Capitulo 4 (parte 1)

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—Dani, todo lo que has dicho es cierto y muy lógico. Pero yo no soy como las mujeres con las que estás acostumbrado a salir. Soy una madre viuda, tengo casi treinta años, y mi vida es bastante aburrida—
—Por eso precisamente, ______. No eres como ninguna otra mujer, y yo no soy como ningún otro hombre— dijo él. —Pero ya somos amigos, ya existe un vínculo especial entre nosotros— añadió. —y nos conocemos mucho mejor que nadie. Tenemos intereses en común, las niñas. Por no mencionar el hecho de que nos llevamos tan bien que sería lo más natural—
— ¿De verdad lo crees? — preguntó ella, tentativamente, dividida entre su mente y su corazón.
Su corazón quería decir que sí, que quería salir con él, pero su mente estaba encendiendo luces de alarma y signos de precaución.
—Estoy convencido— dijo él, abrazándola con más fuerza. — ¿Qué me dices? ¿Quieres salir conmigo mañana por la noche? —
— ¿Mañana por la noche? — balbuceó ella, más nerviosa ahora que cuando había accedido a salir con James.
—Sí, mañana. Es sábado, el día de las citas por excelencia—
—Pero mañana toca pizza y película con las niñas—
—Estoy seguro de que a tu madre no le importará en absoluto quedarse con ellas. Dile que invite al señor Rizzo, el vecino. Venga, ¿qué dices? ¿Mañana? —
—Dani, antes de aceptar, quiero que pienses en una cosa, ¿qué pasará cuando te vayas? Y te irás, ya lo sabes, los dos lo sabemos—
Sólo de pensarlo, ______ sintió que se evaporaban todas sus esperanzas e ilusiones.
—______, de momento, vamos a tomarnos las cosas día a día, según vayan viniendo, ¿vale? — le pidió él, consciente de que esta vez no estaba tan seguro de que se volviera a ir, aunque todavía era demasiado pronto para decirle a _______.
No quería decir nada a nadie hasta que hubiera tenido tiempo de recuperarse, descansar, y tantear la situación con ella y las niñas.
—Está bien, Dani— dijo ella. —Mañana por la noche, siempre y cuando mi madre se pueda quedar con las niñas—
—Se lo pediré personalmente— le aseguró él, alzándole una mano y besándole suavemente los dedos. —Lo pasaremos bien— dijo, y le besó la frente, dejando que después sus labios se deslizaran sobre los ojos, las mejillas, para detenerse por fin junto a sus labios.
—Dani— El nombre sonó medio a suplica, medio a oración, y ______ dejó que sus ojos se cerraran para sentir el placer de su boca en ella. Los labios de Dani siguieron acariciándola, y lentamente se posaron sobre los de ella. Inconscientemente, ______ se apretó contra él.
—No hay nada de malo en sellar nuestro trato con un beso— murmuró él.
_______ gimió suavemente cuando los labios de Dani tomaron plenamente los suyos. Notó cómo el corazón le daba un rápido y feroz vuelco, y continuaba latiendo a gran velocidad mientras sus brazos se alzaban por el pecho masculino y se colgaban de su cuello.
Harry aspiró la fragancia femenina, que penetró en todos sus sentidos, y deseó poder retirar toda la tela que se interponía entre los dos, y descubrir toda su belleza.
Besar a _____ tenía que ser uno de los mayores placeres del mundo, pensó, abrazándola con más fuerza. Los gemidos de deseo que arrancó de la garganta femenina provocaron aún más una pasión irrefrenable en todo su ser, y Harry supo que si no se controlaba en ese mismo momento, ya no sería capaz de reprimirse.
Con un suspiro, se separó de ella. Las pestañas de ______ se abrieron de golpe, entre sorprendidas y soñadoras.
—_______— Fue lo único que pudo decir, su nombre. Incapaz de resistirse, volvió apretar su boca contra la de ella.
—Dani— Sorprendida ante su propia reacción, _______ se apartó de él, temiendo que si no ponía un mínimo de distancia entre ambos, volvería a caer en sus brazos.
Y eso sería muy peligroso por su parte, se recordó a sí misma. Una cosa era salir a cenar con Harry, pero debía mantener la distancia, tanto física como emocionalmente. No podía permitir que Harry se colara por sus defensas. Aunque ya lo había hecho. Y ella no tenía ni idea de qué hacer, ahora que parecía incapaz de detenerlo cada vez que él la rozaba.
Una caricia y ella se derretía en sus manos.
—Creo... creo que será mejor que nos vayamos a dormir— dijo, su voz sonó más temblorosa de lo que hubiera deseado.
—Buena idea— Dani se desperezó y miró a la chimenea. —Me alegro de estar en casa, _______—
Cuidadosamente, como si fuera una labor que exigiera total concentración, _____ empezó a doblar la manta del sofá con la que le gustaba cubrirse cuando se sentaba a leer o ver la televisión, antes que levantar la cabeza y mirarlo con una sonrisa.
—Yo también, Dani. Yo también— Dani se levantó, y le ofreció la mano.
Por una décima de segundo, _____ la miró, temerosa de volverla a tocar. Después, dándose cuenta de que aquello era ridículo, tomó la mano de Dani, que la ayudó a levantarse.
—Mañana te ayudaré a recoger todo esto— dijo él, mirando la cafetera, las tazas y la fuente.
—No te preocupes, Dani. Las niñas tienen una clase de ballet mañana a primera hora, así que supongo que cuando te levantes nosotras ya nos habremos ido— Dani se frotó el hombro, bostezó y asintió.
—Tengo la sensación de que mañana no podré preocuparme de nada— dijo. —Estoy agotado. ¿La habitación de invitados está en el mismo sitio? — _______ asintió.
—Cuarta puerta a la derecha. La cama tiene las sábanas limpias, y tienes toallas en el cuarto de baño—
—Cualquiera diría que me estabas esperando— dijo él con una sonrisa, pasándole el brazo por el hombro y llevándola hacia las escaleras.
—En esta casa nunca se sabe quién puede aparecer de repente— dijo ella, deslizando el brazo por su cintura.
________ pensó que el hecho de caminar juntos hacia las escaleras abrazados por la cintura estaba cargado de una intimidad que sólo existía después de convivir mucho tiempo con una persona y conocerla bien. Era una intimidad que nunca había tenido con su marido, a pesar de que habían estado casados casi durante siete años.
— ¿Estás segura de que te parece bien lo de mañana, ______? — preguntó Dani, subiendo por las escaleras a su lado.
—Sí, perfectamente, Dani—
Se detuvo en el rellano, y dio gracias de que sólo hubiera una tenue lámpara encendida. Si no, Harry se daría cuenta de que estaba mintiendo.
Le había prometido que saldría con él, y cumpliría su promesa.
Pero tenía la sensación de que la cita no era más que una estratagema para que dejara de ver a James.
Por mucho que Dani pensara que quería salir con ella, la realidad era que dos niñas pequeñas y una madre soltera monótona y aburrida no podían competir ni sustituir el tipo de aventuras y experiencias a las que Dani estaba acostumbrado.
Por mucho que ______ lo deseara o lo quisiera.
En un mes o dos, Dani se volvería a ir, y ella mantendría los dedos cruzados para que esta vez no las dejara a sus hijas y a ella con el corazón partido.

Solo Para Él (Dani Fernandez y tu) AdaptadaWhere stories live. Discover now