「Cʜᴀᴘᴛᴇʀ 4」

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Capítulo cuatro:

❝ Disco Rayado. ❞

Han Jisung.


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Si poner un pie en territorio vampiro ya era una locura, entrar por la puerta principal al castillo debió haberme hecho ganar una medalla... claro, si lo hubiese hecho por mis propios méritos, pero no, lo hice siendo cargado como costal de papas en el hombro de su grandiosa alteza, Lee. ¿La parte divertida? Lo hice pataleando todo el trayecto como si eso me fuera a salvar de alguna manera.

La mirada de los sirvientes al ver mis ropas rasgadas y los restos de sangre en mis pies, fue un poco escalofriante. Me hicieron sentir como un pequeño bocadillo de media noche. Estaba en peligro y, según mi sentido de supervivencia, en ese castillo no era nada más que una botana.

De no haber sido por la grata presencia de Lee, habría dejado de respirar en ese mismo instante. Aunque, siendo sincero, mi situación era totalmente su culpa.

—¿Cómo se les pudo escapar un humano? —preguntó Lee, con voz casi diplomática.

Los vampiros a mi alrededor titubearon a responder, un gesto demasiado humano de su parte. ¿Dónde había quedado su lado frívolo?

—No tiene olor, mi señor.

—¿Cómo es eso posible? Todos los humanos huelen a algo, lleven perfumes o no —respondió su señoría, intentando no dejarme caer mientras me retorcía en su hombro.

Si todos los humanos huelen a algo, ¿a qué huelo yo entonces?

—El suyo... no huele a nada señor...

—Bájame —exigí, pero fui vilmente ignorado.

—Intenten que no se les vuelva a escapar, por favor —respondió casi resignado y comenzó a caminar.

«¿El pasillo principal no era más corto? Llegar a las escaleras no tardaba tanto... ¿o sí?», pensé, mientras seguía batallando contra él. En parte porque me tenía harto y en parte porque ceder  sería como dejarle ganar... y eso nunca fue lo mío.

Mientras sus manos sostenían fuertemente mi cintura, mis patadas al aire se detuvieron al darme cuenta de algo: mi cabeza dolía y...

—Oye... Bájame —gruñí, golpeando su espalda más enojado que antes. Su "no" me hizo fruncir el ceño—. Bájame... voy a vomitar —logré susurrar, aunque más para mí que para él. Pero supongo que logró escucharme, ya que me soltó sin delicadeza alguna.

Caí de golpe, como peso muerto, impactando contra el suelo en menos de dos segundos. Cosa, que hizo que me golpeara la cabeza. El dolor solo me recordó la lista interminable de insultos que estaba reservando para él, pero no tenía fuerza suficiente como para hacerlo. Mi cabeza giraba a tal nivel que apenas lograba pensar, desorientándome por completo.

Crimson Lips「Minsung」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora