Tercera vez

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—¡Au! —se quejó instantáneamente al notar el algodón en su sien, pese a que realmente no le hizo daño. El médico le dirigió una mirada aburrida, haciendo que callase la boca y dejase que el otro hiciese bien su trabajo. Cuando de verdad notó dolor, simplemente apretó los labios y evitó soltar un quejido.

Bajó los ojos, intentando no mover la cabeza, para mirar la pantalla de su móvil, esperando una notificación. 22:27, cero notificaciones. Cerró los ojos e intentó calmar sus nervios. Suspiró, maldiciendo al señor que tenía frente a él, pensando en que estaba siendo lento simplemente para joderle.

Escuchó a los aficionados del campo reclamar algo, haciendo que inevitablemente se removiese nervioso. El médico simplemente suspiró, pero no dijo nada y siguió haciendo su trabajo. No tardó mucho en acabar de limpiarle, y procedió a vendarle la cabeza.

Esa parte la hizo bastante rápida, así que nada más terminar, Pablo apenas pudo murmurar un gracias antes de precipitarse hacia la puerta. Casi corrió por los pasillos, impaciente, soltando aire aliviado cuando salió de nuevo al campo y pudo ver como su equipo seguía ganando pese a lo que había ocurrido con él. 

Se sentó en el banquillo tras intercambiar un par de palabras con Flick, asegurándole que estaba bien, y disfrutar (o sufrir) de lo que quedaba del partido. Estaban en el clásico, en Madrid, donde el entrenador había confiado en él como para dejarle jugar toda la segunda parte.

Tristemente, en una acción fortuita con un pie demasiado levantado de Valverde, los tacos del jugador madridista le habían producido una pequeña brecha en la ceja. Pese a insistir que estaba bien y que podía seguir, los golpes en la cabeza estaban demasiado controlados y, al haber sangre, querían asegurarse de que no vaya a peor. 

Así que ahí estaba, sentado en el banquillo exactamente donde Pablo Torre lo había estado antes de salir por él. Iban ganando 0-2, y tras la tarjeta roja de Valverde, el Barça estaba dominando el partido. Pese a eso, los nervios de Gavi no disminuían lo más mínimo tras cada minuto que pasaba.

 En una ocasión peligrosa cerca del minuto 80, su mirada cayó en el número 5 del Real Madrid. Se quejaba, prácticamente a la nada, de que sus compañeros en la delantera no estuviesen presionando para quitar el balón al equipo blaugrana y que estuviesen quietos y mirando. Comprensible, pensó el andaluz, que no pudo apartar la vista de aquel chico en lo que quedaba de partido.

No se habían visto desde que huyó de la habitación de hotel, y de eso hacían ya casi tres meses. Se arrepentía enormemente de haberlo hecho, ya que Jude solo trataba de ayudarlo y él se comportó como una mierda. 

Su mirada siguió a ese chico cuando Ancelotti decidió sustituirlo. Vio como corría al lateral del campo para que así Arda Güler entrase lo antes posible, y le siguió durante todo el recorrido hasta los banquillos. Pero, contrariamente a lo que pensaba que haría, Jude se dirigió al túnel de vestuarios murmurando insultos.

Contuvo la respiración en el momento en que sus miradas se cruzaron mientras Jude pasaba por su lado. A pesar del enfado que el otro portaba encima, sus ojos reflejaban muchos más sentimientos de lo que su ceño fruncido mostraba. Tan así, que notó como todo el vello de su cuerpo se erizaba, pese a que su cruce de miradas había durado apenas un par de segundos. Cuando le perdió de vista, fue cuando notó por primera vez su corazón acelerado. Se frotó los brazos queriendo bajar el vello, y miró a su alrededor mientras se reacomodaba en la silla, queriendo disimular. Pero apenas duró unos segundos más ahí sentado que cuando se quiso dar cuenta, su cuerpo se había levantado y había empezado a seguir al joven inglés.

Gavi no entendía bien por qué lo hacía. Todo su cuerpo se movía por puro instinto, ignorando las posibles miradas curiosas de sus compañeros y del cuerpo técnico que aún estaba en el banquillo. Y si ya se arrepentía antes, cuando entró en el túnel de vestuarios y la atmósfera se sintió distinta, más pesada, cargada de algo, quiso salir corriendo de ahí. Sin embargo, ya era demasiado tarde para dar la vuelta. A lo lejos, vio la silueta de Jude, con los hombros tensos, caminando hacia la sala de vestuarios. Gavi apuró el paso hasta alcanzarlo, y sin saber qué iba a decir, le llamó.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2024 ⏰

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Tregua ; jude nd gaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora