como si en vez de su esposa, fuese una conocida, o un estorbo. No me dijo quien era, ni tampoco que quería. Simplemente me tiro un ¨Tengo que irme. Termina el día tranquila¨ y se fue.
Esa noche dormí sola, y aunque le deje algunas llamadas y mensajes. Solo me respondía su buzón. Al principio creí que hubo un problema en el trabajo, ya que él era administrativo en un hospital de la zona de Almagro. Pero luego de un tiempo, supe que el problema tenia pelo castaño y ojos verdes.
Era una colega conocida de ambos, Carina. Era del mismo sector que Brandon. Yo era del departamento de Forense, y ellos, del departamento Psiquiatría.
Se habían vuelto cercanos luego de un viaje a Colombia que tuvieron por parte del hospital para una investigación que requería de ambos. En ese viaje, Brandon nunca me conto algo relacionado con el caso, todo se trataba de Carina. De como la empresa les había pagado una de las mejores habitaciones en un hotel cuatro estrellas, ya que como eran figuras respetadas que iban a recibir una conmemoración, querían que se sintieran a gusto.
Al principio lo tome como un cariño de colegas, como ellos pasaban la mayor parte del día de guardia juntos, supuse que Brandon había desarrollado una cercanía hacia ella de hermanos. Pero, al escuchar como hablaba de Carina, de como le quedaba la ropa que usaron en la ceremonia. La manera en la que sus ojos tenían una pizca de lujuria al imaginar tal situación. Prendió todas mis alertas.
Meses mas tarde las confirme, cuando Sebastián, un compañero mío de piso, escuchó rumores de las enfermeras donde afirmaban ver a Brandon y a Carina en la sala común del piso de Psiquiatría desnudos, dormidos, como Dios nos trajo al mundo.
No podía creerlo, así que, fui con Carina para intentar aclarar esto de una vez.
Ella no reaccionó de la manera que yo esperaba. Creía que iba a negarlo, o a decirme que seguro solo eran rumores, que como ellos iban a ser semejante barbaridad en un hospital, hospital donde se encontraba la esposa de uno de los acusados.
Pero no.
-Si, es verdad- Me aclaró con total soberbia -Me parece bastante gracioso que tuvieras que esperar a que unas enfermeras chismosas nos encontraran para darte cuenta de que Brandon está muerto de amor por mí.
-Pero, encima te das el descaro de admitirlo..- Quería pelear, pero las palabras quedaban cortas en mi boca. Era como si algo me las atorase en la garganta y no me dejara replicar.
-¿Y que esperabas Natasha? Siempre tuviste todo servido en bandeja, un esposo, un doctorado, un piso a tu disposición. Eres la reina de este hospital, tu vida es tan perfecta, pero tan aburrida. ¿Cuánto tiempo mas creías que ibas a tener a Brandon aburriéndolo? Y no hablo solo de su patética vida de casados querida ¿Sabes cuantas veces lo hemos hecho en Colombia? ¿O aquí en el hospital? - Sus declaraciones dolían. Era como una hermana. Ella estuvo en practicas generales conmigo, dormimos juntas en rincones del hospital, estuvo en mi boda. Éramos casi como una familia.
Era una sensación pesada que recorría desde mi pecho hasta mi estomago, y se alojaba ahí descomponiéndome.
-No puedo creerlo- Salió inconsciente de mi boca, vacilante - Te deje las puertas de mi casa abiertas para que durmieras varias veces. Te he prestado ropa, te di comida, te di mis apuntes cuando aun no teníamos ni siquiera un título asegurado ¿Y así me lo pagas? - Las lagrimas se sentían ardientes recorriendo mi cara, casi como si ellas quisieran saltar y quemar la suya.
Claramente esto fue hace semanas. No fue hoy.
Hoy estoy en casa, se supone que es mi día libre... y el de Brandon.
Pero él, simplemente, no está.
Entonces mire la mesa de la cocina. Los papeles estaban ahí arriba, esperándolos.
Yo no iba a ser el plato de segunda mesa que lo mantuviese con esa imagen de semental jugando a dos puntas. O al menos, ya no mas. Podría haber reaccionado peor, podría haber hecho que los echaran por andar haciendo sus actos carnales en el establecimiento. Pero siendo sinceros, estaba muy agotada mentalmente como para hacer mas bullicio del que ya había.
Quizá realmente era mi culpa. Hubo un momento en nuestro noviazgo en el que me enfoque tanto en mi trabajo que descuide mi relación, había tomado tantas horas extras para poder elegir casos específicos y pulir mis conocimientos como medica forense que había semanas que no estaba en el departamento.
Semanas que tal vez, Carina había ocupado mi lugar en la casa. Había besado a mi marido, desayunado con él. Se habrían duchado juntos, y habría usado mis cosas personales. Semanas en las que vivieron mas una vida de casados. Que la que hubiese vivido conmigo.
Me sentía tan patética, pero, a su vez, tan libre. Que solo esperaba a que Brandon volviera para poder encarar este tema, darle fin a su aventura.
Termine de desayunar y me preparé, aunque fuese un momento crucial en mi vida, donde tiraría todo lo construido en tantos años a la basura, también era Jueves, y hoy estaba de guardia.
Me había puesto mi ropa de trabajo, y a su vez, había preparado mis cosas. Ya que seria mi ultimo día en esa casa. Porque ya no era mi casa. No me sentía cómoda, ni segura, en un lugar donde me engañaron y ridiculizaron tanto tiempo.
Las llaves encajaron en la cerradura. Brandon llegó.
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Muda
Random¿Cuántas veces quisiste decir cosas y se te quedaron clavadas como puñales en la garganta? ¿Cuántas injusticias fuiste capaz de aguantar? Natasha sufrió lo mismo que vos o yo, pero ella, poco a poco, va a rompiendo los patrones que la atan al desast...