Capítulo 3 (1ra parte)

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Hola, primero agradarles a todos por sus gentiles palabras. Este es un fanfic que me esta haciendo salir de mi zona de confort y me pone un poco nerviosa.

Como en los capítulos anteriores es un ida y vuelta entre el pasado y el presente, además que se desarrolla 2 semanas antes que Colin aparezca en la puerta de la casa de Anthony.

Este capítulo salió bastante largo por eso decidí dividirlo en 2. Esperen la segunda parte para el día de mañana.

Nuevamente gracias por sus comentarios y espero les guste.

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Colin Bridgerton siempre había sido un niño inquieto y curioso. Su hambre de aventura se había despertado a una edad muy temprana. Sus padres reconocían el espíritu impetuoso que habitaba en su tercer hijo; y miraban con encanto como diariamente se colaba en la oficina de su padre, únicamente para sentarse en su regazo y escuchar con atención las historias más fascinantes sobre países lejanos, mares embravecidos y costumbres peculiares, mientras Edmund abría enormes enciclopedias y le enseñaba imágenes y mapas que Colin miraba fascinado por horas.

Edmund y Violet Bridgerton eran conscientes que Colin estaba destinado a forjarse un camino muy diferente al de sus hermanos.

Su padre siempre lo apoyaba a luchar por sus sueños y seguir su corazón. Es por eso que en su cumpleaños número 13, le regaló un diario, pero no cualquier diario sino el que le había pertenecido a él en su juventud. Como el cuaderno tenía muchas anotaciones e historias que Edmund alguna vez había escrito, decidió conservarlas, pero agregarle hojas nuevas, además de reparar el encuadernado que se encontraba desgastado por el uso y paso de los años. "Para que anotes todos tus pensamientos o cosas importantes", le había dicho su padre. Fue el mejor regalo que recibió ese día.

Lamentablemente, todo cambió repentinamente meses después.

Con la partida de Edmund, la casa Bridgerton se vio ensombrecida. Las risas, las tardes en las que Colin llegaba corriendo de la escuela para encerrarse en el despacho de su padre, las historias, todo desapareció.

Con el fallecimiento de su padre y el estado tan decaído de su madre, Colin tuvo que tomar un nuevo rol dentro de la familia. El encantador, el que olvidaba sus propias emociones y necesidades por las de sus hermanos o incluso por las de su propia madre. Esto lo llevó a dejar atrás esos sueños y pensamientos infantiles de aventura. Sin embargo, el paso de los años y las nuevas responsabilidades en el hogar no menguaron la inquietud y curiosidad que se cernía en su interior, llevándolo a cuestionarse constantemente cuál era su real propósito en la vida.

- Mi propósito -le había dicho un día Penelope - me llevará a hacer grandes cosas y estoy segura, Colin - le decía mientras lo miraba directamente a los ojos - que tú también lograrás cumplir todos tus sueños.

Penelope Featherington.

Conocía a Pen desde que ella tenía 8 y él 10 años. Recordaba cómo la había conocido. Recordaba dos preciosos ojos azules y una linda cara pecosa y sonrosada, desfigurada por el pánico. Años después, ella seguía siendo una constante en su vida, además de la única persona que siempre había estado ahí para él. Sobre todo, cuando su padre partió.

El día del funeral, Colin se encontraba parado en el jardín de su casa, cuando una sensación escalofriante empezó a recorrer su cuerpo y una opresión que le impedía respirar se instalaba en su pecho. Era desesperante sentir cómo sus manos empezaban a entumecerse, su corazón latía como si hubiera corrido una maratón y su mente no dejaba de zumbar por tantos pensamientos que lo agobiaban; por un momento, Colin sintió que iba a morir, su vista estaba empezando a nublarse cuando sintió una presencia a su lado. No recuerda qué fue lo que Penelope le dijo o incluso lo que él le dijo a ella, pero lo que nunca olvidará fue que ella lo envolvió entre sus pequeños brazos y empezó a hablarle al oído. Escuchar su voz fue relajante, casi apaciguador. Cuando esas sensaciones que recorrían su cuerpo empezaron a disminuir, Colin rompió a llorar por lo que parecieron horas, pero Penelope nunca se quejó y se quedó ahí para él, mientras lo abrazaba con mucha fuerza.

Salvando mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora