-Hija, ¿segura que estas bien?- preguntaba mi madre al otro lado del teléfono con tono preocupado- Puedo enviar a alguien a buscarte-
- Mamá estoy bien, no me han hechizado ni mucho menos devorado- dije corriendo las cortinas de mi habitación, cuando el sol empezó a deslumbrar toda la escuela por la mañana- Ademas esta escuela es algo... interesante-
-Ay no Alice, conozco ese tono y no me gusta para nada- dijo casi muriéndose por el teléfono
No la conoceré como es de dramática
-Tranquila mamá que no he hecho nada-
-Mas te vale, niña-
-Me tengo que preparar para las clases, adiós mamá-
Le colgué a mi madre antes que me volviera a soltar el discurso de que me abrigue, que coma y muchas cosas mas que no deseo recordar.
Me senté en el tocador color blanco con detalles dorados y pedrería que me hacia sonreír cada mañana.
Mientras cepillaba mis cabellos rubios, me puse a pensar en aquel chico que para mi desgracia es el hijo de la reina de corazones. Osea Damian no tiene la culpa de lo que su madre hizo, pero si será él quien tenga que hacerme lo mismo en algunos años, aunque la historia diga que yo saldré con vida, no me convence mucho esa idea de que él casi me asesine.
Quiero verlo intentándolo
Me levante y me puse mi bata rosa dispuesta a darme una ducha, mientras ponía mi playlist en mi teléfono escuché como en el cristal del balcón empezó a sonar un maullido algo agudo. Me di la vuelta y vi a a un gato negro sentado en el balcón maullando porque le habrán la puerta.
El gato me miraba con unos hermosos y grandes ojos verdes y no pude resistirme, los gatos son mi debilidad.
Le abrí la puerta y el entró con algo de timidez, me agache para intentar acariciarlo a lo que este se sorprendió pero no se apartó de mi mano, en cuanto lo toqué abrió mucho los ojos pero luego empezó a ronronear sonoramente y a pedir más y más caricias.
De repente salto sobre mi regazo y empezó a frotarse contra mi pecho, lo que se me hizo muy tierno y me sacó algunas sonrisas. Lo levante en mis brazos y froté mi nariz sobre la suya, lo que él me miro muy feliz.
Tenía que bañarme así que lo deje sobre mi cama y le di un beso en la frente, él empezó a revolcarse en mi cama esperando caricias.
-Ya vengo, gatito picioso- dije besándolo y metiéndome a bañar
...
Cuando salí de la ducha vi al gatito aún revolcándose en mi cama muy contento de estar allí, levanto la cabeza para verme mientras abría mi armario para buscar la ropa del día.
Me puse unos jeans acampanados azul, un suéter blanco con los hombros descubiertos, unos audífonos blancos y unos botines marrones.
Voltee a ver al gato negro, solo para ver que me observaba muy atentamente mientras me terminaba de abrochar los botines. Sonreí y lo tome en brazos para acunarlo mientras caminaba por toda mi habitación.
- Eres un gatito muy hermoso, claro que si- dije con un tono de voz mas agudo de lo normal.
Lo senté en el sillón que esta al lado de mi tocador, donde empece a maquillarme. Mientras pasaba una brocha por mis mejillas note como me admiraba con la mirada desde el sillón.
-¿Qué?- pregunté con tono juguetón- ¿Quieres probarlo?- le mostré la brocha de mi mano a lo que se mostró confundido, es como si me entendiera.
Le indiqué que subiera a mi regazo, algo que él acepto gustoso restregándose por mis pechos mientras ronroneaba muy feliz de la compañía.
Yo lo miraba con ternura mientras le acercaba la brocha de mi rubor a la nariz, a lo que él empezó a estornudar y yo sonreí muy encariñada con aquella criatura.
-Espera- dije bajando al gatito de mi regazo. Fui hacia mi armario y saqué un listón rosa de entre mis cajones, mirando al gato que podría jurar que lo vi haciendo una mueca por el tono de rosa tan delicado y bello, al menos hacia mis ojos.
- Esto te quedará precioso- dije colocándole el listón rosa a lo largo del cuello y haciendo un pequeño moño- Perfecto-
En ese momento empezó a sonar mi alarma de inicio de clases en mi teléfono.
-Me tengo que ir- dije corriendo a echar mi tinta de labios, teléfono, espejo mágico, perfume y cargador a mi bolso blanco, muy lindo la verdad.
Tarde, pero siempre una girl.
-Adiós gatito- cerré la puerta para ir hacia mi primera clase, geografía. Para empezar el día con ánimos o mas bien para sobrevivir al día, necesitaba mi capuchino mañanero.
Cuando llegué a mi cafetería de siempre y pedí mi capuchino de siempre, el recuerdo del pequeño tartamudeo de Damian en clase de matemáticas me hizo sonreír.
No idiota que haces, no sonrías, él es el enemigo.
- Que linda casualidad- escuché una voz a mi lado y me di cuenta que era... Tyler.
Ash, pensé que era su primo
Cállate conciencia no es momento.
-Hola Tyler- dije sin emoción alguna
Cuando me di la vuelta Tyler empezó a estornudar compulsiva mente y a frotarse la nariz roja con el dorso de la mano.
-Estas bien?- pregunté algo asustada.
-Oye. Alice. De. Casualidad. No. Hay. Gatos. Por. Aquí?- dijo marcando cada palabra con un estornudo.
- Pues no pero yo si estuve con uno- afirme algo aturdida por su apariencia.
En ese momento el sacó un inhalador de su bolsillo y empezó a tomar aire.
- Así mejor- dijo calmándose un poco
-¿ Eres alérgico al pelo de los animales?- pregunté
- Solo al de los gatos-
- Bueno, mantén tu sana distancia de mi, porque estoy de pelo de gato-
-Si ya me di cuenta-
En cuanto recibí mi café me dirigí hacia la escuela y Tyler me siguió
- A que clase vas?- preguntó al ver que caminaba desesperadamente por los pasillos de la escuela.
-Geografía- dije concentrada en mi tarea de caminar rápido mientras veía el mapa en mi teléfono.
En ese momento sonó el timbre de clases y solté un sonidito de desesperación.
- A mi me toca clase de armas, geografía es el salón de allá- Tyler me señaló un salón antes de desaparecer por el pasillo.
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¿Y si somos diferentes?
Romance¿Quien no a escuchado es clasico cliche donde la princesa es salvada por el apuesto heroe y se casan y son felices para simpre? En eso se basa la mayoria de cuentos de hadas... Pero y si nos salimos un poquito que tal si el villano es quien se queda...