Lo Que Dure Lo Nuestro [BORRADOR]

04

Ni unos de los dos volvió a hablar en el trayecto a mi casa después de lo que sea que haya sido esa tención que hubo entre los dos y, no se sí eso fue bueno o malo pero sea cual sea, para mí fue una agonía no solo por el silencio eminente que se creó, no, sino también por el hecho que casi cometo un error. Uno grande.

Besarlo.

Por alguna razón siento que, sí hubiera ocurrido ese beso, me hubiera arrepentido. Y no es como si antes no haya besado a incontables chicos apenas y los conocía, por supuesto que no, es solo que... con él es diferente, tal vez por qué es amigo de Jordan o puede que sea por qué soy consiente que Noha no le agrada y sea la razón por la cual pienso que hubiera sido un error, pero, una parte de mi deseo de que me besará, que ocurriera eso que tanto fantaseo desde que tengo catorce.

A Noha no le interesas. Una vocecita hace eco en mi cabeza.

Aparto la voz burlona de mi conciencia y miro por el rodillo de mi ojo los nudillos blancos de su mano por tanta presión que ejerce en el agarre del volante haciendo resaltar sus venas desde la palma de su mano a su antebrazo y perderse entre la remangada manga de su camiseta Trago grueso y la boca se me seca. Ha este punto llegaré a mi casa con las bragas empapadas porque mogadas ya las tengo.

A quien engañó, me hubiera encantado que me besara, que me hubiera tomado de la nuca y que con su mano empuñara mi cabello con fuerza, duro y posesivo y tal vez y solo tal vez ver hasta donde podíamos haber llegado. Ver sí besa duro, demandante, feroz y con dureza.

Aprieto mis muslos y aparto la mirada, ahora sintiéndome acalorada.

Escucho una risita baja, tan baja apenas audible que hizo que una corriente caliente me recorriera desde los dedos de mis pies hasta mi núcleo, erizando mis vellos por completo. Sí su intensión era ocultarla, fracaso rotundamente.

Fue una risa masculina, gruesa y aguda que hizo que mi centro palpitara. Esta mal que eso me ponga caliente y aún así, lo hace. Me pone y mucho para mi desgracia.

Me muerdo mi labio inferior y cruzo mis piernas, acomodanme en el asiento ahora hirviendo por completo por algo que no debería de estar sintiendo, pero ahora mismo mi razonamiento se ha ido al tener en cuenta lo cerca que su mano, la que descansa sobre el porta vasos, de mis muslos. Solo un poquito que la mueva y...

Controlate.

Tan jodidamente cerca que mi corazón parece martillar mi pecho y esa parte irracional de mi quiere que me toque, que ponga su mano sobre mi muslo y que apreté como sí yo le perteneciera.

Me muerdo aún más mi labio inferior y dejo salir un suspiro que más que un suspiro sonó más como un jadeo frustrado. Y sí que estoy frustrada. ¿Desde cuándo fantaseo por qué alguien me toque, y no cualquiera, sino él?

Un hormigueo me recorre y una estela de lujuria hace que mi respiración se acelere al sentir su filosa mirada en mi, en mis muslos, donde yo quiero que me toque y que la deslice hasta llegar a mí punto más sensible que grita por ser tocada.

Me vi tentada a verle, verificar si en verdad me está mirando o solo es producto de mi imaginación, pero no lo hago aúnque me hubiera encantado sacarme de duda de que si esos profundos posos azules estaban sobre mi. En su lugar solo me giro a ver por mi ventanilla e inconscientemente bajo la ventana y solo cuando el aire frío choca en mi cara me doy cuenta de lo afectada que estoy por él, por su perfume masculino inundado mis pulmones... por su presencia.

Pero todos ese calor se desvaneció y en su lugar lo único que pude hacer fue fruncir el ceño y la inquietud se formó en mi interior por alguna razón inexplicable y rara al ver la mansión Score encendida. No estamos cerca de ella, para nada, pero es lo suficientemente grande y suficientemente llamativa esa jodida mansión que hasta esta distancia se puede ver perfectamente claro.