CAPITULO 9

96 16 1
                                    


Estaba enseñándole a todos los emperadores que quisieron hacer un acuerdo conmigo, las dichosas piedras preciosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba enseñándole a todos los emperadores que quisieron hacer un acuerdo conmigo, las dichosas piedras preciosas. No me costó convencerlos mucho. Todos son muy ambiciosos.

—Greta, ¿podemos hablar? — me dice el príncipe Allan al oído.

—Príncipe Allan. Debería tener más cuidado, hay mucha gente a nuestro alrededor. — le digo en un susurro.

—Está bien su majestad. — me dice.

Le hago una seña para que me empiece a seguir y así dirigirnos a mi oficina. Allan es el único que no me ha confirmado si habrá acuerdo entre nuestras naciones, después de todo, ayer no pudimos hablar mucho del tema...

Sacudo la cabeza. No debería pensar sobre eso.

Llegamos a la oficina y cierro la puerta detrás de nosotros.

—¿Hoy día no lo acompañan sus guardias? — le pregunto.

—Quería algo de privacidad. — me responde

Me sonrojo por su ultimo comentario.

—Y bueno, ¿tenemos un acuerdo? — le pregunto con los brazos cruzados y mirándolo fijamente.

—¿Qué acuerdo? — dice mientras se me acerca de manera muy peligrosa.

—A-al de las naciones. — le digo tartamudeando.

—Una emperatriz no debería tartamudear, y siempre mantiene la cabeza en alto. — dice mientras me agarra por la cintura y me acerca a él.

Podía escuchar su respiración.

—No estaba tartamudeando. Solo me trabe un poco. — digo sacando sus manos de mi cintura y alejándome de él.

—¿Qué ocurre? Pensé que estábamos bien. — me dijo con el ceño fruncido.

—¡SI! Estamos perfectos. Es solo que hace mucho calor, ¿no? ¡Ya se! Un vinito nunca estaría mal. — digo y camino hacia una mesita donde había algunos licores.

—Estas rara Greta, ¿qué ocurre? — me pregunta.

—¿A mí? No, estas mal. Yo creo que estas imaginando cosas que no son. Mejor ven y brindemos por cerrar el acuerdo. Porque hay trato ¿no? — digo con el corazón a mil por horas.

En la madrugada había dejado todo listo con Nightmare. El plan era fácil, él se tomaba el vino ya con la poción y se desmayaría, yo llamaría a Emma y haría que se queden a solas hasta que se despierte. Y, por último, cuando él se levante, verá a Emma y quedará perdidamente enamorado de ella.

—Si... si quiero que nuestras naciones estén aliadas con este acuerdo. — me dice mientras se acerca y me recibe la copa de vino.

—Perfecto...— Digo.

Una villana un poco raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora