Capitulo 23, 2/5

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El pasillo al otro lado de la puerta era estrecho, oscuro, y parecía mucho más opresivo que los anteriores. La mansión crujía alrededor, como si las paredes se movieran ligeramente con cada paso que daban. Kaminari miró de reojo las sombras que se arrastraban por el suelo, su mente intentando procesar la calma extraña que reinaba ahora que Momo no estaba a la vista.

Bakugo caminaba unos pasos adelante, murmurando en voz baja sobre encontrar una salida. Su voz se sentía extrañamente distante para Kaminari, como si estuviera hablando desde otro lugar. Intentó concentrarse, pero cada paso que daba lo hacía sentir más fuera de sí, más desconectado.

El pasillo parecía interminable, y Kaminari notaba algo extraño en la manera en que las sombras de los muebles cubiertos de polvo parecían alargarse, como si fueran serpientes tratando de alcanzarlo. El sonido de los pasos de sus compañeros detrás de él se fue haciendo más distante, casi como un eco lejano, y su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho.

De repente, sin previo aviso, una mano grotesca y deformada surgió violentamente de la pared a su costado. Era el brazo de Momo, con su piel grisácea y músculos hinchados, sus dedos largos y afilados como garras. Kaminari apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando la mano se abalanzó sobre Bakugo, atravesándole el pecho con una fuerza brutal.

El tiempo pareció detenerse.

—¡Katsuki! —gritó Kaminari, horrorizado, viendo cómo la sangre comenzaba a fluir desde la herida. La expresión de Bakugo era de total sorpresa, como si no pudiera creer lo que acababa de suceder. Un gorgoteo escapó de su boca, y luego su cuerpo sin vida permaneció suspendido en su lugar, anclado al monstruoso brazo.

Kaminari quedó paralizado, su mente negándose a aceptar lo que acababa de presenciar. "No puede ser real", pensó, pero el cuerpo sin vida de Bakugo estaba allí, a unos pies, mientras la mano de Momo, aún incrustada en su pecho, parecía temblar ligeramente antes de retirarse.

—¡Tenemos que movernos, Kaminari! —La voz de Kirishima lo sacudió de su estupor. Le tomó la mano con fuerza, tirando de él hacia adelante, obligándolo a moverse mientras el cuerpo de Bakugo quedaba atrás, una mancha de sangre comenzando a formarse bajo él —¡No podemos quedarnos aquí!

Kaminari no entendía. "¿Cómo pasó esto? ¿Cómo Katsuki...? No... esto no puede estar pasando", se repetía una y otra vez mientras corría tras Kirishima. No se atrevía a mirar atrás, pero el peso del horror lo seguía aplastando con cada paso.

Atravesaron el pasillo a toda velocidad, zigzagueando para evitar los escombros y las sombras que parecían alargarse con cada segundo. Kirishima corría adelante, respirando con dificultad, mientras Kaminari apenas podía mantener el ritmo. Sus pensamientos eran un torbellino de miedo y confusión.

—¡Shinso! —Kirishima gritó al darse cuenta de que Shinso no los seguía. Kaminari giró la cabeza brevemente y vio cómo Shinso había retrocedido, volviendo a la habitación anterior. "¿Qué está haciendo?", se preguntó, pero no había tiempo para pensar.

En su distracción, el brazo de Momo se deslizó inadvertidamente hacia ellos desde el costado, esta vez rozando la pared justo al lado de Kaminari. El impacto fue tan fuerte que sacudió el suelo, haciendo que Kaminari trastabillara. El sonido del golpe retumbó en sus oídos, y un chillido de madera desgarrada resonó por el pasillo.

—¡Vamos, tenemos que escondernos! —Kirishima lo empujó hacia adelante, señalando una puerta que apenas se veía al final del pasillo.

Kaminari, con el corazón en la garganta, asintió débilmente, su mente aún luchando por procesar toda la información. La mano de Kirishima, aferrada a la suya, era la única conexión que lo mantenía anclado a la realidad en ese momento.

Ghost Master [ShinKami & KiriBaku]Where stories live. Discover now