Nacidos del Abismo Arco 2

Capítulo 33: Victoria fácil

En un claro iluminado solo por las luces tenues de la luna, Kaguya y Elisa se enfrentaban, la tensión entre ellas era palpable, como si el mismo aire se rompiera en fragmentos invisibles al contacto de sus miradas. Kaguya dio un paso al frente, su sonrisa fría reflejaba la determinación inquebrantable de alguien acostumbrada al dolor y sufrimiento.

Kaguya: Eres más terca de lo que pensaba. ¿No te han enseñado cuándo retirarte? Dijo con una sonrisa de oreja a oreja

Elisa: Con una sonrisa burlona y sin apartar la vista de Kaguya, respondió con un tono tranquilo, casi desafiante No necesito lecciones de alguien que no entiende nada de un combate serio...

Sin mediar más palabras, Kaguya avanzó con rapidez, sus movimientos eran tan certeros y precisos que parecían cortados del mismo tejido de la noche, sin embargo, Elisa reaccionó con velocidad, desviando cada ataque con una facilidad que denotaba su experiencia. Kaguya lanzó una serie de golpes, pero Elisa, ágil y letal, esquivaba cada uno de ellos, hasta que finalmente, en un movimiento fugaz, consiguió cortar la mejilla de Kaguya con sus garras.

Kaguya: Sonriendo forzadamente aguantando el dolor mientras la sangre recorría su mejilla ¿Eso es todo lo que tienes? Debí suponerlo... no eres más que una simple distracción en el camino de mi y de mis amigos.

Sin perder el ritmo, Elisa tomó el brazo de Kaguya con una fuerza inesperada, antes de que Kaguya pudiera reaccionar, Elisa giró bruscamente, aplicando presión hasta que un sonido seco y desgarrador resonó en el aire. El hueso de Kaguya se fracturó con un crujido que hizo eco en el silencio de la noche, la sonrisa de Kaguya se desvaneció por un instante, dando paso a una mueca de dolor.

Kaguya: Conteniendo el dolor en su voz ¡¡Ggh!! Maldita hija de... ¡¡Pagarás por esto!!

En un rápido contraataque, Kaguya levantó la pierna y propinó una patada directa al rostro de Elisa, su pie impactó en la mandíbula con tanta fuerza que un sonido ensordecedor de fractura llenó el espacio. Elisa fue lanzada hacia atrás, pero antes de tocar el suelo, su mandíbula rota comenzó a regenerarse. Con cada segundo que pasaba, el daño desaparecía, dejando su rostro tan intacto como si nunca hubiese sido herido.

Elisa: Reincorporándose, con una sonrisa burlona ¡¿Eso es todo lo que tienes?! Yo pensaba que me darías un mejor reto, perra de mierda.

La rabia en los ojos de Kaguya se intensificó, y su mirada ardía como brasas, pero antes de que pudiera decir algo, Elisa ya estaba a su lado. Su puño se dirigió con precisión milimétrica hacia el estómago de Kaguya, quien apenas pudo reaccionar, el golpe fue tan contundente que Kaguya sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones mientras caía de rodillas al suelo, sin aliento.

Kaguya: Ahogándose y jadeando por la falta de aire Eres... realmente fastidiosa, Kuragami de mierda... pero aún no has terminado conmigo.

Con una mirada intensa y llena de furia, Kaguya levantó la vista, sus ojos reflejaban una mezcla de odio y determinación. Se impulsó hacia adelante, arrastrando el cuerpo para levantarse con dificultad, pero sin ceder un solo paso. Cada movimiento suyo era un testamento de su resistencia inquebrantable, del espíritu de una guerrera que jamás aceptaría una derrota sin luchar hasta el último aliento.

Kaguya: Tratando de respirar con normalidad Te haré pagar por cada herida... y no te permitiré olvidarlo jamás.

Elisa: Con una sonrisa triunfante Entonces, adelante... aquí estoy, esperando tu siguiente movimiento estúpida

Los árboles alrededor crujían como si reaccionaran al aura destructiva que emanaba de ambas luchadoras, Kaguya y Elisa, cuyas miradas parecían capaces de atravesar la misma oscuridad que las rodeaba. Una niebla caliente se extendía por el suelo, el aire estaba cargado de tensión, mezclado con el aroma de sangre y humedad. A cada paso, el suelo se quebraba bajo sus pies, como si la misma tierra temiera su fuerza.