Capitulo 5

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El día continuo, Elias pensaba que ya ese chiste se excedía los limites y se digno a hablar. Pasando al frente, interrumpiendo una aburrida charla sobre Edad Media, se río y dijo; Muy gracioso todo chicos jaja pero se hace muy largo, volvamos a la normalidad.
Todos sus compañeros rieron a carcajadas ya que todos pensaron que se referia a la clase y el profesor enfurecido lo saco del aula gritando sobre su arrebato y otras idioteces con palabras importantes.
¿Era en verdad un chiste, o solo estaba delirando en algún hospital lejano a su mente? Salio corriendo del colegio y fue a la plaza que estaba a unas 10 cuadras de allí y sin mirar atrás cayó, salada y gritona lágrima que corría una carrera en su mejilla desesperada por irse.
Nunca antes había llorado, nunca, su única salida real era cortarse, era su forma de llorar. Esa fue exactamente la ultima lágrima que pensaba derramar. Uno se puede imaginar que cualquiera lloraría en aquella situación, cualquiera se sentiría impotente ante ese chiste que se había excedido de los limites.
Volvió a aquella casa intimidante, abrió la puerta muy lentamente con los ojos cerrados pidiendo que todo este como siempre. Ahí fue donde se dio cuenta y cerro la puerta asustado. Se dio cuenta de que partes de su casa "original", la que su padre ayudó a construir, no las recordaba, tenia lagunas respecto a la estructura de su antiguo hogar. Como si alguien se estuviera encargando de borrar y hacer lagunas en su mente.
No entro, se fue caminando abatido. Fue al hospital, esperando que tuviera alguna cura su delirio. Rezando, pidiendo, implorando.

No saben si existeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora