Prefacio

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Sobreviví, eso aún me cuesta creerlo; pues ¿Quién diría que yo sobreviviría a semejante destrucción masiva? Lo que pasó ese 15 de abril, aún me sigue causando pesadillas y no pude evitar esa tragedia [...] 

Una tragedia que me cambió y poco a poco desencadenó una serie de eventos que me ayudaron a demostrar mi valor. ¡Qué estúpido sueno al decirlo! ¿A quién no cabió? ¡Una puta guerra! ¡Cabrón! ¡Una guerra!

Tenía 17 años y todos los profesores del colegio, estaban muy nerviosos debido a la declaración de guerra entre Corea del norte y Corea del sur. Nuestro país estaba a favor de Corea del sur pero, como éramos jóvenes e inconscientes (y eso por decirlo de una manera no agresiva), las consecuencias de esta declaración nos importaron un carajo y jugamos a despedirnos diciendo que mañana todos habríamos muerto y solo unos cuantos de mi inmenso grupo de amigos, se habían tomado aquello como algo serio. Menudo giro de trama, hijos de puta, aquí solo seguimos dos...

La Mayoría de ellos llegaron a sus casas -cercanas al colegio, claro, eran los nerdos y bocadillo diario- dejándonos escuchar cómo se encerraron en sus casas tras un portazo de aquellos que harían a cualquier madre hacerles recibir una paliza.

Tal vez si no hubiésemos sido tan ingenuos, tan impetuosos, tan jóvenes y tan inconscientes (Tan idiotas); también nos hubiésemos tomado aquello en serio. Tal vez si no hubiésemos tomado aquello como un juego, nos hubiesen preocupado las aeronaves militares que cruzaron sobre nosotros, mientras estábamos en la calle. Tal vez si hubiese sabido lo que me esperaba al cumplir 17 años, hubiese disfrutado más el 11 de Noviembre que fue mi último cumpleaños con todos aquellos que más quise. Tal vez si lo hubiese sabido todo el tiempo, no me hubiese esforzado por lograr lo que logré hoy, pero simplemente no pasó, los tal vez flotarán eternamente en el aire como las cenizas de todos ellos... 

¡Carajo!

Esto es lo que pasó.


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