De pequeña siempre me pregunté por qué tenía un carácter tan inflexible, pero con los años entendí que era pura genética. Ahora sé que son los efectos secundarios que vivir cuarenta semanas en el vientre de una jueza tan prestigiosa como lo es mi madre.
A pesar de eso sigo sin entender por qué mi hermano Ernesto y yo somos la antítesis perfecta aún siendo gemelos. Él a diferencia de mí es despreocupado, afable, pero sobre todo holgazán. Para mi madre es un "bueno para nada" o eso fue lo que él me transmitió cuando lo dejé venir a vivir conmigo. Nuestra relación siempre ha sido buena, con excepción de aquella vez cuando a los dieciocho años se enamoró de la tal Valentina; y como yo soy del tipo que guarda rencor eternamente.
Desde niños siempre se dijo que éramos como dos gotas de agua -solo que de él de alcantarilla y yo demasiado esterilizada-. No soy quien para negarlo, el parecido físico es preciso: cabellera rubia con ondas naturales, ojos azules y brillantes como el zafiro, nariz afilada, de complexión delgada pero en muy buena forma. Lo único en mi genética que jamás asimilé fueron las orejas puntiagudas y paradas, por ellos siempre llevo mi cabello suelto o intento ocultarlas a como dé lugar. En cambio él no nació con esa imperfección que tanto me atormenta.
Lo que me reconforta es que siempre he sido mejor que él en todos los aspectos: fui la mejor a lo largo de todos mis estudios, me independicé a penas me gradué de la universidad más prestigiosa del estado, ahora soy la mejor abogada de la Firma Arnold, a la que pertenezco, me especialicé en derecho de familia y mi último ascenso fue a jefa de departamento, y en el amor... en el amor, Ernesto siempre ha sido mejor que yo.
Pero eso no es realmente importante. ¿Quién quiere amor cuando tienes la aprobación de nuestra madre? A diferencia de él soy su orgullo y eso no va a cambiar. No sé si sea una virtud o un defecto, pero desde que nací soy competitiva y una ganadora nata. Jamás dudaría al tomar una decisión importante que comprometiera mi desarrollo como profesional, la derrota no es una opción para mí.
Mi hermano jamás representó un peligro, de lo contrario sé que lo habría ahorcado con el cordón umbilical. Pero esa muchachita Valentina desde que llegó a mi vida amenazó con robarme la atención de mi hermano y la de mi crush de la infancia. Aunque pudiera decir que sí fue una adversaria prometedora y que logró quitarme a Santiago, el chico que me gustaba, nunca pudo apartar a mi hermano de mi lado. Así que me contento con saber que no se llevó todo el botín.
- Elena... Elena... ¿sabes dónde dejé mi uniforme? - me despertó el gran holgazán - ¿Con qué soñabas? Tenías esa cara malévola de satisfacción que tanto miedo me da.
- Quizás recordé otro triunfo - sonreí mientras me sentaba en la cama.
Él me miró con su mirada de desaprobación característica y yo me encogí de hombros: - Cuando dejes de ser un perdedor me comprenderás.
- Yo no quiero ser como tú... -fingió una mirada de asco mientras yo lo ignoraba y me dirigía a baño-. Si fuera agrio como tú perdería lo mejor que tengo.
- ¿Acaso existe tal cosa?
- Quiero informarle a tu culto ego de niña perfecta que sí.
-No me digas... -intento parecer asombrada y sarcástica a la vez- ¿cuéntame qué tiene mi querido hermano que yo no?
- Obviando la parte en la que soy más guapo que tú. -eso me provocó risa sin lugar a dudas- Tranquilidad, libertad, chicas, sexo...
-...y un bonito uniforme de McDonald, como este - se lo arrojé a la cara esperando que dejara de decir idioteces.
-¡Uy... gracias, hermana del alma, era justo lo que necesitaba! -dijo juguetonamente con esa sonrisa que indica que no piensa cerrar el pico. -Sabes, pensaba irme a trabajar a penas encontrara este uniforme, pero me recordaste algo que quería preguntarte hace mucho ¿Qué tal la vida sexual de la hija preferida de la jueza Elinor Robin? ¿Acaso una mujer tan atareada sabe lo que es eso?
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QUIERO APLASTARTE
RomanceEs una abogada billante y lo sabe, pero el verdadero problema de Elena es su carácter. Tras la llegada de Rick a su departamento se le impone un gran desafío que puede saciar sus ambiciosas metas. Es la mejor abogada de la firma para la que trabaja...