Nueva ciudad. Nueva vida.
Eso no significa que será buena...
León, un joven con una nueva oportunidad de vida, se ve envuelto en una nueva ciudad plagada de pandillas.
Por malas decisiones, y su estúpido sentido de justicia, deberá comenzar a pen...
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Narra Ydrex.
Desde el momento que León entró al lugar, supe que algo no iba bien. Todos quedamos inquietos viendo cómo León avanzaba con dificultad en su respirar, como si hubiese corrido mucho para llegar aquí. ¿Un ataque?, no. Tendría lastimaduras o ya lo habría dicho. Él se acercó con pasos pesados hacia Agustina, clavándole una mirada desafiante.
—León —lo llamó nerviosa Agustina—. ¿Qué es lo que pasa?
El novato ignoró con los ojos a mi segunda mano, dirigiéndose de pleno a mí.
—Ví a Agustina junto a Mamba —confesó aún cansado—. Y no me gustó nada su actitud.
Aunque no dije nada, y mantuve mi actitud calmada, sentí un baldazo de agua fría.
—Pero… ¿De qué hablas, León? —intentó disimular Agustina. Intentaba mantenerse firme, pero logré notar el temblar en su voz—. Solo fue un roce entre pandillas, suceden todo el tiempo.
—No parecía un roce. Estaban hablando como si fueran amigos, con sonrisas y toques de por medio —declaró León. Su enojo era visible—. ¿Desde cuándo nos tratamos así con nuestros enemigos?
—¡Mientes! —levantó la voz enfurecida, mientras sus manos temblaban, intentando ocultar su nerviosismo en una faceta agresiva—. Lo insulté de cabeza a pies. No dejes que su facilidad para manipular te manipule.
—Deja de mentir, desgraciada —soltó, marcando las venas en su cuello. Su ira se estaba saliendo de control.
—León, deja de insultar a tu segunda líder —interferí por la falta de respeto. Aunque también sabía que había algo raro aquí. Me dolía solo el pensar en una posible traición.
—Yo nunca le sería desleal a Rip Gang —comentó Agustina—. Ydrex lo sabe bien. Seguro esto quiere mamba.
—“Nos veremos pronto”, fue lo que me dijo antes de irse —agregó León—. Iré a preguntarle directamente a él.
—Basta, León —me puse de pie, dirigiéndome serenamente, pero tajante hacia mi segunda al mando—. Agustina, notó como tu voz tiembla cuando hablas. Dime. ¿Qué te dijo Mamba?
Ella agachó la cabeza, pensativa. Sabía que no podía escaparse de la verdad. Temí lo peor.
—Él… él quería hacer un trato conmigo —confesó tocándose las manos—. Pero obvio yo no acepté, Ydrex. Nunca te traicionaría.
—¿Y por qué no dijiste eso antes, maldita? —preguntó León muy agresivo, siendo detenido por Gerónimo.
—Eso es lo que necesitamos saber —intervine, mi mirada fija en Agustina—. Esto no se acaba aquí. Nos ocuparemos de esto a fondo. Pero ten claro, Agustina, que si descubro una sola mentira más, serás tú quien pague las consecuencias.
