Han pasado dos semanas desde la muerte de mis papás. Me lo eh pasado sola en mi habitación limitada, comiendo poco, Ni siquiera eh hablado con Tristán.
Tuve que volver a casa de mis abuelos con el, porque no podía estar sola en ese lugar sin mis papás . Es difícil cuando sientes que perdiste lo que más amabas en este mundo.
Estaba en mi cama recordando todo lo de mis padres y porque no estarian más. Me culpo a diario por su muerte.
-T.N- escucho un susurro leve en mi puerta.
-¿Puedo entrar?- a lo cual no respondí, no tenía fuerzas de nada así que segui acostada y tape mi cabeza, escondiendome de todo.
Escuché abrirse la puerta y luego cerrarse, oí unas pisadas acercándose a mi, pero luego desvanecieron.
-T.N, no puedes estar todo el tiempo aquí encerrada.- me dice con un tono de preocupación.
- Déjame Tristan, no estoy de ánimos- le digo con la voz cortada por tanto llorar.
El quita suavemente las sábanas de mi, sentí el roce de las telas reconfortante. De a poco y con suavidad me toma de los brazos para tumbarme en la cama y así darme un abrazo que se sintió eterno por mas que hayan sido unos minutos. Note que ya había demasiadas lágrimas corriendo por mi rostro así que lo aparte de mi para quitarlas. Él coloca una mano en mi cuello, me mira tiernamente mientras utiliza su otra mano para hacer un vago intento de ayudarme a quitar las lágrimas que no paraban de caer.
- Estaré acá para ti, para lo que necesites- dice eso mientras tomaba mi rostro. A lo cual solo acento con la cabeza.
- Vamos abajo, eh prepare la cena- me dice con la emoción de un niño.
Termine de secarme las lágrimas - Está bien- era lo único que podía decir.
Vamos bajando en silencio los dos hasta llegar a la cocina. Me siento y el toma el asiento al lado de mi, solo para comer en silencio al igual que el. El silencio invadió la cocina en todo su esplendor. Pasan unos minutos y Terminamos de comer, cuando el me mira y me toma sutilmente un mechón de cabello que cuelga por mi rostro y lo lleva con suma delicadeza a mi oreja.
Se acerca con cautela hacia mí para que nuestros rostros queden tan cerca, que nuestra respiración se sienten como si estuvieran conectadas. Eleva su mirada y la posa en mis ojos, siento como lentamente toma mi mejilla y sutilmente me acaricia el rostro, solo para hacerme olvidar todo el mal rato que eh pasado.
-Puedo?- pregunta un poco temeroso de mi respuesta. Sorprendida de su pregunta me levanté rápidamente, dejándolo en un pequeño estado de shock por mi actitud. El aire de incomodidad en la cocina se sentía a kilómetros. Dejando el primero la mesa, va y deja su plato en el lavavajillas un poco desconsolado y con vergüenza. Veo como deja la cocina para dirigirse a la sala, dejandome sola.
En ese momento sentí como me invadía las ganas de besarlo y perderme en el, así que tome valor de dónde no lo tenía. Deje mi orgullo y mi dolor a un lado, deje rápidamente mi plato en el lavaplatos también. Me dirigi rápidamente a dónde el estaba para hablarle. El estaba sentado matando el tiempo en su celular, el cual tome y lo guarde.
- Que rayos te pasa ? Devuélveme mi celular- me dice desconcertado por lo sucedido.
- Tristan, si puedes!- le digo un tanto ansiosa. El momento se sintió muy tenso por lo que hice. Me mira confundido, como si no entendía de lo que hablo.
A lo que le vuelvo a repetir.
- Que si! , puedes seguir con lo de hace un rato.-Su rostro cambio por completo.destila tanta emoción . La sala tenía otro ambiente. La brisa fría entrando por la ventana, ella tocó mis mejillas, mis brazos y por último mis labios, solo para así desvanecerse. Haciendo me erizar completamente, para así complementarse con el dulce sonido de la lluvia; Era música para mis oídos, solo el escuchar como caían las gotas y el viento soplando por mi ventana rosando cada centimetro de mi piel, más el dulce aroma de la tierra mojada por la lluvia. El olor tan penetrante y hogareño, el sonido de las gotas de lluvia y el soplido del viento.
Fueron los mejores aleados para sentir el furor que sentía por dentro.
El se tumba sobre mi, haciendo que nuestros labios esten a centímetros de tocarse, para sentir su respiración y la mía al mismo ritmo. Siento como este ambiente es cómplice de nuestro deseo.
ESTÁS LEYENDO
Una Mentira a Medias
Roman pour AdolescentsNo todo en esta vida puede ser un juego, pero quizás en ocasiones tenemos que tomarlo a juego para no ahogarnos en las mentiras a Medias que nos dicen o no?