Capítulo final.

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Los pequeños tenían un peso y tamaño saludables para su edad gestacional.

Harry había supervisado que todo estuviera en orden. Regresó a la habitación de Louis para ver cómo estaba, pero aún dormía. Eran casi las doce de la noche, y había tenido un día muy pesado.

El alfa se quedó con él hasta que lo trasladaron a su habitación. Había solicitado una suite para que su omega estuviera más cómodo.

— Harry... — murmuró Louis, algo adormilado, tratando de abrir los ojos.

— Amor, estoy aquí — le respondió suavemente el ojiverde, levantándose del pequeño sofá cama donde estaba recostado, y llegó a su lado en un parpadeo.

— ¿Los cachorros...? — bostezó profundamente. — ¿Ya comieron?

Harry sonrió.

— Les dieron un poco de fórmula mientras despertabas. Puedes dormir hasta mañana, te lo has ganado — el ojiverde besó su frente.

— ¿Cómo están? — volvió a preguntar, bostezando de nuevo.

— Están dormidos. Los vi hace unos quince minutos para asegurarme de que estuvieran bien. Mateo pesa 4 libras 9 onzas y mide 45 cm, y Leo pesa 4 libras 4 onzas, también 45 cm — dijo Harry, besando suavemente los labios de Louis.

Mateo y Leo Styles Tomlinson eran los nombres que habían decidido para sus pequeños.

— ¿Lou? — el alfa acarició suavemente su nariz.

— ¿Um? — respondió Louis.

— Te amo — dijo Harry. Louis sonrió y, a pesar de la incomodidad, se movió un poco, frunciendo el ceño. Palmeó el espacio a su lado y la sonrisa de Harry se hizo más grande. Se subió con cuidado a la cama, procurando no presionar la bomba de anestesia.

— Yo también te amo — susurró el ojiazul, acurrucándose en los brazos de su prometido.

Todos los eventos del día anterior llegaron de golpe: Louis y Harry eran padres. Durante poco más de siete meses, el vientre del omega había albergado a dos hermosos seres, la prueba física del amor entre ellos.

Louis, aún un poco adormilado, notó la suave caricia de Harry en su mejilla.

— ¿Estás despierto? — le susurró Harry.

La habitación estaba oscura, aún parecía de noche y Louis seguía algo adolorido.

— Sí... ¿cuándo me traerán a los cachorros? — preguntó ansioso por tener a sus bebés cerca, sintiéndose vacío al no tenerlos dentro.

Harry rió suavemente antes de besar sus labios.

— Voy a buscarlos. ¿Quieres intentar darles pecho o prefieres que sigan con fórmula? — preguntó el alfa, acariciando su rostro.

— Yo les daré de comer — respondió Louis, dejándose llevar por su instinto materno. Harry le sonrió y besó su frente antes de salir de la habitación.

Louis presionó los botones de la cama para incorporarse. Al estar un poco más inclinado, usó sus brazos para impulsarse, pero soltó el aire de golpe por la incomodidad en su bajo vientre.

— Lou, ¿qué estás haciendo? Debiste haberme esperado — le regañó Harry al regresar apresuradamente a su lado.

— Solo quería sentarme — murmuró el ojiazul, intentando recuperar el aliento.

Harry le ayudó a acomodarse mejor, y minutos después, dos enfermeros entraron empujando cuneros.

Los ojos de Louis se llenaron de lágrimas de felicidad al ver que sus pequeños no estaban en incubadoras. Había temido que, al no llegar al término del embarazo, necesitaran estar en incubadoras. Afortunadamente, ambos estaban completamente sanos.

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⏰ Última actualización: Oct 23 ⏰

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