Te haz vuelto crisis de la fe porque, quien escuchará oraciones de una poeta conflictuada cuando el humo de tu boca nubla mi mirada. Y me doy cuenta que jamás nos hizo falta nada, hasta que, viviendo el sueño, extraño quien solía ser. Caminamos sobre botellas quebradas mientras sangre corre por tu cabello donde alguna vez una corona coloque
Extraño las dulces melodías que componíamos a media noche
Dos partes de mi uniéndose en su vulnerabilidad
Dos almas atascadas en un solo cuerpo como los cabellos desacomodados que encontraban su lugar solo cuando trenzabas mapas de sueños perdidos en ellos.Extraño nuestra simplicidad, una rutina que solo Dios componía. Nuestra alegría atrapada entre cuatro paredes donde nos llenaba la sangre de calor, de palabras, de arte ardiendo hasta que salía explotando sobre cada centímetro de nuestra piel
Éramos mitades de un solo ser envuelto en su propia complejidad. Te extraño, pero lo que más reprocho en esta vida es el día que no le grité a los cuatro vientos, te amo imbecil, y el día que se lo ore a las estrellas, mi sangre derramándose sobre las piedras.
Extraño la hiedra que decoraba mis extremidades como lazos que me unían a mi tierra. Extraño el lirio que nublaba el agua hasta no poder ver sus tremores. Extraño el humo que bailaba alrededor del fuego, cegándome a la ceniza que dejaba en su cada pisar. Y ahora, cada recuerdo se ha vuelto un tatuaje sobre mi piel que nadie consintió a diseñar.
Pero el sentir se ha vuelto indulgente, como los chocolates que guardábamos para nuestros más profundos dolores. El sentir es un privilegio y lo he usado en exceso. Extraño quien solía ser, oculta detrás de un proceso largo y doloroso con intención de sanar. Extraño quien solía ser, con excusas fabricadas para buscar ayuda que desperdiciaba.
Quiero volver a ser la serpiente que se ocultaba entre las ramas, espectadora de mil vidas que jamás tocaré. Soy quien deseaba, anhelaba ser pero, ahora anhelo aún más de la vida. Como si mi copa jamás vacía, pero jamás derrama. Sigo oyendo las mismas voces que nublan mi pensar, pero ahora en lugar de formar arte, forman gritos, llantos, atrapados en lámparas de aceite.
Y me siento como una farsa, repitiendo el poema que convertí en oración, vive, solo vive. Cuando aún así no sigo mi propia doctrina, cuando en realidad dedico mis madrugadas a fabricar vidas ricas en detalle, cada rosa sobre mi tocador confeccionada solamente para mi indulgencia, su aroma perfuma la habitación adornada de oro y seda. Eres mi crisis de fe, y estas son las oraciones de una poeta eternamente deshecha.