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La relación "perfecta"



La relación "perfecta"

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Los primeros meses fueron un auténtico sueño, una especie de burbuja en la que todo parecía perfecto.

Max y Checo compartían cada instante posible, como si el tiempo fuera una cosa muy valiosa que temían perder.

Cualquier oportunidad era válida para estar juntos.

Cuando no podían verse, las llamadas telefónicas se alargaban hasta altas horas de la madrugada. Hablar hasta quedarse dormidos era una rutina en la que ambos estaban acostumbrados, como si sus voces fueran el único consuelo necesario después de un día ajetreado. No necesitaban de nada más.

Sergio tenía una forma única de hacer que Max se sintiera el centro del universo. Había algo en la manera en que lo miraba, en la suavidad de sus palabras, que hacía que Max sintiera que no existía nadie más.

Todo lo que hacía Sergio giraba en torno a él y esa atención constante lo hacía sentir especial, querido de una manera que nunca antes había experimentado.

Max, acostumbrado a ser más reservado, se encontró disfrutando de ser el foco de ese cariño desbordante.

— No sé qué haría sin ti — le decía Sergio durante esas largas conversaciones nocturnas, con la voz cargada de sinceridad—. Eres todo lo que siempre necesitaba en mi vida.

Max, aunque a veces dudaba si realmente compartía la misma intensidad de sentimientos, no podía evitar sentirse embriagado por las palabras de Sergio. Era como si una parte de él hubiera esperado toda su vida por alguien que lo viera de esa manera, que lo amara con tanta devoción como lo hacia Checo.

Aunque su carácter era más sereno y reservado, comenzó a dejarse llevar por la energía despreocupada de Sergio.

Era fácil hacerlo ya que Sergio irradiaba una alegría y una relajada actitud que resultaban contagiosas.

Las citas se volvieron cada vez más espontáneas: planes que surgían en el momento como escapadas a cualquier lugar como la playa más cercana o cenas improvisadas en algún restaurante pequeño en las que siempre terminaban riendo hasta el cansancio.

Las noches que inicialmente eran tranquilas y reconfortantes, empezaron a ser más intensas, llenas de sesiones de sexo y conversaciones que parecían no tener fin.

Y en medio de todo, estaban los pequeños gestos románticos que Sergio no dejaba de hacer, como enviarle notas sorpresa o dejarle mensajes en su celular que Max encontraba al despertar.

Sergio era un torbellino de emociones, una fuerza que arrastraba todo a su paso y Max se sentía arrastrado por él, incapaz de resistirse a la intensidad de la relación.

Sickly (Enfermizo) - Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora