1. ¿Te estas drogando?

16 0 0
                                    

Con poco entusiasmo, estaba terminando mi informe automotor para que la escudería lo revise, nos den el visto para enviárselo a los mecánicos y tener el auto listo para el viernes ser probado en las practicas libres para el inicio de temporada.
Amo mi trabajo, pero pueden llegar a ser muy exquisitos a la hora de que podemos y no podemos incluir en el modelo y que todo quede legal.

Algunos piensan que soy muy joven para estar haciendo mi trabajo, pero en mi país me gane el mérito y reconocimiento hasta llegar a donde estoy, trabajando donde siempre quise, en mi escudería favorita. No me recibí a los veintitrés y pase dos años de mi vida luchando para ser reconocida en grandes empresas para que un maldito informe me gane, porque mi trabajo no se basaba en tener las manos llenas de grasas en un motor, como me encantaría estar.
El ambiente tiene mucha competencia, más en uno tan machista como la ingeniería mecánica, donde ningún hombre confiaría en la palabra de una mujer, asumo que Ferrari tampoco confía tanto y por eso estoy siendo supervisada por el encargado del área, Bryan Bozzi. Aún no soy reconocida a nivel público como segunda al mando de mi jefe, no se atreverían a revelar que el nombre de una mujer está detrás de los últimos éxitos de Ferrari.

Me refregué los ojos una última vez antes de apretar en guardar el archivo y levantarme para estirar un poco las piernas y columna, me encamine al área de cocina de la habitación con mi termo en mano y eche agua a calentar en una pava eléctrica para tomar mates un rato antes de entrar a una reunión con mi jefe y el resto de los mecánicos de la escudería para presentar el modelo en el que íbamos a estar trabajando este año.
La fórmula 1 comenzaba su temporada en Bahrain, y ya habían trasladado a la mayoría de los empleados al destino, hospedándolos en un hotel de la ciudad de Sakhir, el cual no recordaba su nombre, pero básicamente convivíamos corredores y empleados en el mismo hotel, un dolor de cabeza cuando la mayoría son unos niños que no tuvieron la oportunidad de vivir su infancia y se paseaban como pubertos corriendo por todo el hotel, haciendo fiestas y ruido la mayor parte de las semanas.

Un mensaje sono en mi celular, llamando mi atención, apague el agua que casi se me hierve y la eche en el termo mientras leía un mensaje de Bryan pidiendome que imprima el informe en vez de mandarlo por mail porque la pantalla no funcionaba. Buenisimo, voy a tener que hacer más de veinte copias.
Largue un suspiro cansada, apenas eran las diez de la mañana y a las once empezaba la reunión. Con el termo bajo el brazo y mi mate ya armado, me encamine al ascensor mientras me cebaba un mate y tomaba, añorando el primero de mi día, como extraño mi país.

Segui con la mirada en mi celular mientras tomaba de mi mate, concentrada en las redes sociales, leyendo sobre el chisme que rodea a los corredores, mentiría si dijera que tener corredores tan lindos no es una bendición para mis ojos, pero no estaba para nada de eso, menos cuando me la pasaba encerrada sin aceptar ninguna de sus invitaciones a las fiestas.

Las puertas del ascensor se abrieron, dejando entrar a una presencia masculina al cubículo, no le preste atención y seguí leyendo una noticia que involucraba a Charles y su actual novia Alex.

—Salgo en lindo en esa foto, ¿No?

La voz del dueño de las fotos que brillaban en mi pantalla me llama la atención, de un salto levante la cabeza y lo mire con un poco de confusión, no me había dado cuenta que era él. Iba vestido de forma simple, jeans sueltos, remera blanca oversized y unos lentes de sol negros.
—Anna, ¿Te comieron la lengua los ratones? - Mi nombre sono suave en sus labios, parpadee una vez antes de volver a mi misma y cebarme otro mate.

—Perdón, no todos los días Charles Leclerc te engancha mirando información de él mismo - Solté una risa, echando en evidencia el nerviosismo que me recorría.

—Tranquila, yo también estaría mirando chisme en las redes si no me comieran la cabeza -Se acomodo a mi lado, mirándose en el espejo del ascensor acomodandose el pelo.

Defenceless • Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora