Itadori, la ultima esperanza, se plantaría de nuevo frente a frente por última vez contra Sukuna.
Sus brazos, totalmente ensangrentados y destrozados, harían un último esfuerzo para moverse, haciendo inmediatamente una pose de manos.
Sukuna al ver e...
Megumi salió de su dominio, casi que reventadísimo por forzar el cambio brusco de condiciones de su dominio.
Megumi: Al menos lo aguanté.
Se limitó a mirar al frente suyo, donde suavemente y con elegancia caía Sukuna. Lo miró con un poco de asco mientras el otro le decía:
Sukuna: Realmente me has sorprendido, Fushiguro Megumi. Eres un rival formidable.
Megumi lo miró serio, pero considerándolo, sonrió ligeramente mientras se ponía en pose de pelea.
Megumi: Pues es un honor también pelear contra la bestia de la era Heian, supongo.
Sukuna rió ante el título que impuso Megumi, colocándose tambien en pose.
En otra parte...
Yutaru: Y eso fue lo que pasó, básicamente.
Yujo: Ya veo. Entonces, como le hacemos? Mi técnica de cambio se ha retrasado bastante gracias al viaje temporal, pero no estoy seguro de como actuará ante el cambio mientras sigue activo.
Yutaru: Eso es lo que menos importa ahora. - Dijo con una seriedad un poco extraña.
Un poco apartadas, Shoko y Utahime hablaban.
Utahime: O sea que ese es Gojo y ese es Yuta?
Shoko: Sí, básicamente.
Utahime casi lloró.
Shoko: Oye, oye, aunque sea esta aquí con nosotros, no?
Utahime la miró molesta y triste. Suspiró, relajándose un poco. Luego la miró casi molesta.
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Utahime: Mira, no sé lo que pasará de ahora en adelante con Satoru y Okkotsu, pero ojalá y encuentren una forma de arreglarlo.
Shoko: Ni idea, pero ojalá y si.
Ambas miraron hacia donde estaban Okkotsu y Satoru.
En otra parte...
Megumi se lanzo a por Sukuna, el cual sonrió y se limitó a evadirlo. En un momento, Sukuna se separó de Megumi, el cual lanzó una estocada de rayos. Sukuna activó de nueva cuenta el Infinito, pero ahí fue donde Megumi sin pensarlo dos veces usó a Mahoraga, empezando a preparar su adaptación para crear algún ataque que atraviese el infinito. Sukuna sonrió desquiciadamente en eso, tomando de la cara a Megumi y arrastrándolo por todo el suelo durante mínimo 2 kilómetros. Lo lanzó ahora hacia un edificio, donde Megumi cayó semiinconsciente y con la parte de detrás de su cabeza completamente pelada de piel, sangrando por montones. Sukuna caminaba hacia el edificio, ya que en este momento, Megumi realmente nada podía hacer.
Y justo en ese momento, apareció...
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