Mamá es un robot

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Angeline

Bueno, pensé que papá te lo dijo.. No importa, en pocas palabras.. mamá es un robot — Esperó mi reacción.

Yo mantenía un rostro neutro, pero al pensar que era un decir o una broma, sonreí, totalmente ingenua.

— Sí, claro que lo es.— Dije con el sarcasmo que pensé que él también llevaba, o que al menos había captado.

— Sí.. pero, en serio lo es. — Me sonrió, con nervios. —  Bueno, es técnicamente un invento de papá, así que eso explica el porque se ve tan jóven.

— Oh, eso.. ¿es posible? — Por una parte, lo creía, pero por otra era imposible.

— Deberías saberlo, y muy claro. ¿Donde creciste no te enseñaron los avances de todo? ya sabes.. la tecnología. — Su tono al final de la pregunta sonaba algo.. ¿cómo decirlo?.. como niño rico.

Negué con la cabeza, primero lento y luego rápido. Se nota que solo era algo así como una de esas señoras que apenas y puede usar la cámara de su celular, Facebook y mensajes.

— Bien.. no sé mucho de tí, papá me habló de tí hace como dos días.. ¿Te parece bien si empezamos por allí? — Me sonrió y se acomodó en el sillón.

— Claro, aunque pareces psicólogo más que mi hermano. — Bromeé.

— Ser líder tiene sus partes buenas y malas. — Me sonrió.

— Sí.. bueno, volviendo a mi tema.. pues, no hay mucho que decir. Solo fuí criada en un orfanato sin más tecnología que un reloj para despertar, radio y.. — Hice una pausa corta. — Y.. de casualidad, ¿aquí tienen celulares?

— Sí.. bueno, menos papá, mamá y Pogo. Yo estoy a cargo de eso, es decir, de lo que tengan en el contenido de sus teléfonos. Probablemente papá te otorgue uno muy pronto. — Me explicó.

— Pero ya tengo uno, no será necesario.

— Tal vez si lo será, ya sabes, para que sea específicamente para temas de la academia. — Gracias a Dios este si que me tenía paciencia.

— Ah, entonces está bien. — Sonreí, acompañada de una risa nerviosa.

Luther pudo notar esa pizca en mí. Y que raro, porque es hombre, normalmente ellos no entienden nada, menos sobre mujeres.. ¿a solo de que tuviera a una muy cerca?

— Bueno, creo que es todo, por ahora. — Me dio una sonrisa amable, luego se puso de pie. — Cualquier duda, consultas conmigo, pero por favor, nunca con Klaus.

— ¿Es muy malo? — Tenía una pizca de duda, pues desde que los atendí en Griddy's, lo trataban mal, pero era raro.

— Digamos que le gustan las sustancias ilegales y las bebidas con alcohol. — Me dio una última sonrisa, la cual devolví con la misma amabilidad que él me dió.

En cuanto se dio la vuelta para irse, pensaba en qué podría hacer, como explorar todo, pero recordé que Luther dijo que esta era una manzana entera, cuarenta y dos cuartos y diecinueve baños y se me quitaron las ganas.

— Si que ahora vivo en una casota.. pero de qué me sirve si no están mis ratas. — Sabía que llorar más o seguir lamentándome no serviría de nada. Los volvería a ver, pronto, tal vez, eso espero.

No me quedaba de otra más que explorar lo poco que se veía interesante. La mansión daba miedo, pero a la vez me encanta el estilo viejo y las decoraciones probablemente demasiado caras.

— Supongo que Luther ya te explicó todo, ¿verdad? — Su voz me hizo sonreír.

— Si, viven en una cárcel.. bueno, vivimos. — Me dí la vuelta, allí estaba Diego con la sonrisa bien puesta.

Mi Alma es Tuya - Cinco Hargreeves, o..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora