Capítulo1

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Encontrándome a un par de calles de casa, me quedé observando por un momento el cielo. No había aviones cruzando el cielo, pero si pude ver a lo lejos algunos helicópteros de aspecto militar, que se dirigían al sur. Nada sospechoso, nuestros soldados nos protegen y están ahí para eso. Lo creíamos con todas nuestras fuerzas en esa mentira llamada América. ¡Cuánto me has odiado América! ¡Que te den!

Llegué a casa, para mi sorpresa, el auto de mi padre no se encontraba, por lo que supuse que debió haber salido de compras con mi hermana o algo así, al acercarse la fecha en la que mi hermana se casaría, con el hombre al que más detestaba. Mi madre (Luisa) era la única que se encontraba en casa, y al parecer me esperaba, puesto que preparaba la cena, y por primera vez, no me hizo la obvia pregunta "¿Ya llegaste?", "¿Cómo me había ido en el colegio?" entre otras cosas que una madre normal hacía. Algo la preocupaba mucho y sin siquiera dirigirme la palabra, se dirigió hacia el sótano. ¿Qué clase de imbécil era que no le fui amable?

La televisión estaba encendida en el canal de las noticias, en donde repetían por enésima vez que se especulaba que ese día, veríamos al mundo sucumbir bajo lo que sería una nueva guerra. Siendo honesto solo quería hacer uso de armas como todo americano, para defender mi hogar en caso de invasión y vivir en el mejor escenario y misión de Call of Duty. ¡Maldito  enfermo! Y pensar que para el resto del mundo eso es lo que somos... qué bueno que moriste América. 

En la pantalla se transmitió -hasta donde recuerdo y creo que hasta donde pueden investigar- unas escenas desde lo que parecía ser un congreso o lo que me pareció una imitación del congreso presidencial, pero en algún lugar de Asia y me parece que comenzaron a narrar el protocolo inicial de todo el asunto y la posible declaración.  Intuí que todo eso tardaría al menos una hora de aburrida burocracia y, me fui a asaltar el refrigerador que se ubicaba en la entrada de la cocina. Un modelo de lo más anticuado y rústico que pudieras imaginarte, de esos que quizás mis abuelos tuvieron en los 60's, con una cerradura en la puerta y rejillas de aluminio en el interior. Esa reliquia formaba parte de toda la decoración en la casa, llena de objetos que bien podrían estar en un anticuario. En cuanto lo abrí, las rejillas de comida cayeron y con esta, toda la comida, que se regó en el suelo.

— ¡oh no! — dije en voz baja tratando estúpidamente de hacer que mi madre crea que fue el gato que tomó un envase de leche y se fue con este hacia el sótano... y entonces me di cuenta de lo ridículo que sería y pensé que sería mejor que yo le diga lo que pasó, a que ella se entere. Intenté recoger algunas cosas y juntarlas en un montículo, cuando escuché unas expresiones de angustia que venían del televisor, seguido de un perturbador silencio que no recordaba haber escuchado desde el 9-11.

Acababan de atacar el estado de Washington DC, había imágenes de lo que parecía ser una bomba atómica o nuclear, cuyos efectos parecían ser caóticos, mientras las cámaras mostraban la nube en forma de hongo, no muy grande pero tampoco pequeña, emitiendo un estruendo lo suficientemente fuerte como para hacer fallar las bocinas de la pantalla. Sentí un extraño escalofrío recorrerme la espalda e instintivamente, al ver la comida regada por el suelo, pensé en mi madre, cada partícula de mí me hizo llamarle

— ¡MAM...!— creo que apenas y pude gritar una sílaba... fue muy rápido.

En un instante, una inmensa luz blanca llenó la casa, un terrible estruendo y calor hizo que las ventanas explotaran y la puerta principal saliera volando hacia adentro de la casa. Sentí como si diez mil palmas me pegaran al mismo tiempo, hacia adentro del refrigerador, el cual, no me explico cómo, se cerró en un instante, mientras todo comenzó a temblar y a calentarse a mi alrededor.

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