Capítulo 18

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Anoche no volví a la casa de Mason, no quise afrontarlo. Me despierto en la cama de Riley viendo como los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana, revivo por vigésimo octava vez los acontecimientos de ayer, cuando me reuní con Ry estaba tan borracha y contenta bailando con los chicos que no se percató de lo tensa que estaba, en cambio los chicos si, por lo menos Dean y Scott ya que Tyler no estaba por ningún lado, lo cual agradecí, porque no hubiera podido reaccionar despreocupadamente. Scott nos trajo a casa después de mandar un mensaje por el grupo informando a quien quisiera saberlo de que nos íbamos y no queriendo hablar directamente con ninguno de los hermanos. Cojo el móvil de la mesilla de noche y compruebo una vez más que no tengo notificaciones de Mason, me armo de valor y mando el mensaje que llevo posponiendo desde anoche.

Edén: podemos vernos?

Riley debe de notar el movimiento que hago al incorporarme porque se despereza bostezando sonoramente y no puedo evitar una sonrisa al mirarla. Nunca he tenido una amiga tan ruidosa y despreocupada como ella.

—Buenos días. —le digo mientras le paso una taza del café que preparé minutos antes. —Está algo templado, lo siento.

—Café es café. —responde bebiéndose prácticamente la mitad de un trago. —Recuérdame que deje que te quedes más a menudo.

—Sólo me quieres porque te hice café.

—En su mayor parte. —me dedica una resplandeciente sonrisa y me toca la punta de la nariz con su uña rosa. —también eres el ser humano más bonito con el que he despertado. —me rio mientras la golpeo con uno de los cojines que cayó al suelo durante la noche.

—Anoche hice algo malo. —comento mordiéndome las uñas. Riley deja de reírse y me escucha mientras le cuento todos los sucesos de anoche.

...

Después de escuchar los consejos de Ry y comprobar que mi amiga es una pervertida me bajo del taxi y camino hacia el portal, compruebo por decima vez el mensaje, respiro hondo y entro cuando una señora abre, una vez llego a su puerta toco dos veces y espero, tengo los nervios a flor de piel. He venido a por respuestas o por lo menos a intentar tener alguna a las preguntas que me rondan por la cabeza desde que los vi en aquella cafetería, por eso casi no puedo camuflar mi decepción cuando la persona que me abre la puerta no es la que me esperaba. Dean me abre la puerta y me escanea de arriba abajo, le pedí por segunda vez ropa prestada a Riley por lo que voy en un colorido chándal rosa, y qué decir de que no es un color con el que suela vestir.

—Vaya limón, desde luego el rosa no es tú color. —dice cachondeándose de mí.

—Ja ja, muy gracioso, ¿qué haces aquí? —pregunto estirando el cuello e intentando mirar por encima de su metro ochenta y cinco.

—Hoy como tú, me he querido disfrazar. Te presento a Dean el fontanero. —se señala a si mismo y es ahí donde me percato de que lleva la parte delantera de la camiseta mojada, igual que sus convers. Lo miro con el ceño fruncido hasta que se hace a un lado y veo el estropicio que hay en el salón.

—Dios mío, ¿qué ha pasado? —ante mí veo a los chicos rodando muebles y achicando agua. Están todos, incluido Mason que me mira con diferentes expresiones en sus ojos, solo llego a detectar un rastro de decepción mientras sigue recogiendo ropa del suelo y metiéndolas en bolsas de basura.

—Hola galletita, ¡bonito chándal! —exclama Scott mientras pasa la fregona de malas maneras por el suelo.

—Déjame eso anda, más que ayudar, estorbas. —dice Tyler mientras le arrebata la fregona, Scott complacido consigo mismo me guiña un ojo mientras se tira encima del sofá que tiene toda la parte inferior de la tela completamente empapada provocando un ligero sonido de chapoteo por el peso del rubio.

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⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

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