Seasons of love - Freenbecky ☆𝆬

Capítulo 3: Parece que no sabes mucho

Ahora que Freen está 100% consciente de su crush, la chica de la floristería ocupa un lugar permanente en los rincones de su mente. Se cuela en todos sus pensamientos distraídos, e incluso le ha ganado un espacio en el estante de la sala del personal del estudio de tatuajes. Hay un montón de papeles sueltos dedicados a los bocetos de la chica de la floristería; esos dibujos permanecen escondidos y discretos (o al menos, eso espera) en una esquina del fondo de su estante, detrás de bocetos preliminares de antiguos clientes y lápices que han quedado reducidos a pequeños tocones.

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—¿Esa es la chica de la floristería de al lado?

Freen se sobresalta y rápidamente voltea su cuaderno de bocetos. Desafortunadamente, en la página opuesta también hay un dibujo a medio terminar de la sonrisa de la chica de la floristería. Maldice para sus adentros, y Mind solo se ríe.

—Tranquila, no te voy a delatar por tu pequeño crush —dice Mind, recargándose en la pared junto a la estación de tatuajes que Freen ha tomado durante el tiempo libre entre clientes.

—Pero yo sí lo haré —se burla Nam, rodando su silla de oficina hasta unirse a la conversación.

Freen suspira profundamente, deseando haber escogido cualquier otra estación que no estuviera justo detrás del mostrador.

—¿Qué quieren saber? —pregunta, cerrando el cuaderno de bocetos y volviéndose hacia ellas con resignación.

—¿Quién es?

—¿Cómo se conocieron?

—¿Cómo se llama?

—¿Le vas a pedir una cita?

Freen no está del todo segura de quién hizo cada pregunta, pero las va respondiendo mientras cuenta con los dedos.

—No sé quién es, solo sé que trabaja en la floristería de al lado. Nos conocimos hace un par de semanas cuando salí del estudio durante mi descanso. No sé cómo se llama. Y no sé si le voy a pedir una cita.

Nam arruga la nariz ante la respuesta de Freen.

—No parece que sepas mucho.

Freen se encoge de hombros.

—¿Qué quieres que te diga? Realmente no sé mucho de ella.

—Sabes lo suficiente para dibujarla una y otra y otra vez —bromea Mind. —No actúes como si no tuvieras mil páginas con su cara en tu estante del cuarto trasero.

Freen la mira boquiabierta, ofendida.

—Primero: eso se llama husmear y acabas de admitir que violaste mi privacidad. Segundo: ¿no te parece un poco grosero?

—No husmeé a propósito —se defiende Mind. —Sabía que guardabas tus bocetos preliminares allí y necesitaba encontrar un diseño que habías hecho porque a uno de mis clientes le interesaba; simplemente, me encontré con esos dibujos por accidente.

—Accidental a propósito —susurra Nam a Freen en tono conspirador.

Mind pone los ojos en blanco.

—Nam fue quien se robó tus Reese's Pieces aquella vez, Freen. Fue cuando te enojaste mucho porque habías estado esperando todo el día para comértelos, y tuve que evitar que interrogaras a todos los otros artistas, ¿recuerdas?

—Si dejas chocolate a la vista en la sala de descanso, voy a asumir que es para compartir —dice Nam despreocupada, sin inmutarse por haber sido delatada. —No es mi culpa que pusieras la caja justo al borde de tu estante, con el logo bien visible.

—Espero que las dos pisen bloques de Lego por husmear entre mis cosas y robarse mi chocolate —responde Freen con frialdad, mirando a sus compañeras y sonriendo satisfecha cuando ambas desvían la vista con culpa. —Pero eso no cambia el hecho de que lo de la Chica de la Floristería es solo un crush tonto. Nada por lo que emocionarse.

—¿A quién tratas de convencer, a nosotras o a ti misma? —pregunta Mind con intención.

Nam le guiña el ojo mientras se desliza de nuevo hacia el mostrador, y Mind se retira con una sonrisa pícara. Freen niega con la cabeza ante sus bromas y vuelve a abrir su cuaderno de bocetos.

En lugar de la página en la que estaba trabajando antes de que Mind y Nam la interrumpieran, se abre en el dibujo casi terminado de la Chica de la Floristería, el que hizo el día que la conoció. Aún le faltaba algo, pero Freen no lograba averiguar qué.

Sin nada mejor que hacer, suspira y se dispone a intentar terminar el boceto.