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La competencia
MAIA
—Otra vez llegando tarde.
Crucé las puertas de la gran, y reconocida compañía de patinaje 'Ice Broken Track' casi casi que con la lengua de fuera, por que efectivamente. Estaba llegando un poquito tarde.
30 minutos después, pero solo un poquitito tarde.
Vi cómo todos estaban formando un círculo al rededor de la coreógrafa.
—Ya estoy aquí, lo siento, ya estoy aquí — llegué hiperventilando, mientras recargaba mis manos en mis rodillas, agarrando todo el aire que podía — Ya vine, ya vine.
—Por qué no me sorprende — me dijo Gabriela, bajando un poco la voz. Ella era una amiga que también patinaba de ahí — siempre llegas tarde Maia, ajusta tu reloj.
—Claro que no llegué tarde — contesté fingiendo estar ofendida.
—Señoritas — Marilyn, la instructora, nos miró alzando una ceja — Contrólense, ya vamos a empezar — dijo antes de dar dos Palmadas — Como saben, ya está cerca la competencia más grande del año. Las nacionales.
Todos aquí lo sabíamos, pero el que nuestra instructora lo dijera, hacía que el ambiente se pusiera tenso.
Aunque dijeran que no es cierto, la razón que tenemos para estar aquí es esa competencia.
Nosotros queremos el reconocimiento, y esa es la única manera de obtenerlo.
—Para comenzar, debo agradecerles por los resultados de la competencia pasada, gracias a ustedes, llegamos en donde estamos hoy — dijo con la intención de minimizar la tensión, por inercia todos aplaudimos — hemos preparado para esta competencia, dos solos y un dueto, como ven, eso quiere decir que no todos participarán.
Comenzó a decir los nombres de dos de nuestros compañeros, y por un momento me llené de desilusión, ya que me esforcé mucho en las competencias pasadas para ganarme un lugar en las nacionales.
—Finalmente, el dueto — continuó — Maia Dupont y Armin Berkshire — dijo haciendo que la mirara con sorpresa.
Por inercia volteé hacia él, y me encontré con que ya me estaba mirando primero, en consecuencia mi estómago se revolvió, sonrió, y le devolví una sonrisa nerviosa.
Armin y yo ya habíamos hecho duetos antes, pero por alguna razón no me gustaba patinar con él.
No lo digo por que patine mal (que claramente no es el caso) o que él me caiga mal en particular. Si no que, cada que sus dedos rozan con los míos en mí se instala un nerviosismo raro, mis mejillas se ponen rojas, y tengo la sensación de que vomitaré.
Gabriela siempe me decía que era por que me gustaba, peero...
Obvio de que NO.
—¿Maia? — preguntó el mismísimo Armin, obligándome a ignorar el hecho de que estaba pensando en él y que eso era muy vergonzoso — ¿estás bien? — vi su cuerpo frente a mí y no me sentí capaz de mirarlo a los ojos.
—Sí, sí — respondí, el resto del equipo ya se había ido y yo no supe qué más hacer.
—Bueno, entonces, ¿Nos vamos?
—¿Cómo?
—Que si nos vamos — Me desconcerté por un momento, porque no entendía — ¿No escuchaste a Marilyn? — Me atreví a mirarle a los ojos, y en ellos había un brillo juguetón el cual hizo sentirme avergonzada, por que no había escuchado nada.
—Ah, vamos — dije patinando atrás de él.
Salimos de la pista principal y caminamos hacia la secundaria, en donde estaba la coreógrafa, tragándome la vergüenza de no haber escucuchado sus indicaciones.
—Chicos, bienvenidos — dijo con un tono emocionado, mientras esbozaba una sonrisa — Hablaremos de su dueto... Ustedes representarán una obra titulada "Nada se rompe como un corazón" y como su nombre lo dice, bailarán con la canción de Miley Cirus que lleva el mismo nombre. Representarán a dos personas que se aman pero que tienen que "soltarse", algo nuevo y dramático. causaremos impacto — Dijo, soñadora.
Era una buena propuesta, no iba a negarlo, dada la canción.
Igual me iba a poner nerviosa.
—Por favor escuchen la canción, y para mañana diganme qué les transmite — Miró a su reloj — Hablenle a Alexa, que con ella empezaré a trabajar.
Armin y yo empezamos a caminar juntos, para buscar a Alexa.
—Y, ¿Quieres escuchar la canción juntos? — Preguntó extendiéndome un audífono — La acabo de buscar en mi teléfono, y pues, como Marilyn dijo que la escucháramos, pensé que sería buena idea escucharla juntos, después de todo, es nuestro dueto, ¿No?
—Sí, nuestro dueto — Dije recibiendo el audífono, en mi estómago hubo un leve cosquilleo al sentir nuestras manos rozar.
A pesar de todo, yo sí que conocía muy bien esa canción, la había escuchado muchísimas veces, demasiadas como para saber lo que la letra transmitía.
Quizá el aceptarle el audífono era una pequeña excusa para conocerlo un poco mejor.
Me perdí en mis pensamientos al escuchar la melodía, pero al reaccionar, vi a Alexa descansando.
—Armin — le dije tocando su hombro — Ahí está Alexa, mira — Volteó a verme mientras pausaba la música con el audífono, y luego miró hacua ella con un poco de indiferencia — Iré a decirle que le habló la coreógrafa, ya vengo — le informé mienteas corróa hacia la chica.
En realidad, nunca había cruzado palabras con ella, pero sí la había visto antes, desde siempre en realidad. Alexa solía ser algo cerrada, aunque en sus ojos siempre había un destello de arrogancia, pues su padre era el dueño de todo este lugar.
—Alexa — la llamé poniéndome en frente de ella — Marilyn dijo que te dijéramos que iba a comenzar a ensayar contigo, quiere que vayas en donde ella está.
Alexa, en respuesta, me miró de abajo hacia arriba, luego pareció mirar a un punto fijo a mis espaldas, y después volvió a mirar hacia mí, para darme una sonrisa,-que aunque parecía fingida- era una sonrisa.
—Sí Maia, gracias.
Sin decir nada más, ella se fue.
Volteé para regresar con Armin, pero brinqué del susto al verlo justo en frente mío —¿Tú desde cuándo estás aquí? — me atreví a preguntar
Últimamente andaba muy preguntona... o ¿Atrevida será?
—Desde siempre — Respondió cruzándose de brazos mientras inclinaba su cabeza, sonriendo juguetón — O, ¿No lo habías notado? — dijo logrando que mi cara se calentara por un momento.
—Ya deja de jugar conmigo, mejor pon esa canción — Intenté cambiar de tema, haciéndome la loca, como si ese juego de palabras no me hubiera afectado.
No entendía a lo que se refería con ello, ¿Hablaba de, justo ahora, o de literalmente siempre?
Decidí ignorar todas esas pequeñas voces en mi cabeza (con Gabriela, protagonizándolas) que me gritaban, que definitivamente sí significaba algo. Por que si dejaba que sucediera iba a empezar a creer que él me gustaba, peero...
obvio, de que no.
—Pongo la canción entonces — me respondió, mientras seguimos caminando.
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Ecos en el Hielo
RomancePatinar fue lo que los unió desde un principio. Aunque no fuera tan evidente, para uno, el otro era lo que siempre estuvo buscando; y para el otro, no supo que lo necesitaba, hasta que fue demasiado tarde. Maia y Armin pensaban que nada podía cambia...