Me encontraba en mi oficina como siempre, revisando que todo valla bien. Termine mi trabajo exactamente a las 2:00 de la madrugada la misma hora de siempre, revise que estuviera todo bien en la empresa, me despedí del guardia e hice mi camino a casa, ya que el auto estaba en el taller tuve que ir caminando. Pase por un callejón para cortar camino, comencé a escuchar ruidos acelere mi paso, miré atrás y no había nadie regrese mi vista al frente y me encontré con la silueta de un hombre alto, no lo lograba ver bien por la oscuridad de la noche pero sí vi que este traía el gorro de su suéter puesto y en su mano derecha un arma. Retrocedí varios pasos tocando con mis manos los botes de basura que se encontraban en aquel callejón.
-¡Shshsh! No amigo, no lo hagas sólo queremos jugar -. Dijo aquel hombre.
-Po... por fa... favor... no... no... me hagas daño -. Murmuré tembloroso.
Escuche los aplausos y carcajadas del otro extremo del callejón miré rápidamente y me encontré con otros tres hombres, pero me sorprendió ver a un niño de aproximadamente unos 9 o 11 años casi la edad de mi hija.
-¡Vamos Stev comienzas a aburrirme! -. Gritó uno de los hombre que se encontraba al otro lado del callejón.
Stev me miró comenzó a avanzar cada vez más a hacía mi, saco su arma dejándola ver bien. Esta era una navaja me apunto con ella e hizo unos movimientos indicándome que me tirara al suelo.
-levante las manos en alto e hice lo que me indico.- Por... Por fa... favor... les daré.... mi... mi dinero... to... todo... lo... lo que... quieran -. Susurré con un nudo en la garganta.
-¡Yo no quiero ser parte de esto! -. Gritó el más chico de ellos y se echo a correr.
-¡Ve por el maldito mocoso, Rex! -. Ordeno nuevamente el mismo sujeto. - ¡vas a matarlo o no, Stev!
Miré nuevamente a este pero esta vez lo vi borroso, toque mi estomago y este sangraba comencé a escupir sangre de la boca, Stev saco su navaja de mi estomago y la paso una y otra vez por todo mi cuerpo. Escuche la risa de aquel hombre, mis ojos se cerraron lentamente viendo por último la fría sonrisa de Stev.
