Capitulo 30: El dolor que compartimos

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~Nuestra vida estuvo llena de antibajos, solo nos teniamos el uno al otro. Pero la vida fue tan cruel que hizo que me enamore de quien menos esperaba: Mi hermano mayor Fuutarou.

. . .

La habitación del hospital estaba envuelta en un silencio sepulcral, solo interrumpido por el débil sonido de los monitores y el llanto desgarrador de Raiha y Fuutarou, quien sostenía la mano de su padre, Isanari, mientras lágrimas cálidas resbalaban por su rostro. Raiha, su hermana menor, se aferraba a su brazo, su mirada perdida en un mar de dolor.

Un policía había llegado horas antes, con una noticia que había cambiado su mundo para siempre. Un accidente, un error fatal, y sus padres yacían en ese hospital, luchando por sus vidas. Ahora, en este momento, solo quedaba decir adiós.

Isanari, con voz débil pero llena de amor, miró a Fuutarou y susurró:

—"Cuida a Raiha, hijo. Protégela siempre. Ella es todo lo que nos queda".

Su mano se debilitaba, pero Fuutarou la sostuvo con fuerza, como si pudiera retenerlo en este mundo.

Akane, su madre, con los ojos cerrados, habló con voz apenas audible:

— "Raiha, mi pequeña, solo ama a tu hermano. Él siempre estará ahí para ti".

Raiha asintió, sollozando, mientras se aferraba a Fuutarou.

Fuutarou jamas pudo olvidar el día que llegaron al orfanato, después de la muerte de sus padres. El dolor y la soledad habían sido sus compañeros de viaje. Pero él había jurado proteger a Raiha, mantener su inocencia a salvo en un mundo cruel.

Raiha, con ojos brillantes de lágrimas, miró a Fuutarou y susurró:

—"Nunca te dejaré, hermano". Fuutarou sonrió débilmente, sabiendo que su corazón estaba partido entre el dolor y la responsabilidad.

Isanari y Akane exhalaron su último suspiro, rodeados de sus hijos, que lloraban desconsolados. La habitación se sumió en un silencio aún más profundo, como si el tiempo mismo se hubiera detenido.

Fuutarou, con la mano de su padre aún en la suya, sintió un peso abrumador en su corazón. Sabía que debía ser fuerte, para Raiha, para él mismo. Pero en ese momento, solo podía llorar, desgarrado por el dolor y la pérdida.

La oscuridad cerró sobre ellos, como una noche sin estrellas. Pero en el corazón de Fuutarou, una llama seguía ardiendo, una promesa de proteger a Raiha, de cuidarla siempre, a pesar de todo.

Mientras veía a sus padres despedirse, sentía que todo había sido en vano. El sacrificio, la lucha, la determinación... todo parecía haber sido una escalera que conducía a un destino inesperado: el amor de su propia hermana menor.

. . .

La calle estaba vacía y oscura, solo iluminada por las escasas luces de las farolas. El sonido de pasos apresurados resonaba en el aire, seguido del jadeo de unos hombres que perseguían a un niño desesperado. Fuutarou, con solo 15 años, corría por su vida, con una bolsa de pan en manos.

De repente, los hombres lo acorralaron en un callejón oscuro y estrecho. Fuutarou intentó defenderse, pero era demasiado débil. Los hombres lo golpearon sin piedad, hasta que cayó al suelo, sangrando y jadeante.

Uno de los hombres le arrebató un pan de la mano y se rió.

—"No tienes derecho a robar", le dijo, antes de escupirle en la cara.

Fuutarou se levantó, con dificultad, y tomó el pan que le habían tirado. Se dirigió hacia un pequeño parque cercano, donde encontró a Raiha, su hermana menor, durmiendo en una banca.

¿Por que tuve que enamorarme de ti? - (Fuutarou x Raiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora