Amable

Nieve.

Comodidad.

Eso es todo lo que muchos anhelaban.

Amar.

Afecto.

Seguridad.

Algo que muchos deseaban, algo por lo que muchos morirían. Sin embargo, a veces algo así parece imposible. Al menos eso es lo que pensó esta Drone Primordial.

Sus sistemas se reiniciaron lentamente mientras se levantaba lentamente, bostezando mientras su aliento húmedo y caliente emitía algo de vapor. Sus alas se desplegaron lentamente, eran bastante grandes, de un hermoso color blanco, un poco esponjosas pero llenas de pequeñas cicatrices. Una clara señal de que a este Zángano Primordial no le gusta que lo tomen como presa o comida fácil. Se estiraba mientras sus sistemas se iniciaban lentamente.

{Levántate y brilla bella durmiente, Bienvenida [DESIGNACIÖN DE SERIE - V] Hora actual: 06:30 AM.}

{Clima actual: 30°, vientos bajos, sol alto.}

{Estado de salud actual: No se detectaron ni sufrieron lesiones. [Perfecto estado.]}

{Salud mental: se detectan tendencias psicóticas, comportamiento posesivo y problemas de abandono.}

{Estado: Buen desempeño general, hambre saciada, buenas reservas de petróleo.}

{Armas: [BLOQUEADAS - SE DETECTÓ MALWARE NO DETECTADO]}

"Mmm..."

V se estiró mientras ronroneaba levemente, arqueando la espalda mientras se escuchaban algunos zumbidos mecánicos antes de suspirar y sentarse como un gato. Su cola se balanceó lentamente mientras V se tomaba un momento para disfrutar del momento de paz.

Su cabello blanco plateado se arreglaba lentamente mientras V usaba sus garras para peinar su cabello, lamiendo sus manos como si fuera un felino que se estuviera acicalando. Esta era su rutina diaria después de que dejó su tribu para siempre.

¿Por qué se fue?

Bueno, ella no quería lidiar con una líder mandona que siempre se enorgullecía de sus cacerías exitosas y limpias, una niña espeluznante que parecía una muñeca y que siempre hablaba de sus acciones. No, preferiría pasar una buena parte del tiempo sola.

Especialmente cuando puede dormir o cazar cuando le plazca. Los humanos cerca de este bosque siempre le dejan restos, no sabe por qué, pero no le importa. Sin que V lo sepa, a menudo se los ofrecen como ofrenda de paz a los Zánganos Primordiales del bosque.

Salía lentamente de su guarida mientras contemplaba el amanecer, los rayos del sol se filtraban lentamente entre las ramas de los árboles. La nieve caía suavemente y un copo caía sobre la nariz de V mientras temblaba levemente.

"Nieve..."

V murmuró algo hipnotizada por la belleza de la nieve. No era la primera vez que la veía, pero siempre la fascinaba su belleza. La nieve aquí siempre caía con frecuencia, incluso durante los meses de verano, pero era menos espesa. No así durante los meses fríos, que solo se volvía más espesa.

V se levantó lentamente, estirándose mientras sus alas se extendían lentamente, sus piernas como clavijas pisaban la nieve fría. Sin embargo, no le importaba, lo que quería hacer era cazar.

Sin embargo, una parte de ella secretamente esperaba encontrar un amigo, o alguien a quien llamar amigo. Alguien que no huiría, alguien que no intentaría luchar contra ella, alguien que fuera amable y gentil, incluso paciente. (Qué perdedora.)

V pasó buena parte de su tiempo volando por el aire, la sensación de la brisa fresca que le golpeaba la cara era relajante, al igual que la sensación cálida del sol en su cuerpo, específicamente en sus alas. Estaba perdida en su propio pequeño mundo, soñando despierta con varias cosas, sin importarle nada.

Hasta que lo vio.

Un dron de desmontaje de sexo masculino mayor, con el pelo rubio peinado hacia un lado, esponjoso incluso, aunque un poco desordenado. Unas cuantas cicatrices en su rostro además de su pantalla de visualización, sus ojos de un color dorado, su mirada no era dura, más bien suave y tranquilizadora, reconfortante incluso.

Estaba abrigado para el frío, ya que llevaba un arma en la espalda. V estaba hipnotizada por su apariencia, segura de que cualquier otro día se habría abalanzado sobre él y le habría arrancado las entrañas, dándose un festín mientras sus órganos se derramaban, observándolo tratar desesperadamente de recogerlos y colocarlos dentro mientras se daba cuenta de que no tenía sentido hacerlo.

Sin embargo, V no tenía ganas de hacerlo, podría haber jurado que debía tener un error en sus sistemas. Sin embargo, no le prestó atención durante mucho tiempo.

Necesitaba cazar; lo dejaría pasar por hoy. Si tenía suerte y él estaba cerca, tal vez lo espiaría un rato. Solo para ver si buscaba problemas.