IV

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Hoy se ve triste, parece enferma. Su cabello luce apagado, igual que sus ojos, que están levemente hinchados y rojos, debe haber estado llorando hace poco.

Me encantaría correr hacia ella y estrecharla entre mis brazos, decirle que todo se arreglará y que siempre me tendrá a mi, que nunca la dejaría sola.

Ella sigue colocando libros.

Libros que ni ahora pueden sacarle una sonrisa.

Mientras la observo noto que un sollozo se escapa de sus labios y lágrimas se deslizan por sus suaves mejillas. Agarro los pelos de mi cabello y los estiro con frustración.

A la mierda todo.

Me levanto decididamente y me acerco a ella cuidadosamente. Parece frágil, como si fuera de porcelana.

Bibliothécaire|| n.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora