Capítulo 5

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El pueblo entero estaba sumido en la conmoción tras la desaparición de Soojin. Los rumores se esparcían como el fuego, y el miedo se sentía en cada rincón. No solo era el hecho de que una chica hubiera desaparecido sin dejar rastro, sino que todo parecía haber comenzado con la muerte del anciano en el bosque. Dos incidentes en tan poco tiempo. Demasiadas coincidencias, y todas parecían girar en torno a la llegada de la familia Jeon.

Ese pensamiento me rondaba la cabeza mientras caminaba hacia la escuela. Mis pasos eran lentos, pesados, y no podía sacudirme la sensación de que algo estaba terriblemente mal. Cuando entré al edificio, el ambiente era tenso, casi sofocante. Los estudiantes susurraban entre sí, y las miradas nerviosas cruzaban los pasillos. Sabía de qué hablaban, no había otro tema en el aire: Soojin.

Cuando llegué a mi casillero, encontré a Chae esperándome. Su rostro estaba sombrío, sus ojos levemente enrojecidos. No era común verla así. Chae siempre era la chica vibrante y llena de energía, pero la desaparición de Soojin la había afectado profundamente.

—No puedo creer que esto haya pasado, Hoyeon —me dijo, su voz apenas un susurro—. Soojin... ¿Cómo puede alguien desaparecer así?"

—Yo tampoco puedo entenderlo —respondí, tratando de sonar tranquila, aunque mi mente estaba tan revuelta como la de todos—. Todo esto es muy raro, primero lo del anciano y ahora esto.

Chae asintió, pero su mirada se desvió al suelo.

—¿Crees que todo esté relacionado? —pregunto, mi tono cargado de duda—. Es decir, desde que la familia Jeon llegó al pueblo, estas cosas han empezado a pasar..."

No quería alimentar las especulaciones, pero era imposible ignorar la coincidencia.

—No lo sé, Hoyeon —dijo finalmente—. Pero es mejor que no culpes a alguien sin haber investigado.

El día en la escuela transcurrió como un lento desfile de conversaciones susurradas, miradas preocupadas y clases que parecían irrelevantes en medio de todo lo que estaba sucediendo. Al terminar el día, me sentía agotada emocionalmente. Todo lo que quería era estar sola y tratar de aclarar mis pensamientos.

Decidí irme a casa, pero una vez allí, me sentí atrapada por la atmósfera pesada de la situación. Después de unas horas, decidí salir a caminar por el bosque. El aire fresco me vendría bien, y tal vez, solo tal vez, me ayudaría a poner en orden todo lo que estaba ocurriendo.

El bosque siempre había sido un refugio para mí, un lugar donde podía desconectar de todo. Pero esa tarde, mientras caminaba entre los árboles, la sensación de calma que solía sentir no estaba allí. Había algo distinto en el aire, como si el mismo bosque estuviera cargado de una energía inquietante.

De repente, escuché unos pasos detrás de mí. Mi corazón dio un vuelco y, cuando me giré, lo vi: Jungkook. Su figura alta y elegante emergió de entre los árboles, caminando con esa misma calma inquietante que siempre lo acompañaba. Mis músculos se tensaron al verlo acercarse.

—No esperaba verte aquí —dije, tratando de sonar casual, aunque mi voz tembló un poco.

—Parece que tienes la costumbre de buscar la soledad—respondió, sus palabras suaves, pero con un matiz afilado que me puso los pelos de punta.

Nos quedamos en silencio por un momento, el viento susurraba entre los árboles, y el ambiente se sentía cargado de tensión.

—Tu amiga Soojin... —empezó Jungkook, rompiendo el silencio—. Es terrible lo que le ha pasado.

Mis ojos se fijaron en él, buscando alguna pista en su rostro, pero su expresión era impenetrable. Algo en su tono me hizo estremecer.

—¿Qué sabes tú sobre eso? —pregunté, tratando de mantener mi voz firme.

Jungkook dio un paso hacia mí, su mirada oscura clavándose en la mía.

—No mucho, solo lo que todos dicen —respondió, aunque había algo en su tono que sugería que sabía más de lo que dejaba ver—. Pero me pregunto... ¿qué piensas tú de todo esto, Hoyeon? Después de todo, parece que desde que mi familia llegó al pueblo, han ocurrido cosas extrañas, ¿no es así?"

—Eso parece  —dije, sin apartar la mirada—. Pero no te estoy acusando de nada, solo... hay muchas coincidencias."

—¿Coincidencias? —repitió, su voz cargada de ironía mientras se acercaba aún más—. A veces las coincidencias no son lo que parecen. Pero dime, ¿realmente crees que mi familia podría estar detrás de esto?"

Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, y la proximidad de Jungkook hacía que mi respiración se acelerara. Pero antes de que pudiera responder, él cambió de tema abruptamente.

—¿Y qué hay de lo del festival? —preguntó, su voz más baja, casi un susurro—. Parecías... perturbada cuando viste a Chae y a mí.

El giro inesperado de la conversación me dejó descolocada. Sentí el calor subir a mis mejillas al recordar ese momento incómodo. ¿Cómo podía estar hablando de eso ahora, en medio de todo?

—No fue nada —mentí, intentando desviar la conversación.

—¿De verdad crees que fue nada? —Jungkook dio otro paso hacia mí, y ahora estaba tan cerca que podía sentir su aliento en mi piel—. Porque tus ojos decían otra cosa.

El ambiente entre nosotros se volvió denso, cargado de una tensión que no podía ignorar. Su proximidad me hacía sentir atrapada entre el deseo de alejarme y la extraña atracción que siempre me causaba su presencia. No podía confiar en él, lo sabía, pero había algo en su manera de moverse, de hablar, que me hacía imposible apartarme.

—Lo que hagas con Chae no me importa —dije finalmente, aunque la mentira se sintió pesada en mi boca—. Pero si estás jugando con ella, deberías tener más cuidado.

Jungkook sonrió, una sonrisa enigmática que no alcanzaba sus ojos.

—Tal vez tú deberías tener más cuidado, Hoyeon —respondió, su tono suave, pero lleno de advertencias—. Las cosas no siempre son lo que parecen.

Nos quedamos en silencio por lo que pareció una eternidad, y luego, sin previo aviso, Jungkook se dio la vuelta y desapareció entre los árboles, dejándome sola en medio del bosque, con el sonido del viento como único acompañante.

Cuando regresé a casa, la noche había caído, y la oscuridad envolvía el pueblo. Eran casi las doce de la madrugada, pero no podía dormir. Mi mente seguía dando vueltas a la conversación con Jungkook. Me acerqué a la ventana, buscando algo de aire fresco, cuando escuché un sonido extraño.

Al principio, pensé que era el viento, pero luego lo escuché de nuevo. Un grito. Provenía de la casa al lado, la casa de los Jeon.

Mi corazón se detuvo por un momento, y mi piel se erizó al escuchar el sonido. Me quedé congelada, con la mirada fija en la casa vecina, mientras mi mente intentaba procesar lo que acababa de escuchar.

¿Qué estaba pasando en esa casa?

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