05

73 5 0
                                    

Renata salió de la ducha, sintiendo cómo el vapor aún se deslizaba por las paredes del baño. Envolvió su cuerpo en una toalla blanca, suave y acogedora, mientras se acercaba al espejo. Con la mano, limpió el cristal empañado, revelando su reflejo. Sonrió al verse, pensando en la cita que tendría esa noche con Leandro. Había algo en él que la intrigaba, un magnetismo que no podía ignorar.

Se dirigió a su habitación, el corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual. La emoción y los nervios se entrelazaban en su pecho. Se aplicó crema por todo el cuerpo, disfrutando del aroma suave y floral que la envolvía. Luego, se peinó con cuidado, dejando que sus cabellos húmedos cayeran sobre sus hombros antes de secarlos con una toalla.

Al ver su cabello aún mojado, lo seco y decidió plancharlo para darle un acabado más pulido. La plancha deslizándose por sus mechones era casi terapéutica; cada hebra caía en su lugar, dándole un aire de sofisticación. Luego, se maquilló de manera sutil: un poco de rímel para resaltar sus ojos oscuros y una sombra negra que realzaba su mirada intensa. Finalmente, aplicó un gloss brillante en sus labios.

Cuando se miró en el espejo una vez más, se sintió lista para deslumbrar. Se puso un vestido negro ceñido que acentuaba sus curvas y unos tacones altos que la hacían ver aún más esbelta. Al finalizar su preparación, miró su teléfono y vio un mensaje de Leandro: "¿Estás lista? Si no, puedo esperar".

Sonrió al leerlo y le respondió rápidamente: "Ya estoy lista". Apenas unos segundos después, recibió otro mensaje: "Estoy abajo". Con una mezcla de emoción y nerviosismo, salió de su departamento.

Al llegar a la entrada del edificio, vio a Leandro apoyado contra su auto deportivo negro, mirando su teléfono. Pero al sentir su presencia, levantó la vista y sonrió. Era una sonrisa genuina que iluminaba su rostro cansado por la fama y las presiones mediáticas.

—Hola —saludó Renata con una sonrisa tímida.

—Hola —respondió Leandro—.Estas hermosa

—Gracias —dijo ella mientras él intentaba abrirle la puerta del auto.

—No es necesario —interrumpió ella con una risa suave

Él sonrió de nuevo, admirando su independencia mientras ambos se subían al auto. El trayecto hacia el bar fue ligero; charlaron sobre temas triviales y risas compartidas llenaron el aire.

Al llegar al destino, Renata se dio cuenta de que el "bar" era en realidad un restaurante lujoso, el más exclusivo de Roma. Miró a Leandro confundida.

—¿Esto es un bar? —preguntó con una ceja levantada.

—No puedo darle alcohol a una señorita sin antes darle de comer —respondió él con una sonrisa traviesa.

Ella soltó una risa melodiosa mientras ambos bajaban del auto y se adentraban en el elegante local. Al sentarse, Leandro llamó al mesero y pidió carne para él antes de mirar a Renata.

—¿Y vos? —le preguntó.

—Lo mismo —respondió ella sin dudarlo.

Ambos pidieron un vino tinto para acompañar la cena y comenzaron a charlar mientras esperaban la comida.

—Este lugar tiene una excelente reputación —dijo Renata mirando el menú—. ¿Viniste alguna vez? Dicen que la pasta es la mejor acá.

—No, es la primera vez que vengo aquí —admitió Leandro—. Pero escuché que está buena. Aunque la verdad... no tengo mucho tiempo para salir a cenar últimamente.

Renata notó los sentimientos de Leandro detrás de sus palabras; era evidente que los medios no le daban tregua desde su separación.

—A veces ser el centro de atención puede ser abrumador —dijo ella con empatía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐈𝐍𝐄𝐒𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 - 𝐏𝐚𝐫𝐞𝐝𝐞𝐬 (+𝟏𝟖)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora