Kira inhaló profundamente mientras comenzaba su ascenso por la Torre del Vigía, sintiendo cómo el aire frío y pesado de Endor rozaba su piel. El viento parecía susurrarle advertencias, pero ya no era la exploradora asustada de antaño. Ahora, cada paso que daba resonaba con seguridad, aunque en el fondo sabía que la verdadera confrontación aún estaba por llegar.
La Torre se alzaba como una estructura colosal y sombría, con su piedra negra reflejando la mínima luz que caía sobre ella. A medida que Kira se acercaba, sentía la creciente presión en la Fuerza, como si todo el edificio estuviera saturado de una energía oscura, envolvente, que la observaba y evaluaba. Cada piedra de esa antigua construcción parecía tener memoria, como si las antiguas batallas entre Jedi y Sith todavía resonaran en sus muros.
Mientras subía los primeros escalones que llevaban hacia el interior de la torre, la oscuridad se intensificó. Ya no podía ver ni siquiera la luz exterior. Solo quedaba un túnel estrecho y oscuro que se extendía hacia lo desconocido. Sin embargo, no estaba sola. Podía sentir la presencia de Malakar en algún lugar por delante, esperando, observando. Y más allá de eso, podía sentir una guerra interna en su interior. Kira sabía que esta batalla no sería solo física, sino mental, y Malakar lo había diseñado de esa manera.
La joven guerrera sacó el sable de luz de Dorin y lo activó. El familiar zumbido azul llenó el aire, cortando la oscuridad con una luz brillante, aunque tenue frente a la inmensidad de las sombras que la rodeaban. Mientras avanzaba, el suelo bajo sus pies temblaba ligeramente, como si la misma torre respondiera a su presencia.
De repente, Kira escuchó una voz baja y grave resonar en su mente.—Kira... Era Malakar. Su voz, una mezcla de susurro y eco, parecía venir de todas partes a la vez, jugando con sus sentidos, tratando de hacerla dudar.
—¿Realmente crees que puedes detenerme?—La voz de Malakar era seductora y amenazante a la vez.—Te has entrenado, has superado desafíos... pero no entiendes el verdadero poder. El lado oscuro es más fuerte, y tú lo sientes, lo sabes.
Kira cerró los ojos por un momento, tratando de ignorar esas palabras. Yoran la había preparado para esto. Sabía que Malakar intentaría entrar en su mente, sembrar dudas, debilitar su espíritu. Pero también sabía que solo ella tenía el control de su destino. La tentación del lado oscuro era poderosa, pero su fuerza residía en su resistencia.
Siguió caminando, ascendiendo por la torre, hasta que llegó a una gran sala circular. En el centro, una plataforma elevada, y en ella, lo vio por primera vez: Malakar.
El antiguo Sith estaba envuelto en una túnica negra que parecía absorber la luz a su alrededor. Su rostro, oculto en sombras bajo la capucha, mostraba solo un par de ojos brillantes que irradiaban poder y malevolencia. Flotaba en el aire, rodeado por una neblina oscura que vibraba con energía pura del lado oscuro.
—Sabía que vendrías...—dijo Malakar, su voz reverberando en la sala.—Todos los caminos te llevan aquí. Tu destino siempre ha sido enfrentarte a mí. Pero, ¿crees que puedes vencerme? Incluso Dorin, tu maestro, no pudo resistir el poder del lado oscuro. Y tú... tú eres débil, apenas has empezado a comprender la Fuerza.
Kira, aún sosteniendo el sable de luz encendido, dio un paso adelante, enfrentándolo con el mentón en alto, aunque su corazón latía con fuerza.—No soy Dorin, y no caeré en la oscuridad como tú.
Malakar rió suavemente, una risa que no tenía alegría, solo frialdad.—La oscuridad no es una elección, Kira. Es un destino. Mira a tu alrededor, siente el poder en esta torre. Está dentro de ti también, esperando a ser liberado.—Con un simple gesto de su mano, una oleada de energía oscura recorrió la sala, empujando a Kira hacia atrás, casi haciéndola perder el equilibrio.
Kira apenas logró mantenerse en pie. Sentía la inmensa presión del poder de Malakar aplastándola. El miedo que había sentido al comienzo del ascenso regresaba, pero esta vez, estaba más claro. La verdadera batalla que tenía que librar no era contra Malakar, sino contra el miedo y la duda dentro de ella.
—El miedo es tu enemigo, Kira.—recordó las palabras de Yoran.—El miedo lleva al odio, y el odio lleva a la destrucción.
Recomponiéndose, Kira cerró los ojos, concentrándose en la Fuerza. En lugar de dejarse llevar por la desesperación, respiró profundamente, sintiendo la energía fluir a través de ella, canalizando su calma y su determinación. Con el tiempo, su conexión con la Fuerza había crecido, y ahora era el momento de poner a prueba todo lo que había aprendido.
Con un grito de determinación, Kira dio un salto hacia adelante, arremetiendo con su sable de luz contra Malakar. El Sith lo detuvo fácilmente con su propia hoja roja carmesí, y el sonido de los sables al chocar resonó en toda la sala. La energía crepitante llenaba el aire mientras ambos se movían a una velocidad vertiginosa, lanzando ataques y bloqueos en una danza mortal.
—Eres fuerte, Kira.—Admitió Malakar mientras intercambiaban golpes.—Pero nunca lo suficiente. Siempre habrá oscuridad en ti, esperando a devorarte.
Kira no respondió. En lugar de eso, dejó que la Fuerza la guiara, esquivando los ataques de Malakar con agilidad y precisión. Cada movimiento era más rápido, más fluido, como si la Fuerza misma la estuviera sosteniendo y fortaleciendo. A medida que la batalla continuaba, Kira sintió algo dentro de ella: no solo la conexión con la Fuerza, sino un equilibrio. El equilibrio que Yoran le había enseñado, el control sobre sí misma.
—La batalla está dentro de ti.—Recordó las palabras de su maestro.—Si controlas tu interior, ningún enemigo puede vencerte.
En un instante de claridad, Kira comprendió lo que tenía que hacer. Dejó de atacar con furia, dejó de intentar derrotar a Malakar con la fuerza bruta. En cambio, centró su mente en la luz, en la paz que había aprendido a cultivar. El odio de Malakar no tenía poder sobre ella.
Con una última estocada, Kira bloqueó el golpe de Malakar y, usando la Fuerza, lo empujó hacia atrás. El Sith tropezó, sorprendido por la repentina fuerza de su oponente. Kira bajó su sable, observándolo con calma.
—No necesito derrotarte con odio, Malakar.—Dijo, su voz firme y serena.—El verdadero poder está en el equilibrio. Y no puedes quitarme eso.
Malakar, debilitado, soltó un rugido de frustración. Pero Kira sabía que la victoria no estaba solo en destruir a su enemigo, sino en resistir la oscuridad dentro de ella misma. Y había vencido.

ESTÁS LEYENDO
El Último Guardián de Tython. #copafenix2025
FanfictionEl Último Guardián de Tython cuenta la historia de Kira, una intrépida exploradora y cazadora de tesoros obsesionada con los secretos Jedi y las antiguas leyendas de la Fuerza. Cuando encuentra un holocrón Jedi en ruinas olvidadas, desata sin saberl...