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Draven.

Estoy jodido. Demasido para mi gusto.

Estoy hasta el cuello desde que me topé con Dante.

¡Ja!

Pero a quien engaño, ya estaba jodido mucho antes que él apareciera. Mucho antes desde lo que ocurrió en esa fiesta.

—¿Te encárgaste de que todos estén presentes hoy? —pregunta con esa típica voz altiva que usa para aparentar que tiene todo bajo control, pero mierda, nada tiene bajo control el cabron.

Frunce el ceño cuando no contesto de inmediato. Que se joda.

—Vendran.

Es lo único que digo. Se detiene en frente de mi, querido intimadarme pero lo único que logra es que ladeé la cabeza, sin inmutarme en lo absoluto. Ya me estaba hartando de que diera vueltas por toda la habitación como una maldita perra loca histérica. Lo único que le faltaba era que empezara a comerse las putas uñas de las manos. Patético, sí me preguntan.

Hasta aquí puedo oler el miedo que le tiene a Eduerdo o a su padre o simplemente a ambos y ese el jodido problema, con miedo pierdes mucho antes de tan siquiera haber empezado el maldito juego y ni siquiera lo sabe.

—Eduardo...

—Eduerdo se puede ir a la mierda si quiere, en verdad no me interesa —ladro, inexpresivo, sin una pizca de interés. Dante ahora mismo no parece el chico encantador con esa sonrisa falsa que sirve bastante para esas pobres víctimas que se hacen llamar chicas.

—Debo de recordarte que también esta tú maldito culo en esto tanto como el mío, hijo de perra. Si no viene mi querido hermanito con la dulzura de esa Canwell todo se irá a la mierda —dice, un poco fuera de sus cabales, a mi parecer. Cierro los ojos por unos instantes y suspiro, cansado de él—. ¿Cuál crees que primero saldrá rodando? ¿Tú cabeza o la mía? Yo apostaría a la tuya, pendejo, así que no estés tan relajado.

Poco le falta escupirme la puta cara mietras habla parado enfrente de mí.

—Vendran. Te lo aseguro—me echo hacia atrás del asiento de cuero y Dante suelta un gruñido de frustración antes de llevar su mano a su cabello con desesperación. Otro jodido problema suyo.

—No. Cambio de planes. Yo mismo te meteré una bala en el culo sí no es así, Draven —amenaza, echando la cabeza hacia atrás antes de girarse y darme la espalda.

Hace mucho yo mismo le hubiera metido un tiro si no estuviéramos en esta situación ahora mismo. Sí no hubiera sido tan estúpido como para confiar en él.

—¿Tanto te asusta Eduerdo? —suelto sin filtros y en microsegundos se gira a verme. Una mirada filosa, oscura, pero también llena de pánico.

No sé da cuenta que deja mucho a la vista de lo que en verdad siente. Una falla para alguien que tiene el apellido Allister, porque "un Allister jamás demuestra el tormento que tienen dentro" o eso es lo que papá siempre dice.

Sí le tiene miedo aúnque intente ocultarlo detrás de todas esas capaz falsas que utiliza para intimidar a los demás. En su cuello hay una correa que otros siempre jalaran.

—¡Cállate!

Subo mis manos a los lados, inocente.

—Solo bromeaba, hombre. No es para que te pongas así —pero ambos sabemos que no estaba bromeando.

Con Eduerdo no se juega, mucho menos con Gabriel, su padre. Ambos unos hijos de puta que no importa las consecuencias, ellos te harán sufrir, querer estar muerto mucho antes de que sus garras estén sobre ti. Ellos te torturan, por días, o semanas. Deciden cuando mueres y cuánto tienes que sufrir sí es que los traicionas. Juegan con tu mente. Te destrozan lentamente hasta que no quede nada de ti.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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